Gonzalo Ibáñez Santamaría


Siguiendo con lo que ha sido la tónica de la oposición en estos últimos días -tratar de fabricarse un protagonismo que no tiene- ahora ha sido el turno de la Democracia Cristiana: ella pide “que el gobierno se deje ayudar” y que acepte cogobernar con representantes de esta oposición*. Es decir, que deje de ser gobierno y que este pase a ser ejercido por una combinación híbrida de partidos y de ideas. Desde luego, no hay ninguna base institucional que en nuestro país pueda ser invocada para sustentar tan peregrina petición. Y, por lo mismo, no se puede acceder a ella. La responsabilidad del gobernante es irrenunciable y no puede ser compartida sin caer en aquello que nuestra constitución denomina “notable abandono de deberes”. El gobierno puede pedir consejos, pero la decisión le corresponde a él solo. En eso consiste gobernar. Tanto es así que no podría excusarse por no haber adoptado una decisión que le parecía oportuna sólo porque esa oposición, ya sentada en la misma mesa que el gobierno, se hubiera opuesto.

De aceptarse lo que pide la Democracia Cristiana se estaría dejando al país, de hecho, sin gobierno o con uno que no es más que un simulacro de tal. Es curiosa esta petición cuando se tiene en cuenta que hace algunos meses estos mismos partidos actuaban abiertamente para derribar al gobierno mediante actos de extremo violentismo. Hoy, cuando ven que esa oportunidad pasó, llaman al gobierno para que los acepte junto a él en una misma mesa para decidir acerca de los destinos de Chile.

Es una demostración más de que la oposición no tiene rumbo. Su apuesta ayer fue a la violencia y hoy, por un hecho impensado como es la pandemia, esa apuesta quedó sin base y la oposición, por lo tanto, sin cartas en la mano. Pero, no nos engañemos. Ya vemos como, por una parte, trata de seducir al gobierno para que la invite a la mesa del poder pero, por la otra, trabaja para volver al escenario de violencia de hace algunos meses, para lo cual ensaya de nuevo utilizar como carne de cañón a los sectores más modestos del país. En las últimas semanas ha habido suficientes casos de violencia que ya no dejan lugar a dudas acerca de sus verdaderos propósitos.

En el caso de la Democracia Cristiana, además, queda claro cómo ella vuelve a sus andadas, cuales son las de servir una vez más de puente para que el comunismo camine después por él para apoderarse del país.

 

@gonzaloibanezsm 25/5/20

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