Gonzalo Ibáñez Santamaría
La denuncia que hizo el diputado Renato Garín, ex de Revolución Democrática (RD), uno de los partidos del Frente Amplio, contra el también diputado Giorgio Jackson, que milita todavía en ese partido, ha causado un justificado revuelo. Jackson repetía una y otra vez que él, como proponía rebajar los ingresos de los parlamentarios en un 50%, “donaba” la mitad de su sueldo a su partido. Garín denunció: “el diputado Giorgio Jackson y la bancada de Revolución Democrática repiten que ellos "donan la mitad" de su sueldo. Esto NO es cierto. El dinero va a un ahorro bancario que ya suma cientos de millones. Con ese ahorro se financiarán sus campañas a la constituyente, reelección y Senado”*. Es decir, Jackson y los otros diputados de RD se donan a ellos mismos.
La falsedad de la información es entonces patente. Jackson ha alegado mucho que ese cargo no se le puede imputar, porque no tiene pensado ir a la reelección, y que esos dineros tienen por finalidad apoyar a nuevos y distintos candidatos. Pero, sea que ese dinero quede bajo el dominio del diputado, sea que vaya efectivamente a las arcas del partido; sea que apunte a financiar futuras campañas de Jackson, sea que apunte al financiamiento de otras campañas, siempre está en juego el interés de Jackson porque por algo él es miembro de ese partido. Su interés y el del partido se confunden en uno solo. O sea, la ayuda no es para nada desinteresada. El serlo así es, por el contrario, lo propio de una donación.
Por otra parte, la dieta está para solventar los gastos personales del parlamentario; y las asignaciones, para solventar los eventuales gastos propios de su vida parlamentaria. Pero, de ninguna manera ni la una ni las otras están concebidas para financiar a los partidos políticos o las campañas futuras de sus titulares. Para los partidos políticos, la ley contempla una forma de financiamiento; y para las campañas, asimismo está contemplado un apoyo por parte del estado. La dieta y las asignaciones se pagan con dineros públicos que deben usarse para los fines para los cuales oficialmente están destinados. Dar a esos fondos fiscales un destino como el que les da Jackson, es una manera de malversar fondos públicos. Incurre este así en la misma ilegalidad que se reprocha a altos oficiales del Ejército y Carabineros que habrían dado a los gastos reservados un uso distinto a aquel que dispone la ley. En derecho, si esos dineros sobran, deben ser restituidos.
Hay también otra conclusión: hechos como los que comentamos pueden suceder por la enorme cuantía a que han llegado los ingresos de los parlamentarios. Si ellos pueden donar o hacer una reserva con el 50% de su dieta y asignaciones, es porque no lo necesitan ni para su vida ni para su trabajo. Es dinero que el estado puede y debe ahorrar para asignarlo allá donde efectivamente se le necesita. Una razón más, por lo tanto, para exigir que esa dieta sea efectivamente rebajada en un 50% a lo menos. Y, tal vez, para que esa rebaja tenga efecto retroactivo. Sobre todo cuando, como hoy día en Chile, los pobres no pueden esperar.
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