Gonzalo Ibáñez Santamaría
Ayer sábado se conoció el texto de una carta enviada por todos los partidos de oposición al presidente de la República pidiéndole aumentar los aportes fiscales para financiar el Ingreso Familiar de Emergencia cuyo objetivo es ayudar a las personas y familias más afectadas por las consecuencias económicas del coronavirus*. En esa carta expresan su “profunda preocupación por la situación que están viviendo millones de familias en el país producto del impacto sanitario, social y económico que está generando la pandemia por Covid-19 en Chile". Y piden "Aumentar tanto los montos como las coberturas respectivas del proyecto de ley de Ingreso Familiar de Emergencia".
La verdad es que las familias están sufriendo consecuencias muy pesadas por esta pandemia, pero no sólo por ella. La precaria situación de esas familias y de muchos chilenos tuvo como primera causa el brutal ataque de que fue víctima todo el país a partir del 18 de octubre pasado. La destrucción del metro de Santiago fue el primer paso, seguido por una violencia y un vandalismo extremos que arrasó con iglesias, comercio, industrias, plazas, calles y caminos, semáforos y mobiliario urbano público, etc. A raíz de esa violencia perdieron su trabajo más de trescientas mil personas y miles de empresas vieron su futuro comprometido. En total, varios miles de millones de dólares fue el costo de la aventura. Hoy, ¡cuánta falta nos hacen!
La misma oposición que ahora se queja estuvo directamente comprometida con esa violencia y fue cómplice muy activo de los inmensos daños que ella produjo y de le enorme pérdida que sufrieron tanto el país como sus sectores más modestos. Hay que ser muy caradura para calificar como consecuencias del coronavirus las que antes que nada lo son de esa violencia que precedió a esta pandemia sanitaria.
Si la oposición quiere ser creíble, que primero reconozca su grave responsabilidad en la situación de fragilidad que hoy presenta la economía chilena, hasta hace poco la mejor economía del continente. Esto último, por lo demás, de alguna manera lo reconoce al final de su carta “Chile hoy, afortunadamente, no enfrenta restricciones insalvables o limitantes absolutas en cuanto al gasto fiscal. Podemos recurrir a más endeudamiento interno y externo”. Así es, podemos hacerlo, pero porque esa economía creció para bien de todos gracias al modelo sobre el cual ella se fundó durante los últimos cuarenta años y que esa misma oposición que ahora reconoce sus benéficas consecuencias no se ha cansado durante igual tiempo de denigrar y de exigir que sea cambiado por otro de corte socialista que solo traerá miseria para todos.
Antes de refugiarse en los resultados concretos de ese modelo, que la oposición reconozca entonces, el enorme beneficio que él le ha traído al país. Ello, junto a su responsabilidad por la violencia que comenzó el 18 de octubre y por los daños que ella trajo. De lo contrario, su carta y su actitud no merecen otro calificativo que el de hipócrita.
Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm/
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