Gonzalo Ibáñez Santamaría
Todos conocemos a estos personajes; el primero, presidente de la república entre 2000 y 2006 y, el segundo, su principal colaborador. Como tales fueron protagonistas de la forma muy eficiente en que el gobierno de entonces empleó el "modelo neoliberal" heredado del gobierno militar y, también, del ajuste que le hicieron a la constitución de 1980 hasta el punto que ella se transformó en la constitución de Ricardo Lagos, pues aparece firmada por éste en 2005.
Hoy, tanto uno como el otro se mueven en las aguas de una izquierda muy distinta a la que encabezaron desde el gobierno. Una izquierda que reniega de ese modelo neoliberal a pesar de los éxitos que éste le dio cuando estaba agrupada en la Concertación. Y que reniega asimismo de esa constitución, tildándola de "pinochetista". Lagos, en vez de defender su obra, ya se desembarcó de ella con la clásica fórmula: "si bien es cierto, no es menos cierto. . . ". Trata así tratando de explicar por qué ahora condena la constitución que el mismo promulgó, alabó y firmó. No queda más que concluir que, si ahora es sincero, entonces en 2005 le mintió al país. Y, junto con él, también mintió Insulza.
De cara a la violencia que azota al país desde hace cuatro meses, han ensayado jugar el papel de moderados, sin mayor éxito. Por eso, hoy tratan de desligar esa violencia del proceso político como si fueran dos fenómenos distintos. Es lo que Insulza ensaya de demostrar en entrevista dada a Emol. Pretende así que él, Lagos y sus partidos, que estarían en el lado de la política, no tendrían ninguna responsabilidad en los daños que esa violencia ha provocado y sigue provocando. Pero, actuando así o son muy ingenuos o definitivamente son cómplices. Esta es, por lo demás, mi conclusión. Son cómplices nada de pasivos sino muy activos.
Nadie, viendo lo que ha sucedido en estos últimos cuatro meses, puede ignorar cómo los actos de violencia han sido un instrumento de terror destinado a provocar resultados políticos. Por ejemplo, la decisión de ensayar el cambio de la constitución política que nos rige fue claramente la consecuencia de la enorme violencia de esos días ¿Alguien puede pensar lo contrario? Y, por cierto, esa violencia seguirá amenazando mientras quienes ocultamente la dirigen no hayan conseguido todos sus fines políticos, esto es, la sumisión de Chile para convertirlo en una nueva Venezuela o nueva Cuba.
Sin embargo, a pesar de esta evidencia, nuestros personajes insisten en que ambos fenómenos están separados, por lo que, por ejemplo, se podría seguir adelante con el cambio de la constitución porque nada tendría que ver con esa violencia. Es, por cierto, una trampa para cazar ingenuos y así conducirlos hacia el Apruebo del cambio constitucional. Ese viene a ser el primer paso en la revolución que ataca al país. Después viene la declaración de la asamblea constituyente como órgano soberano caducando los mandatos tanto del presidente de la república como del Congreso Nacional.
No nos engañemos, estamos en un camino de subversión total. Por eso, antes que sea tarde, es importante frenar este proceso votando Rechazo en el plebiscito.
Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm/posts/2572995576247688?__tn__=K-R
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