Una reflexión faltando 85 días
Gonzalo Ibáñez Santamaría
El día 18 de octubre del año pasado, Chile comenzó a ser víctima de una despiadada acción terrorista con el resultado de una gravísima pérdida material para el país y para sus habitantes, agudizada con la pérdida de cerca de 300.000 puestos de trabajo. Posteriormente, se hicieron presente varias demandas sociales acerca de la previsión, salud, educación y otras. Sin perjuicio de la validez de muchas de ellas, ha quedado claro, con el transcurso de las semanas y de los meses, que el objetivo central de esta violencia ha sido la desestabilización del orden institucional del país y la creación de condiciones que impulsen a Chile por un camino muy similar al que han seguido otros países como Cuba y Venezuela.
Como consecuencia de estos hechos, el gobierno y la mayoría de las fuerzas políticas acordaron llamar a la ciudadanía a un plebiscito para el 26 de abril próximo con el objeto de pronunciarse acerca de la conveniencia de cambiar la actual constitución política, o bien la de rechazar esa posibilidad. En caso de que se apruebe esa opción, se iniciaría un proceso para redactar una nueva constitución siendo posible que ella albergue cualquier contenido. Su redacción comenzaría por una “página en blanco”.
Téngase presente, en cambio, que
1.- La constitución actualmente vigente, aprobada en 1980 y modificada varías veces hasta el texto acordado por todas las fuerzas políticas en 2005, ha servido de base a un proceso de modernización del país, de crecimiento y de mejoría de las condiciones de vida de todos los chilenos que no tiene parangón en la historia del país y que nos ha conducido a estar por décadas a la cabeza de nuestro continente. Es cierto que aún hay falencias y que se puede seguir progresando, pero observemos, junto a lo que falta, lo que se ha avanzado y consolidado. El balance es, sin duda, ampliamente satisfactorio.
2.- Votar “apruebo” significa, como se han encargado de dejarlo en claro quienes lideran esta opción, borrar el pasado y entrar a construir un nuevo país de cuyas bases todo se desconoce. Lo más probable es que esa aventura produzca un país enteramente deformado en el cual la población no sólo pierda todo lo que ha avanzado, sino que retroceda en su calidad de vida a niveles de subdesarrollo y atraso nunca antes vistos en nuestra historia.
3.- No podemos abrir la puerta a una alternativa como esa. Por eso, hemos de defender nuestras instituciones; defender el trabajo realizado en las últimas décadas y defender sus resultados de progreso para todos. Por lo demás, todas las modificaciones y cambios que las circunstancias aconsejen para alcanzar aún mejores resultados pueden sin ningún problema, hacerse dentro del marco constitucional que nos rige.
4.- Por eso, en definitiva, en este plebiscito la decisión prudente, aquella que vela sobre todo por el interés de los grupos más modestos y vulnerables de nuestro país, es la opción Rechazo. Es en torno a ella que todos debemos unirnos.
Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm/posts/2557404447806801?__tn__=K-R
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