Por Enrique Subercaseaux
Trump y Musk se encuentran en Arabia Saudita, comenzando una breve gira por el Medio Oriente.
El impacto fue inmediato. En un foro sobre Inversiones se anunciaron varias cosas: inversiones sauditas en Estados Unidos por cifras muy altas (se habla de 600 mil millones de US$) en diversos rubros, e inversiones en Arabia Saudita, en el ámbito de las telecomunicaciones, la robótica y la Inteligencia artificial.
Vale decir, en tecnología de punta que podrá incidir en los niveles de productividad de esa economía, además de otras en la región. La península arábiga ha dado muestras de poder construir, gracias a su bonanza petrolera, infraestructura física y social para ir sorteando esta carrera de obstáculos que es vivir en pleno siglo XXI.
Pero aún hay más: en su discurso, Donald Trump hizo una fuerte critica al “arreglo”, que esta en vías de desmantelarse, de la injerencia y la tutela de la ideología woke en el mundo. Lo que no se menciona a menudo es que los dictados de Davos nunca tuvieron mayor eco en el Medio Oriente, África o Asia. Maxime hoy cuando ha demostrado no solo su fracaso sino su derroche sideral de recursos, que tiene al mundo al borde de la bancarrota.
Es decir, se esta forjando una Alianza anti “globalismo woke” en donde participaran muchas naciones, y que probablemente ya incluye las “tres grandes”: China, India y Rusia. Es esta una tarea importante ya que la lucha hoy es contra esta neo-izquierda empobrecedora que es experta en manipular sociedades mediante procesos de ingeniería social.
Es este el gran reseteo que si constituye un salvavidas a tantos países que están bajo la tiranía de lo absurdo y la mentira. En su nombre, se ha pervertido la democracia, y se pretende imponer que es lo políticamente correcto, y forzarlo a sociedades que tiene pocas posibilidades de escapar de los edictos inicuos.
Lo que se plantea es muy simple y obvio: la valía del esfuerzo individual y colectivo, la importancia de la verdad y la lucha por la paz global. Como herramientas de desarrollo en el logro de este nuevo paradigma revolucionario (porque si lo es), se utilizan las nuevas tecnologías de punta y la inteligencia artificial como aceleradores en la creación de riqueza y mejor gobernanza.
Vale decir, se busca articular una serie de adelantos que aún no tenían una narrativa especifica, y que ahora buscan impactar en un bien común que, por muchos años, no ha sido prioridad de las “seudo elites” que buscaban influir y gobernar por medios coercitivos.
No es difícil imaginar que muchos lideres, de todos los colores políticos, se entusiasmaran con la idea. Son opciones bien pensadas, con las cuales, a medida que aumente en numero de socios que suscriban a esta nueva modalidad, multiplicaran la promoción de las mismas, dejando la ideología de lado y buscando desarrollar el comercio y la inventiva, es decir, la verdad al servicio del bien común.
Y como si todo esto no fuera suficiente, Trump integra a dos de los países que presentan el mayor peligro de inestabilidad en la región: Siria e Irán. Ellos también tendrán las puertas abiertas para participar en esta nueva bonanza, en la exigencia que abandonen sus pésimas practicas históricas.
¿Sera exitoso el plan? Habrá que ver como se desarrolla el proceso. No puede la gente sino mostrar entusiasmo y buena fe en una solución amplia que traiga Paz, estabilidad y mejores horizontes para la región del Medio Oriente y el mundo entero.
Sera la diplomacia saudita y su persuasión monetaria la que deberá aquietar las aguas en el mundo árabe. Ciertamente un esfuerzo que vale la pena, al menos intentar.
El mundo occidental, claro, deberá luchar contra sus propios fantasmas: el Deep State, la mentira, el “wokismo en retirada” y los viudos de un sistema que estimuló las malas prácticas y derroches por largos años.
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