23 de abril, 2020 

 

 

 

 

 

Enrique Subercaseaux
Director Fundación Voz Nacional


Hoy, lo que hay que buscar son sinergias productivas para ir asegurando mercados. Es posible, por ejemplo, que vuelva el proteccionismo selectivo en ciertas áreas económicas, ya que cada gobierno buscará fortalecer la producción doméstica, su industria autóctona. Pero, al mismo tiempo, el comercio derivará a los intercambios con mayor valor agregado.


Comienzan algunos países a inquietarse por sus economías semiparalizadas. Con razón, ya que la economía y -lo que es mas importante- los ciudadanos serán los más afectados por esta inactividad.

Dependiendo del tejido empresarial de cada país, serán los grandes o las medianas industrias las más afectadas. En Asia, diversos gobiernos han puesto mucha atención en diseñar políticas que alivien la situación de las pymes, que son la espina dorsal de estas economías. Japón, Taiwán, Hong Kong, sudeste asiático e incluso China. Es por ello que se está buscando relanzar la actividad, de manera selectiva, en esta parte del mundo. La tecnología de punta y las aplicaciones de la inteligencia artificial tienen su rol fundamental en formular un nuevo escenario, post-pandemia, de la actividad económica. Se perfeccionarán los flujos de información y las posibilidades de contacto comercial entre personas y empresas.

Es probable que la recuperación en Asia sea en forma de V. Son economías y sociedades más resilientes, y se ha buscado activamente un rol constructivo del sector financiero, asegurando financiamiento en tiempos difíciles. Se espera que aquella parte de este vasto continente que es más activa en términos económicos se convierta nuevamente en un actor dinámico del escenario de recuperación global. Por ello, los ojos de Chile deben estar dispuestos con especial atención en esta región del mundo. Así como se concentró en la década de 1990, cimentando la apertura comercial al Asia, ahora es el momento de una segunda oleada de penetración.

El sector agropecuario es el más importante. Es menester concentrarse en las fortalezas exportadoras de Chile, ya que no hay tiempo que perder. Una de las lecciones fundamentales que deja esta crisis es que asegurar un flujo estable de productos alimentarios es imprescindible para todo país. Respetando, claro está, los gustos y usanzas de cada cultura. Ha sido el turismo masivo el que ha posibilitado ir introduciendo nuevos productos de nuestra canasta exportadora al Asia, ya que los gustos y patrones de consumo han ido expandiéndose gracias a los flujos de turismo multicultural.

Hoy, lo que hay que buscar son sinergias productivas para ir asegurando mercados. Es posible, por ejemplo, que vuelva el proteccionismo selectivo en ciertas áreas económicas, ya que cada gobierno buscará fortalecer la producción doméstica, su industria autóctona. Pero, al mismo tiempo, el comercio derivará a los intercambios con mayor valor agregado. De ahí la atención e importancia de este matiz.

Una enseñanza fundamental de la pandemia es volver a poner el acento en las obligaciones.

Luego, hay que tomar nota de los actores importantes en cada una de las regiones. La influencia de China, Japón y Taiwán en el comercio intrarregional son fundamentales. Y esta realidad no hará más que acentuarse en este nuevo periodo.

De allí que la presencia de Chile debe buscar ser efectiva y eficiente, multiplicando la red diplomática para incluir actores de la sociedad civil que tengan fortalezas en la región. Cada esfuerzo es importante y suma. Y no debe desdeñarse el actor de aceleración y multiplicación de la inteligencia artificial en el comercio. Los gobiernos están activamente impulsando su uso más masivo.

Es importante observar la calidad y la pertinencia de las medidas paliativas que han tomado cada uno de los gobiernos asiáticos para manejar la pandemia. Para proteger la ciudadanía y para proteger su tejido productivo. Es fuerte el contraste con España y nuestra región de Latinoamérica, donde ha sido favorecida la ideología, la ineficiencia y la falta de oportunidad. Emergerán más fortalecidas las naciones que se hayan concentrado en realizar los cambios que amplíen la eficiencia gubernamental, por una parte, y expandido los horizontes de la libertad individual, y colectiva, por otro.

Entiéndase bien. El éxito en controlar la pandemia ha sido una sumatoria de un estamento gubernamental oportuno, transparente, empoderado y sabio. Pero con la activa colaboración de la sociedad civil, que ha actuado como un colectivo para socializar las medidas y las obligaciones que emanan de ellas. Sacar la vuelta, ideologizar el debate, buscar medidas en fórmulas no solo añejas sino probadamente ineficientes e inútiles no harán sino complicar la situación y ralentizar la recuperación.

Una enseñanza fundamental de la pandemia es volver a poner el acento en las obligaciones. Las del Estado, que incluyen las de un buen gobierno, y la de las personas, que es colaborar al máximo en temas del bien común. Este es el matiz que, de manera retrospectiva, separara a quienes salgan adelante con renovados bríos y aquellos que se queden rezagados.

Luego, y con el tiempo, se irán decantando otras nuevas exigencias. Estado más pequeño. Más eficiente y más ilustrado. La tecnología será fundamental y cumplirá un rol central. Y esto por una razón muy simple: la tecnología bien aplicada puede ser ideológicamente neutra. Y lo que las sociedades buscarán es volver al pragmatismo y abandonar las tendencias y las modas de corrección política, que han hecho del mundo un erial donde todo se relativiza, y domina el que es maestro en la gimnasia de la dialéctica y no el que es dueño de la verdad y la experiencia.

La clave, el punto neurálgico del éxito es la intersección entre las líneas de oportunidad y preparación.

Fuente: https://ellibero.cl/opinion/enrique-subercaseaux-la-economia-global-post-cuarentena/

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