Cristián Labbé Galilea


No piense, mi ilustrado contertulio, que esta pluma fue abducida por la pasión de multitudes. Muy por el contrario, el resultado de los últimos acontecimientos futboleros ha sido un factor inspirador para descifrar la contingencia política: si no se juega bien y no se hacen goles, el camino es uno solo… ¡pa´la casa!, y es exactamente eso lo que le está ocurriendo a la oposición.

En lo deportivo se puede ganar o perder, sin más consecuencias que la desazón de los hinchas, más algunos cambios de jugadores, pero en política las repercusiones son bastante más significativas. Cuando no se juega bien no sólo pierden los que juegan, sino toda la sociedad. Una derrota política hace muy difícil recuperar la credibilidad, el rumbo y las ideas que se defienden, especialmente si los responsables se las arreglan para seguir siendo los mismos.

No debiera extrañar a nadie medianamente perspicaz que, a pesar de haber jugado mal en todo, política, económica, social y comunicacionalmente, el gobierno vaya ganando terreno en las encuestas. La razón es muy simple: la oposición, enredada en menudencias electorales, en rencillas internas, y en la defensa de cuotas de poder, ha perdido la oportunidad de aprovechar los respaldos que le ha dado la ciudadanía (4S/7M/17D).

Paradojamente, esta situación ocurre mientras los ciudadanos viven horrorizados con los niveles de delincuencia, violencia, desgobierno, falta de expectativas y tantas otras situaciones que indican que el país está a la deriva.

Un preocupado parroquiano se preguntaba: ¿qué se ha sabido del secuestro y asesinato del Teniente venezolano, del asesinato y quema de tres carabineros, y de cuanto crimen ocurre a diario a vista y paciencia de las actuales autoridades? ¡Nada! ¿Quién puede explicar por qué el Censo no se puede hacer en Temocuicui? ¡Nadie! ¿Quién se hace responsable por la inoperancia para llegar con ayuda a los damnificados de los últimos incendios y catástrofes climáticas? ¡Silencio!

Son muchas las preguntas que están sin respuesta. Mientras, la oposición anda “cazando conejos en el desierto” y el gobierno “tira la pelota para el córner” con temas como: si las especies marinas, incluido el “choro”, son sintientes (ley de pesca); si el voto es obligatorio, pero sin multa; si el reembolso por voto a cada candidato será de $1.500 o $975; si la elección será en uno o dos días…

Lo que podría ser un buen argumento para un reality, es la lamentable situación que vive nuestro país, lo que hace que esta inquieta pluma se pregunte: ¿Cómo despertar a la oposición de este aturdimiento en que se encuentra? ¿Cómo advertir a sus aletargadas directivas que sin un relato encantador, seductor, positivo y con ideas propositivas, no es descartable una derrota en octubre?

Por último, esta optimista pluma concluye que existen las condiciones para que el país recupere la senda de progreso y bienestar, pero para ello es fundamental que los dirigentes de oposición se unan y tomen una actitud que los saque de esta “pichanga de barrio” en la que los ha envuelto la izquierda.

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