Cristian Labbé Galilea
¿Cómo escribir en estos días una columna con un sentido positivo, con un llamado a ser optimistas? ¿Cómo garrapatear unas pocas líneas para levantar el ánimo de nuestros parroquianos? ¿Cómo expresar el simple anhelo de “vamos que se puede”?... ¡Imposible! El circo político es kafkiano.
Vivimos una situación realmente, surrealista y absurda, donde el ciudadano común se siente atrapado en un laberinto sin salida, donde la política se vive sin ninguna lógica, donde todo se asemeja más a una pesadilla que a la vida corriente.
En un país normal, una mente medianamente optimista podría esperar que, por estar próximos (octubre) a una elección de autoridades regionales y locales, campearían los discursos propositivos, elocuentes, convocantes… pero no, lo nuestro es el comidillo, los arreglines, las traiciones, los intereses personales y los demases…
La elección de una Comunista para presidir la Cámara de Diputados es una demostración de lo señalado, no sólo porque se produce en circunstancias en que el país tiene la peor evaluación del actual gobierno, de su incapacidad de gestión y de su nula solución a los problemas reales de la gente, sino porque el comunismo llega a la testera de la cámara por la estupidez de la oposición.
Mas allá de si es relevante o no que sea un comunista quien presida la Cámara, lo que si importa es comprobar que los partidarios de la sociedad libre, teniendo todo a su favor, hayan permitido que una “mononita” octubrista, vestida de un “halo de dulzura”, formalmente sume un nuevo triunfo al comunismo ya instalado como “una metástasis roja” en educación, en trabajo, en defensa, en interior y en cuanto lugar uno se imagine.
De poco sirve centrar la discusión en si alguien “se vendió por un plato de lentejas” (léase, vicepresidencia), si otro por irresponsabilidad no llegó a votar, o si los díscolos negociaban futuras senadurías… El hecho es uno: la oposición, una vez más, dio muestras de su incapacidad para responder estratégicamente al momento que vive el país.
Tan mal está actuando la oposición, que ahora han optado por el camino de impugnar “a tontas y a locas” la elección y censurar a la mesa… tanto así, que esta pitonisa pluma se atreve a vaticinar que sólo se conseguirá consolidar la Presidencia de la “monona comunista” … con bastantes más votos que “el” que la llevó a la testera…
En la oposición, se cruzarán las acusaciones de traiciones, de oportunismo, de felonía y, si la unidad era algo difícil, a partir de este kafkiano incidente parecerá imposible, al punto que el oráculo político advierte que los resultados en octubre pueden ser desastrosos.
Por último… esta optimista pluma, convencida que la adversidad es una oportunidad que no hay que desechar, hace un llamado a los políticos partidarios de la Sociedad de la Libertad a mantener el foco en los objetivos estratégicos y dejar de lado las pequeñeces; y, a nuestros contertulios, los animamos a pensar siempre en positivo… ¡Arriba los corazones! ¡Sursum Corda!
.