Cristián Labbé Galilea


Septiembre siempre sorprende con sucesos increíbles, y este año no fue diferente: con “sana envidia” vimos el cariño, el boato, y el respeto con que el Reino Unido -como un todo- rindió tributo a su Majestad la Reina; mientras, a nivel nacional, corroborábamos con “desazón” que, producto de la ineptitud, la informalidad y la ausencia de “sentido país” del gobierno, así como de su persistencia en “servir” los propósitos de la izquierda radical, cada día nos vamos adentrando más en las “turbulentas aguas” de la división, la polarización y la odiosidad.

Los hechos están a la vista: el “affaire” con el Estado de Israel, la “mañosa” interpretación que se le dio a la Parada Militar y, para qué decir, el “torcido” Discurso en la O.N.U, son algunas de las “sorpresas” con las que el Presidente asombró al país y… al mundo entero.

Al ser tantos los exabruptos gubernamentales, a esta inquieta pluma le preocupa que, producto de una evidente “discapacidad cognitiva”, la sociedad política pareciera estar acostumbrándose a ellos y tomarlos en “chunga”, eludiendo la responsabilidad de “leer e interpretar” lo que esos acontecimientos comunican.

¿Son incapaces de leer lo dicho por la ciudadanía el 4S?... ¿No entienden que lo que les pide el país es concentrarse en los problemas reales de la gente? Pero no… siguen abstraídos de la realidad discutiendo si “las gallinas… tienen o no dientes”.

Tampoco han mostrado capacidad para descifrar lo que la izquierda radical deslizó el pasado 11 de Septiembre: con motivo de los 50 años del Pronunciamiento Militar…, “se vienen con todo” y; ante esa “directa” advertencia, nada mejor que colocarse en “modo avestruz”: esconder la cabeza…cómo reacciona esa “plumífera ave” ante cualquier amenaza.

Así muchos casos, pero el premiado se lo llevó este septiembre el Gobierno y, particularmente, su Titular… quien en cada paso que dio confirmó, además de su “docta ignorancia”, una odiosidad, un revanchismo y un rencor sin límites… que no pudo disimular nunca… ni siquiera al representarnos ante las Naciones Unidas.

Si alguien cree que se trata de “simples lapsus”, craso error, estas (meditadas) conductas, confirman la soberbia y arrogancia, de una corta vida dedicada a “promover utopías” que saben incumplibles. Fue el mismo Presidente quien, con la desenvoltura propia de quien se siente como pez en aguas calmas, lo reconoció ante las Naciones Unidas esta semana.

En suma, todo hábil parroquiano debiera concluir que al señor Presidente este mes “se le vino Chile encima”: el plebiscito del 4S, las banderas, huasos, rodeo, cuecas… y, para rematar… militares, marchas, carabineros, cascos… es decir, todo lo que ha denostado siempre.

Por último, sería aconsejable que alguien haga ver en “Palacio” que no sólo aquí, sino en todas partes… “el pez muere por la boca”, dicho que advierte las implicancias que puede tener “el acto de abrir la boca”, porque no sólo los peces pueden “picar un anzuelo no deseado” cuando se nada en aguas agitadas… como en estos tiempos.

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