Cristian Labbé Galilea


Llama la atención que, con todo lo visto y vivido en el último tiempo, aun existan personas que crean “a pie juntillas y a cierra ojos” en la veracidad de la metamorfosis experimentada por algunos personeros de gobierno y en particular su titular.

En un ligero diagnóstico, esta observadora pluma ha reconocido dos casos típicos de este padecimiento: los que en su arrogancia se dejan engañar sabiendo que están siendo burlados, y los que en su candidez se dejan engañar sin saberlo.

En ambos casos, hay un factor común: se asume como veraz que el gobierno ha “templado” su discurso y su actuar; se olvidan que los mismos que hoy presumen compostura, en el pasado convirtieron la Calle en campo de batalla, al Orden en sinónimo de represión y al Derecho en el indigno brazo de una sociedad burguesa.

Adoptando las banderas de los partidarios de la Sociedad Libre, hoy el oficialismo pretende ocultar sus verdaderos propósitos. Hasta el 4 de septiembre el Presidente y el gobierno “jugarán a ser ´como´ de derecha” e izarán sin pudor los gallardetes de: la seguridad, los equilibrios macroeconómicos, la disciplina fiscal, la condena a la violencia, el respaldo a las fuerzas de orden, etcétera… “todo lo que hasta ayer quemaron”.

¿Alguno de nuestros sagaces parroquianos duda de que, si ganara el Apruebo, al día siguiente el oficialismo y la izquierda radical se quitarán la máscara detrás de la cual se han escondido para engañar a quienes creen que, suceda lo que suceda, el país mantendrá su tradición republicana?

Para “echar por tierra” esa prognosis, se debe actuar con celeridad; el tiempo que hay es breve y, lo más importante, quienes Rechazan la utopía de refundar el país y “dar al traste” con 200 años de vida republicana, tienen el patriótico deber de conducirse con talento, persuasión y realismo… sin personalismos.

No sirven a esos propósitos “el protagonismo forzado” de los partidos y personajes políticos, porque a ellos… la opinión pública no les cree.

Es el tiempo de la Sociedad Civil, los gremios, los intelectuales, los micro emprendedores, los dirigentes sectoriales, los líderes locales y regionales, todos en conjunto, y sin esperar que aparezca “por arte de birlibirloque” algún iluminado a salvar la situación.

Como dijo un contertulio: “…en esta cruzada estamos todos, de nada sirven las odiosidades, las acusaciones a unos y otros, las agresiones políticas, ni nada que incite al odio y la violencia. Lo que la comunidad quiere es: paz, orden y libertad; esas son nuestras reales banderas, con ellas debemos convocar y sacar de su error a todos los incautos”.

En suma, la tarea es clara: hay que despabilar a los que todavía “creen en lo que no es verdad” y, aunque se le muestren los hechos con toda claridad, siguen creyendo en falsas quimeras y no hay quien “los baje del burro”… lo que confirma que: ¡hay veces en que el asno tiene más agudeza que el que se cree avispado!

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