Cristián Labbé Galilea


Con tanto ruido ambiente, creado en torno a los presidenciables y a las discusiones sobre las vacunas y demases… recordé la advertencia que aparecía en los viejos cruces ferrocarrileros: ¡Pare, Mire, Escuche! Recomendación que era respetada, no sólo por automovilistas y peatones, sino que por toda alma diligente. ¿Será porque ahora los trenes funcionan tarde, mal y nunca, que ya nadie pareciera sentir la necesidad de respetar tan sencilla y sabia indicación?... ¿Chi lo sa?

Embobados con las presidenciales, donde los candidatos florecen como “callampas en primavera”, -todas las semanas aparece uno nuevo- pocos se detienen a pensar en que estamos a dos meses de un “cruce” muy importante en nuestra vida institucional: en Abril se deben elegir Constituyentes, Gobernadores Regionales, Alcaldes y Concejales.

Si son pocos los que advierten las implicancias que tendrán esas elecciones, menos son los que se han dado el trabajo de mirar quienes son los candidatos… Así las cosas, lo más probable es que “los pille la maquina” y que después vivan lloriqueando.

Como ha sido costumbre en el último tiempo, en el periodo próximo a las elecciones volveremos a escuchar: ¿Quién va de Alcalde de nuestro lado?... ¿Cuál lado?... ¡Tú sabes!... ¡Lo que es a mí, me tinca zutano, pero me dicen que perengano…! Y así, una vez más llegarán al poder los menos indicados, una vez más unos y otros se quejarán… ¡Son unos inútiles, ¡qué vergüenza! ¿Cómo es posible ese nivel de autoridades?

Que lo anterior pase a nivel de Concejales es delicado, a nivel de Alcaldes es grave, pero a nivel de Constituyentes y Gobernadores es gravísimo, porque además de no saber ni siquiera quienes son los candidatos, nadie entiende cuáles serán sus funciones…

Sin presumir ser uno de esos viejos guardavías, advertí a mis responsables contertulios: que vivimos momentos cruciales; que en “el cruce” de Abril nos jugamos el todo por el todo; que, por lo mismo, hay que “parar, mirar y escuchar…”. Me miraron con cierta indiferencia e innegable abulia, queriendo desdramatizar tamaña advertencia.

Sin respiro volví a la carga… ¡el momento que vivimos no es para llegar y cruzar! ... Quizá esta será la última oportunidad que tenemos para defender aquello en lo que creemos y queremos… Es ahora cuando tenemos que luchar por los principios de una Sociedad Libre, por los espacios de libertad política, económica, social -que generan bienestar-, por el valor del orden, la seguridad, la justicia, la propiedad… ¡suma y sigue!

Larga fue la tertulia, pero logré convencer a mis parroquianos que la “apatía política congénita” que los afectaba y cuyos síntomas eran la desmotivación, la falta de entusiasmo y el nulo compromiso, no se salvaba, como lo habían hecho hasta ahora, eligiendo… el mal menor.

Concluí con mucha preocupación, sin decirlo, que a “los nuestros”, no les gusta que les digan que su “Talón de Aquiles”, es… ¡Dejar todo para el final!... lo que según la mitología griega….  ¡es mortal!

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