Cristián Labbé Galilea


La tertulia de esta semana dio cuenta de lo dispersa que es nuestra política contingente. Entre los comensales hubo coincidencia en que se le había prestado poca atención al inicio de la campaña publicitaria del plebiscito, y en que hay muchos que “no están ni ahí” con el tema, cuando faltan menos de dos meses para definir el futuro del país… Sin embargo, el que Lavín, otra vez, haya cambiado su “domicilio politico”… fue “EL” comentario.

Mas allá de los detalles, de qué y cómo lo dijo…  quedó claro que “el personaje se cambió de bando” y que lo hizo en momentos muy sensibles… cuando nada debiera distraernos de lo que está en juego… el plebiscito.

Por simpáticas, divertidas o payasezcas que hayan sido las poco sutiles metamorfosis del Edil, en esta oportunidad resulta reprochable, por decir lo menos, que haya cruzado abiertamente “la frontera” del sector político al que dice pertenecer.

Que nadie se mueva a engaño… él se fue “motu proprio”, nadie lo ha echado. (Ni nadie espera que vuelva).

Cómo no… si: al definirse socialdemócrata, renuncia a los principios de la Sociedad Libre… al postular una mayor intervención del Estado, abdica del rol subsidiario que este debe cumplir… al preferir que seamos un país más pobre para ser más felices, está desconociendo que la felicidad es un concepto amplio y no meramente material… al promover aprobar la Asamblea Constituyente, rechaza la idea que la actual institucionalidad, además de haber generado gran estabilidad, permite su perfeccionamiento sin renunciar al camino recorrido…

Son muchos los ejemplos que acreditan que “el mutante” dejó definitivamente el sector; baste decir que la socialdemocracia, a la que adscribe, obra en contra de la sociedad cuyas principales banderas son la libertad, el bien común, el orden, la propiedad, la familia, la igualdad ante la ley…

Además de lo conceptual y valórico de la metamorfosis comentada, hemos sido testigos de una apología del oportunismo… ¡No se pueden cambiar las banderas para ganar una elección!… ¡no se puede “cambiar de hábitos” tan fácilmente!... ¡no se puede estar en un convento y en un burdel al mismo tiempo! (Cambio de Hábito, Whoopi Goldberg, 1992), porque entre una y otra posición hay un abismo insondable… ¡no se puede ser socialdemócrata y UDI simultáneamente!

Pero concentrémonos en el plebiscito, para no caer en la distracción que criticamos… 

Son muchas las razones para oponerse a que se apruebe la Constituyente… en lo sustantivo, porque lo que se busca no es un mero “Cambio de Hábito”: se quiere establecer un nuevo orden institucional… un régimen parlamentario que, como hemos comprobado en el último tiempo, encarna los vicios de una “fronda política” degradada.

Por lo mismo, así como nuestra tradición republicana nos obliga a defender la institucionalidad vigente, debemos, en el poco tiempo que queda, movilizarnos para que sean muchos los que “cambien el hábito” de esperar que las cosas pasen sin hacer nada… ¡ahora es cuando hay que ser activos, consecuentes y generosos!

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