29/ene/25
Andrés Montero
Cuando el gobierno del presidente chileno Gabriel Boric, se adentra en su recta final, sus ministros y los congresistas que lo apoyan, aceleradamente están sembrando minas anti personales en toda la sociedad chilena. No estamos hablando de aquellas minas prohibidas por la Convención de Ottawa, sino más bien de otras, que impedirán que Chile alcance su tan anhelado desarrollo.
El gobierno de ultra izquierda chileno, plagado de comunistas en su gabinete, están ocupados a tiempo completo en minar al país en distintos sectores claves. Cómo todo indica que la oposición gobernará Chile durante los próximos 4 años, la intención del “progresismo” chileno es dificultar el éxito de quien asuma el poder, para después regresar a él. Concretamente, las minas que ya han instalado, cubren la mayoría de los ámbitos de la sociedad chilena.
Para empezar, han instalado y ya ha quedado a firme, el concepto de trabajar menos a cambio de nada. El argumento ha sido trabajar menos horas, a cambio de mayor productividad, lo que en Chile es una falacia.
En el campo laboral, está por aprobarse una desastrosa reforma de pensiones, que no ataca el problema de fondo que es la informalidad y el bajo crecimiento, con un aumento feroz de los costos laborales para el empleador. Se intenta destruir el sistema de pensiones privado, que permitió a Chile crecer por décadas, más que cualquier otro país de la región. No se aumenta la edad de jubilación y no se iguala para hombres y mujeres.
La segunda mina antipersonal, ha sido la destrucción del sistema de salud privado, con el objeto de que el Estado “benefactor”, se encargue de hacer más eficiente la salud en Chile.
La tercera, ha sido la instalación de minas en la educación privada, interviniendo de manera descarada los programas educativos para que se vaya enseñando lo que el Estado quiera y así lavar el cerebro de jóvenes que serán el futuro de nuevos gobiernos.
La cuarta mina se ha instalado en la “cultura” y la “memoria histórica”, para impedir el disenso y la interpretación libre de lo sucedido en el país en los últimos 50 años.
La quinta mina se llama “permisología”. El objetivo aquí es impedir que nuevos proyectos logren aprobaciones en plazos razonables, hasta que los inversionistas se desistan y prefieran elegir campos “no minados” en otros países.
La sexta mina apunta a la destrucción de la familia. La izquierda ha desterrado el concepto de padre, madre e hijos. Para ellos la familia es cualquier cosa, en que la mascota es “vital” en el núcleo familiar y tener hijos es como un pecado para las “parejas” de progres.
La séptima mina apunta a dinamitar la religión. La fe en Dios es algo escandaloso y anacrónico, para el gobierno chileno.
La octava mina ha sido infiltrar el sistema judicial. La policía detiene y la justicia libera. Son tantas las dificultades para que un criminal quede en prisión, que el incentivo a delinquir es alto.
La novena mina se ha instalado en el centro del aparato estatal. Decenas de miles de nuevos funcionarios, la mayoría sobre pagados y amigos de la ideología del régimen, han sido contratados en los distintos ministerios, con leyes de inamovilidad y sin un mínimo control de gestión.
La décima mina afecta al servicio exterior chileno y se le denomina “Política Exterior Feminista”. Esta mina es de amplio espectro y de difícil eliminación.
Finalmente, hay una mina antipersonal muy potente y muy letal que se ha instalado en Chile por todas partes y se llama ONU y sus filiales. Esta es una mina escondida pero eficaz, que obliga al Estado chileno a seguir indicaciones de todo tipo. Estás minas las instalan miles de funcionarios en toda la sociedad. Lo grave es que son minas que van produciendo efectos en el tiempo. No matan de manera inmediata.
Todo lo descrito debe ser considerado por los candidatos a la presidencia de Chile. ¿O están dispuestos a retirar las minas antipersonales que dejará instaladas el gobierno de Boric, o querrán caminar entre las minas desplegadas y pasar a la historia como un burócrata más que no cambió las cosas para mejor?.
El “buenismo” es otra mina que afecta a la sociedad chilena, pero que no se puede culpar a la izquierda dura de su instalación. En este caso, esta mina, ha sido instalada por la derecha blanda y cuya explosión afectará a quienes la colocaron en su propio camino.
Fuente: https://www.eldiariodemadrid.es/articulo/opinion/chile-pais-minado/20250129111957089211.html
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