31 agosto, 2024 

 

 

 

 

 

por Pilar Molina


Los más agradecidos con la derrota en el plebiscito debieran ser el Presidente y el oficialismo. Con la incapacidad de gestión y de reformar que han demostrado, en menudo lío estarían si hubiera ganado el Apruebo.


El próximo miércoles 4 de septiembre habría que celebrar. O tal vez llorar por el tsunami constitucional que casi arrastra a Chile a las profundidades de la perdición. Para muchos fue una sorpresa que el 62% rechazara la propuesta por la que se jugó el Presidente Boric y sus ministros del Socialismo Democrático Tohá, Marcel y Elizalde. Y por supuesto, todo el Frente Amplio y el PC que apoyaron tener una Constitución marcada por el octubrismo, indigenista, plurinacional, ecologista, de las diversidades sexuales y castigadora del crecimiento económico.

Quizás los poderosos, porque detentan el poder hoy, deberán elevar una plegaria al cielo el miércoles cuando se cumplan los dos años del plebiscito, porque si hubiera ganado su proyecto refundacional, el Presidente Boric estaría en problemas aún más graves que los actuales. No sólo se le cruzó la seguridad y el crimen organizado que no tenía ni considerado en su programa ni en el texto constitucional, sino que el Apruebo le habría quitado el estado de emergencia, herramienta de la cual ha hecho uso más que nunca en la historia, para reducir en algo la violencia en la macrozona sur y el libertinaje fronterizo en el norte que enfrenta con los militares, a través de otra medida excepcional.

La Comisión Territorial Indígena ya tendría que estar dando informes semestrales en los avances para proponer la reparación y restitución de tierras, la organización del Estado plurinacional con territorios indígenas autónomos. ¿Cómo caerían esas propuestas de autonomía con el actual descontrol del Estado sobre vastos territorios? ¿Cómo le estaría yendo al Presidente, ahora cuando se atreve a hablar de terrorismo, con Héctor Llaitul, condenado en la cárcel, y su propuesta de imponer una justicia indígena y una nacional en igualdad de condiciones? ¿No estaría el comunero usando los derechos que le reconoció el texto constitucional para anular la sentencia?

El artículo 53 ya estaría en vigencia, consagrando el “derecho a vivir en entornos seguros y libres de violencia”. Una ironía hoy, mientras vemos al oficialismo, especialmente alcaldes que van a la reelección, tomarse fotos con carabineros, los que ni siquiera son mencionados en el proyecto rechazado de la Convención Constitucional. Este sólo habla de policías, “no militares”, que deben actuar con perspectiva de género y respeto a los derechos humanos, mientras vuelca un rosario de derechos sobre las personas detenidas o condenadas por delitos: defensoría, “derecho a mantener la comunicación y el contacto personal, directo y periódico con sus redes de apoyo”; derecho a la “inserción, integración y reparación”; con espacios para estudio, deporte, artes y las culturas en los penales. ¿Qué tal los del tren de Aragua jugando tenis en la cárcel?

Si ese plebiscito se hubiera aprobado hace dos años, la inversión habría caído aún más de lo que lo ha hecho en este período. Sin duda, porque habría consagrado la expansión del Estado, los derechos de la naturaleza, el reconocimiento a la “sintiencia” animal. Como así también el derecho de propiedad limitado por una indemnización “por el justo precio” en vez de por el valor comercial. El ministro Mario Marcel estaría llorando más lágrimas para empujar una nueva reforma tributaria, porque en paralelo al alto endeudamiento y déficit fiscal, estaría enfrentando la iniciativa parlamentaria en materia de gastos, seguridad social e impuestos y a los diputados presionando por el patrocinio del Ejecutivo. Y además las regiones, comunas y territorios indígenas autónomos, dotados de autonomía política, administrativa y financiera, estarían reclamando impuestos para sí y emitiendo deuda, aparte de crear empresas públicas a nivel regional y comunal. 

El Congreso hubiese tenido dos años, desde la entrada en vigencia del nuevo texto, para tramitar los proyectos de ley que establezcan “tributos de afectación territorial” y para comenzar a aprobar la autonomía gradual financiera y la descentralización fiscal de las entidades territoriales. Ese plazo está por cumplirse o lo hará antes de fines de año.

El gobierno no ha sido capaz de aprobar las iniciativas de seguridad acordadas con la oposición (sólo una). Ni siquiera la reforma a las isapres, pero si hubiera ganado el Apruebo, ya le habría vencido el plazo de un año para adecuar y crear el Sistema de Seguridad Social y ya tendría que estar tramitando en el Congreso (tenía 18 meses para ello) el Sistema Nacional de Salud para hacerlo de carácter universal, público e integrado, y administrado por el Estado. 2024 es también el límite que tendría para avanzar al nuevo Sistema Nacional de Educación Pública.

Los actuales cuestionamientos al Poder Judicial se habrían encontrado con la tramitación del Consejo de Justicia (un año tenía el Presidente para presentarlo). Es el organismo “paritario y plurinacional “, por supuesto, a cargo de los nombramientos de los jueces y la gestión del Sistema Nacional de Justicia.

Es inimaginable que un Ejecutivo que despide a una mujer de la diversidad sexual por ser hija de un militar condenado, estuviese introduciendo la paridad en todas las instituciones públicas, así como la participación en ellas de “personas de género diverso”.  Era más fácil crear derechos en el papel que respetarlos en la realidad, parece, aunque no sabemos si el Gobierno podría esta efectivamente garantizando, a esta altura de su administración, el “ejercicio de la sexualidad, la reproducción, el placer” y el aborto libre a “todas las mujeres y personas con capacidad de gestar”.

Capaz que el Socialismo Democrático, que defendió Aprobar para Reformar, estaría ahora promoviendo a toda marcha una reforma constitucional para que no desaparezca el Senado en 2025. Pero la creación de las decenas de nuevos organismos los tendrían muy ocupados, desde la Defensoría de la Naturaleza y de la del Pueblo, a los nuevos gobiernos territoriales regionales, comunales e indígenas y el Congreso de Diputadas y Diputados, paritario y con escaños reservados.

La vocera estaría ilusionada con, antes de salir a su post natal, tirar las líneas para crear “medios de comunicación e información públicos”, en los distintos “soportes tecnológicos”.

En verdad que los más agradecidos con la derrota debieran ser el Presidente y el oficialismo. Con la incapacidad de gestión y de reformar que han demostrado, en menudo lío estarían si hubieran ganado hace dos años con su proyecto refundacional.

Fuente: https://ellibero.cl/columnas-de-opinion/uff-el-4-s-salvo-al-gobierno/

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