Por Remigio Pardo


Las nefastas consecuencias que podría traernos el antisemitismo de nuestro actual gobernante, como por ejemplo su descortesía (o rotería), que desde que es político de profesión ha manifestado con un sin número acciones y actos de desaire en contra de la comunidad israelita y/o al estado de Israel, son altamente preocupantes.

Hemos visto sus actitudes antisemitas desde que era dirigente estudiantil, cuando ya fue diputado y han continuado hasta el presente; pero el problema es que como presidente de Chile sus actitudes tienen consecuencias.

La animadversión es manifiesta cuando Boric no quiso recibir al Embajador de Israel, con audiencia confirmada para la presentación de credenciales de su país, actuación que provocó un absurdo incidente y escándalo internacional.

Irresponsabilidades como esa y tantas otras y que no tienen precedentes, debieran haber sido circunstanciales pero Boric continúa con sus acciones de confrontación contra Israel, perdiendo la actitud neutral que debiese esperarse ante un estado amigo. Pero no, el mandatario tiene  una postura rupturista sin sopesar los intereses de Chile y los chilenos. En él prima la insensatez ideológica de la izquierda  que le hace perder de vista el costo que sus acciones pueden tener para el país.

Ese odio obsesivo, es un anti sionismo que inevitablemente nos hace recordar al líder del III Reich.

Su obsesión le hace cometer una tras otra acciones hostiles,  como la acusación contra Israel en las Naciones Unidas e incluso en estos días negar la participación de Israel en la Fidae.

En el fondo Boric pretende negar a Israel su derecho a la autodeterminación, desconociendo su legítimo derecho a proteger a sus ciudadanos y defenderse de ataques terroristas desde un país extranjero.

En el presidente parece haber una actitud racista reiterada en contra de toda persona de origen judío. Actitud manifiesta desde sus inicios en la política, actitud sistemática que adquiere otra dimensión tras su llegada al poder.

Desde luego que hay molestia en Israel y esta animadversión sin duda va a tener consecuencias para Chile, cuando que por décadas hemos tenido optimas relaciones diplomáticas y mucha cooperación en diversas áreas entre ambos estados. Colaboración en áreas tecnológicas y de comercio; donde Chile se ha beneficiado de adelantos en medicina, en agricultura, educación y muchas otras. Además de un importante intercambio comercial.

Nada bueno puede salir de trasladar el conflicto del medio oriente a Chile. El daño que generará la “judeofobia” de Boric, quien con su ideologismo zurdo está provocando un distanciamiento con Israel, sin aquilatar que nuestro país tiene importantes contactos con empresas israelíes.

Sus empresas estratégicas se encuentran entre las 100 mejores empresas tecnológicas en el mundo y entre los productos que exporta se encuentran armamentos y muchos productos de defensa; materiales estratégicos para ser utilizados en tiempos de paz o guerra por las Fuerzas Armadas; tecnología de alto nivel para todas las áreas del desarrollo de nuestro país. Incluso el futuro de nuestro sistema satelital dependería de la tecnología israelí.

La reciente decisión del Gobierno de suspender la participación de Israel en la Fidae, acarreará que Tel Aviv analice la opción de retirar a su agregado militar en Chile, lo cual dejará en un complejo momento a nuestras instituciones armadas; el Ejército, la Armada y la Fach, tienen sistemas de armas de origen israelí y necesitan sus actualizaciones y repuestos.

Este gobierno encabezado por Boric, no ha sopesado la gravedad de sus actuaciones.

Chile, como todo país preocupado de su soberanía, debe siempre estar actualizando sus sistemas de armamento, debe proteger su territorio, sus fronteras y su población y justamente Israel se encuentra en la vanguardia del desarrollo de defensa y electrónica. Su industria estratégica tiene una destacada importancia a nivel mundial y justamente en esta áreas, Chile depende de Israel, ya que cuando se compra un sistema de armas, uno compra una relación estratégica por las siguientes décadas, ya que se necesita obtener capacitación, mantenimiento, actualización y repuestos. Por otro lado nuestro prestigio y el de nuestra defensa se sostiene gracias a que nuestros proveedores son principalmente de EE.UU., europeos e Israelíes. Esta evidencia la que "el ejecutivo" debe poner sobre la mesa y entender la conveniencia de tener una fluida relación estratégica. Solo por dar un ejemplo: todo el personal de la FACH usa el fusil Galil de fabricación israelí, el que actualmente se co-fabrica con Famae y Famae (Fabrica del Ejército), colabora con la empresa israelí Israel Weapon Industries (IWI) en el proyecto "Esparta". Este proyecto busca proporcionar a las fuerzas de infantería chilenas un arma de asalto corta y de gran efectividad. La empresa israelí BlueBird Aero Systems provee al Ejército de Chile del mini avión no tripulado SpyLite, compatible con los drones Elbit (cuando un país tiene una frontera porosa es importante el uso de drones para su vigilancia y seguridad). En relación a la Armada, se han comprado misileras y varias unidades de combate, las que poseen equipos electrónicos altamente sofisticados de origen israelí.

En resumen, cualquier sistema electrónico instalado en una unidad naval o en un avión de combate  es vital para su operacionalidad, ya que la ausencia de mantenimiento, repuestos o capacitación significa dejar NO operacional esa plataforma, (-dato al margen, el moderno F35 de EE.UU. posee importantes elementos tanto de defensa como de ataque de fabricación israelí...), Lo mismo sucede con sistemas electrónicos de armas terrestre, de misiles e incluso muchos tipos de munición que se importan.

Las implicaciones de una política irracional con cualquier país proveedor, puede hacernos llegar a perder nuestra capacidad de defensa y son impensables las consecuencias que podría tener, al encontrarnos en un vecindario veladamente hostil.

Sumado a lo anterior, nos encontramos en un país a la baja, con fracasadas políticas económicas, nulo crecimiento, una creciente inseguridad, el aumento de los delitos, la inmigración descontrolada, temas que dejan de manifiesto la ineptitud e ineficiencia para conducir del gobernante y nos sitúan en un país cada vez más a la deriva.

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