20 enero, 2024
por Pilar Molina
No aprobar las dos reformas será una tragedia para Marcel porque también habrá contribuido a la derrota oficialista la pérdida de su prestigio como economista serio.
Tiene un modo bien plano, habla con pocas inflexiones, casi aburrido y nunca parece perder la calma. Pero el ministro de Hacienda, Mario Marcel, ha incurrido en una serie de aseveraciones acusatorias y acciones que demuestran otro Marcel, a uno desesperado que está dispuesto a hipotecar su capital de economista serio.
No sólo suspendió su viaje a Davos, sino que decidió tirar toda la carne a la parrilla para obtener los 78 votos que requiere en la Cámara para aprobar la reforma previsional antes del receso de febrero. Sin discusión ni escuchar a expertos, ¡todo vale!
Que las indicaciones del Ejecutivo cambien una y otra vez, es lo de menos. Cualquier cifra parece asegurar el beneficio ofrecido a los pensionados de 1 UF por cada 10 años cotizados, con un tope de 3 UF ($110 mil) por 30 años de ahorro.
Los 6 puntos irían a “cuentas nocionales”, es decir a reparto, cuando presentaron la reforma en noviembre de 2022. En julio del año pasado lo modificaron a 4 puntos a reparto y 2 para las cuentas individuales, que tampoco era tal, porque un porcentaje se destinaba a solidaridad intrageneracional.
A la orden del ministro, vuelven a cambiar los guarismos en diciembre. Ahora son 3 puntos para el Estado, 1 para sala cuna (que en realidad cuesta financiarla sólo el 10% de ese porcentaje) y 2 puntos a las cuentas individuales, con la misma pillería que antes (otro porcentaje para solidaridad).
La semana pasada, vuelta de nuevo. Como necesitan votos, Marcel se compra el auto préstamo (aunque es incompatible con aumentar pensiones), mantiene la cotización para el ahora denominado “seguro social” y eleva a 3% el ahorro individual manteniendo un 30% engañoso para terceros.
Pero no se trata sólo que nos tengan por tontos, que cambien a cada rato sin justificación técnica los guarismos, cuando están proponiendo un sistema previsional para los próximos 50 años, sino que además eliminan lo que funciona bien (el servicio de administración de las AFP) y arriesgan un nuevo Transantiago con ideas peregrinas de inversión y competencia. Nada más lejos de cómo actuó en 2008 Marcel cuando encabezó la comisión que hizo propuestas “serias y con fundamentos técnicos” para mejorar el sistema de pensiones.
En un acto de presión, el titular de Hacienda salió a denunciar que desde que se inició el trámite de la reforma han fallecido 100 mil personas que tuvieron la ilusión de ver aumentar sus pensiones en vida.
Se le olvida que todos los fallecidos sí vieron subir sus pensiones con la PGU que aprobó Sebastián Piñera en los días previos a dejar la Presidencia. Pero en el gobierno hay una orden de no considerar el aumento de esta pensión básica universal, que llega al 90% de la población, no sólo a los más vulnerables, a pesar de que cambió completamente el panorama entre los pensionados. Y la ignoran, a pesar de que el fisco está gastando casi 2 puntos del PIB en financiarla (sobre 6 mil millones de dólares), lo que equivale a aumentar la cotización en 5 puntos porcentuales.
En Trabajo y en Hacienda prefieren hablar de tasas de reemplazo escandalosas para justificar su reforma que en la última versión “arregla lo que funciona bien”, destruyéndolo. Sólo esta semana Hacienda se avino a revelar el estudio que demuestra que las mujeres tienen tasas de reemplazo del 11% y los hombres del 27%, pero considerando la PGU, que le gusta ignorar, suben al 62 y al 65%, respectivamente. ¡Espectacular! Pero prefieren callar esa parte y eso que encargaron que el estudio considerara sólo las últimas 12 cotizaciones, aunque una persona las haya completado a lo largo de varios años, sin aportar nada en la mayor parte del período abarcado.
Como estará de desesperado Marcel que buscó descalificar el estudio que hizo el economista David Bravo sobre las tasas de reemplazo (dado que el gobierno no mostraba datos oficiales en los que basa sus propuestas refundacionales). El secretario de Estado señaló que era “absurdo” que para calcular con qué porcentaje de sus ingresos se pensionan las personas, Bravo hubiera utilizado su historial laboral. Sin reparar la larga experiencia de Bravo en esta materia y que, en su estudio con datos suministrados por las AFP, llegó a pensiones sobre el 60%, descalificó su metodología sin más, asegurando que “en términos de seguridad social, nunca lo he visto”. En realidad, nunca lo vio, pero como le retrucó Bravo, es la metodología que usa la OCDE en sus informes de “Pensions at Glance”, los cálculos toman toda la vida y no sólo las últimas cotizaciones. La tasa de reemplazo en esos países asciende al 66% para personas que cotizan siempre durante 30 o 35 años y Bravo calculó que, en Chile, incluyendo por supuesto a la PGU, la pensión ronda en torno al 80% cuando los hombres cotizan 35 años o más y al 58% en el caso de las mujeres y en ambos casos, antes de los retiros de fondos por 50 mil millones de dólares durante la administración pasada.
Estas actuaciones manipuladoras son las mismas que ha ocupado todo el Gobierno para presionar por una nueva reforma tributaria. Acusaron que los empresarios evaden más de la mitad del impuesto a las empresas (elusión y evasión), lo cual es un disparate. Es imposible que cuando las empresas tributan menos en promedio en los países OCDE (respecto al PIB) que sus pares en Chile, la evasión no supere ahí el 15% y acá, sea superior al 50%. La primera acusación fue sin datos, como es habitual, después apareció un informe del SII que no convenció a los acusados y ahora el SII ofrece otro “final” para abril, es decir, para después que se reanude la discusión tributaria en marzo.
Tampoco podemos olvidar cuando salieron a denunciar como un fraude de “empresarios” a la banda de 55 traficantes de facturas falsas, entre los cuales ninguno ha producido nada que no sea un multimillonario fraude tributario.
Esta costumbre de tirar la piedra, escondiendo la mano es a la larga muy desgastante. Puede que Marcel se quede con las manos vacías y no logre aprobar ninguna de sus dos mega reformas, lo que será un drama para el Gobierno. Pero para él, será una tragedia porque también habrá contribuido a la derrota la pérdida de su prestigio como economista serio.
Fuente: https://ellibero.cl/columnas-de-opinion/marcel-desesperado/
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