Por Remigio Pardo
Este fin de semana, viendo un video del acontecer nacional realizado por un conocido y serio comentarista, cuyo planteamiento y ejemplos nos notifica que nos mienten, que nos hemos acostumbrado a que nos engañen o como se dice en buen chileno: "que nos metan el dedo en el ojo". (https://youtu.be/5KjDMNRoW9g?si=qUGPIndDa2yFRKuZ ).
El recuento es increíble. ¿Pero cómo hemos llegado a este punto dónde existen problemas en cada uno de los diferentes temas con los que vivimos (seguridad, inmigración, desarrollo, crecimiento y un largo etc.)?
Hemos sido víctimas de un gran engaño, que nos infringió una generación deslenguada y soberbia que llegó al poder con un siniestro caballo de batalla... la mentira.
Y el engaño es cosa del diario acontecer, por ejemplo cuando en todos los tonos y en todos los escenarios se nos aseveró que tendríamos una "Educación gratuita y de Calidad". Este fue uno de los muchos eslóganes que se esgrimieron... todas mentiras como tantos otros.
Lo más preocupante es que la mentira es una práctica que se ha enquistado en la política y, lo que es peor, parece ser aceptada.
Se piensa que con el tiempo los políticos se han desvirtuado, que antes eran más sinceros mientras que ahora aparecen como mentirosos compulsivos. Esto se ha extendido y está confirmado, en especial con la aparición de nuevos partidos políticos, partidos con una mínima representación popular (partidos callampas), los que han surgido en los últimos años con políticos que inescrupulosamente mienten y después se desdicen de aquellas afirmaciones (volteretas), y esto ya no sorprende, se acepta y se permite impunemente que nos mientan y engañen.
La desinformación, la tergiversación y el engaño han estado presentes en nuestra sociedad hace ya muchos años, es cierto, pero nunca a los niveles que estamos viendo ahora.
Lo complejo es que esta manipulación ha pasado a ser una práctica aceptada y se da mayoritariamente en sociedades tecnológicamente desarrolladas, ya que a través de nuevas tecnologías se puede manipular una decisión electoral. De hecho, hay empresas especializadas en ofrecer este tipo de servicios, aplicando tanto el conocimiento político como la manipulación propagandística, para así lograr implantar una respuesta determinada ante determinados estímulos. El engaño ha subido de nivel y penetración con el uso de las neurociencias.
Ante la evidencia de que los políticos o el gobierno mienten, el juicio solo queda en manos de los electores. Para ello, la ciudadanía tiene la posibilidad de castigarles electoralmente si se siente engañada o defraudada.
Pero eso no es tan simple, ya que tras el engaño subyace el resultado de aquella mentira, pues tras ella se esconde mucho. Es como un iceberg, del que sólo se percibe una pequeña parte, pues la mayoría está oculta y no se ve. Bueno, de eso se trata el engaño o la mentira... de ocultar la verdad.
Por eso sí uno analiza y saca conclusiones, es claro que todo este relato de la izquierda gobiernista se basa en engaños, en mentiras y es con ellas que están urdiendo el futuro al que nos quieren llevar. Tenemos por ejemplo en la franja electoral como las proclamas y diálogos de los partidarios del gobierno se contradicen muchas veces con sus propios argumentos previos. Sus relatos, sus argumentos son “no verdades” que, a fuerza de reiterarlas, han terminado por confundir a la ciudadanía.
Somos testigos de como este gobierno, el gobierno de Boric, es prisionero de su propio relato, de su propia historia, de su propia mentira; del mentir compulsivo. Un gobierno mentiroso compulsivo es aquel que distorsiona la realidad de manera reiterada y frecuente. En un comienzo puede ser para conseguir un beneficio personal, para querer atención, para conseguir respaldo, lograr respeto o admiración o para evitar perder o fracasar.
El mentiroso compulsivo lo hace periódica y reiterativamente. Incluso la mentira compulsiva de un individuo frecuentemente forma parte de otra patología, que es el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)… ¡sin comentarios!
También hemos sido testigos en estos últimos años de relatos truchos, relatos por la desigualdad, por la educación, por las minorías, por la violencia, por la Constitución....en fin, relatos que finalmente no son reales. O también tesis que posteriormente son desmentidas, volteretas, y muchos chascarros por la soberbia e inexperiencia de una generación refundacional y profundamente ideologizada.
En estos momentos, estamos en plena campaña eleccionaria dónde se busca elegir entre la opción "A favor" de una propuesta de Constitución robusta que permite mejorar la calidad de vida, el sistema político y propicia el crecimiento, o por el "en contra", para quedarnos inmovilizados con la Constitución que nos rige que ha sido completamente desmantelada y que actualmente es dúctil y habilitante.
Y es precisamente aquí cuando se requiere de una ciudadanía informada y no de un rebaño maleable víctima de una campaña de desinformación y engaños que pretende nuevamente "contarnos el cuento del tío".
¡A Favor!
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