26 noviembre, 2023
Jaime Jankelevich
Votar A favor el 17-D tiene un doble propósito. Impedir que triunfe el gran engaño oficialista y enviarle un claro mensaje de rechazo al Gobierno por su malísima gestión, que tiene a Chile estancado, inseguro, en franco retroceso y carente de visión.
El 12 de noviembre de 2019, en pleno octubrismo y en la peor crisis de violencia que se tenga recuerdo, los 14 partidos de oposición al gobierno del Presidente Piñera, desde la DC hasta el Frente Amplio, emitieron una declaración conjunta que en su punto 2 decía lo siguiente: “Es un hecho que la única posibilidad de abrir camino para salir de la crisis pasa por una Nueva Constitución. Las y los ciudadanos movilizados en todo el territorio nacional han establecido, por la vía de los hechos, un ‘proceso constituyente’ en todo el país. Las fuerzas políticas tenemos el deber de hacer viable un plebiscito vinculante para el establecimiento de una Nueva Carta Magna que rija los destinos del país”.
Luego vino el acuerdo del 15 de noviembre y el senador Quintana, presidente del Senado en aquella época declaró a la prensa: la alternativa de una convención constituyente compuesta en un 100% por ciudadanos elegidos para esa labor, significa, en la práctica que «lo que aquí vamos a tener es la Asamblea Constituyente».
Pero eso no es todo. Más adelante en su declaración y refiriéndose al alto quórum requerido para aprobar cualquier normativa de la nueva Constitución dijo algo que tiene gran relevancia para desenmascarar el gran engaño: «Lo importante es que en aquellos casos que no nos pongamos de acuerdo no va a regir la Constitución del 80».
El octubrismo incendió el país, quemando el metro, buses, iglesias, escuelas, hoteles, saquearon negocios, farmacias, supermercados e impedían la libre circulación vehicular haciendo cantar a los automovilistas. Vandalizaron el barrio, la plaza y el monumento al general Baquedano, mientras el PC pedía la renuncia del Presidente democráticamente elegido.
Todo eso lo hicieron con el pretexto de eliminar la Constitución de Pinochet, la del 80, como le decían entonces, pero el propósito final era alcanzar el poder total. Eligieron a Gabriel Boric y esperaban aprobar el mamarracho para transformar a Chile en un país socialista, imponiendo el programa del FA y el PC.
Pues bien, esos mismos políticos de izquierda desde la DC al PC y por cierto del Gobierno, que aborrecían de la “Constitución de Pinochet, la del 80”, esa que el senador Quintana decía que no iba a regir si no se ponían de acuerdo en algunas normas del mamarracho, es la que ahora están apoyando y haciendo campaña por el «En contra», pues haberla llamado de Pinochet “era un recurso publicitario” y ya no es la del 80 sino la reformada en el Congreso.
Este es el gran engaño oficialista a todo el país, pues si alguien piensa que seguirá vigente la Constitución del 80 y por lo tanto no pasaría nada si gana el «En contra», lamento informarle que está en un error porque nuevamente nos están mintiendo. ¿Sabe por qué? Porque esa Constitución está caducada de facto y tal como brillantemente Betina Horst lo describió en su columna del domingo pasado en El Mercurio, deberíamos llamarla la Constitución de 2022.
¿Se pregunta por qué? Porque en 2022 el Congreso rebajó los quórum de reforma Constitucional a 4/7, siendo de los más bajos del mundo, y además eliminó el “quórum orgánico constitucional” que se requería para lograr modificar leyes reguladoras de instituciones como el Banco Central, las FF.AA., o Carabineros, entre otras, y derechos fundamentales como la libertad de enseñanza, las concesiones mineras y un largo etcétera, lo que es una bomba de tiempo que genera gran inestabilidad e incertidumbre pues con una mayoría parlamentaria podrían incluso terminar con la autonomía del Banco Central, lo que el nuevo texto impide pues se incluyeron las normas que consagran su autonomía y se subieron los quórum para reformarla a 3/5 en lugar de los 4/7 actuales.
El gran engaño lo nutren además con tal nivel de mentiras sobre el nuevo texto, divulgadas en la Franja televisiva del «En contra», que llevó a los comisionados expertos de la oposición a sacar una declaración pública reclamando por ello y exigiendo responsabilidad a los encargados de informar a la ciudadanía.
Y mienten porque además de rechazar ideológicamente la nueva propuesta, su propósito es asestarle una derrota política a la oposición y salir prontamente a decir que el pueblo se pronunció mayoritariamente contra la derecha y a favor del gobierno y su programa, y a no extrañarse si el 18 de diciembre ingresan al Congreso todas las reformas a la Constitución vigente -senador Quintana dixit– que les permita contar con un texto lo más parecido posible al mamarracho derrotado el 4-S.
La única solución para evitar que triunfe el gran engaño oficialista es ir a votar «A favor» el 17 D, lo que nos permitirá no sólo cerrar el capítulo constitucional y terminar con la incertidumbre e inestabilidad actual, sino que también para enviarle un claro mensaje de rechazo al Gobierno por su malísima gestión, que tiene a Chile estancado, inseguro, en franco retroceso y carente de visión.
Fuente: https://ellibero.cl/opinion/el-gran-engano-2/
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