Raul Pizarro
VOXPRESS.CL. -


El Todo Vale, conocido en el mundo desde un par de décadas como Artes Marciales Mixtas (¿?), se practica en un octágono cercado por mallas al estilo gallinero, dentro del cual los contendientes se pegan con manos, pies y rodillas, y ello con más rabia que destreza.

Chile, hoy, gracias a la gestión gubernamental es un Todo Vale, en el cual se permite cualquier tipo de aberraciones e ilicitudes, incluso una que ha pasado piola: la afrenta al nombre del país cometida por la izquierda oficialista para denominar su campaña adversa al proyecto constitucional.

El nombre escogido por la coalición gobiernista es Chile en Contra, título que, además, constituye un indesmentible engaño y una falacia sin límites.

Al utilizar tal denominación, el conglomerado marxista comete el delito de fraude a la fe pública, haciendo creer que es representativo de la voluntad de toda la población. Quienes habitan el territorio son 19.000.000 y quienes se hallan facultados para votar son 15.000.000. En su conjunto, la izquierda, incluida ahora el apéndice DC, llega a poco más de 250.000 militantes y si se les agregan sus adherentes, las estadísticas del SERVEL revelan que, en suma, alcanzan 3.000.000.

¿Puede alguien o un grupo apropiarse de la representación de Chile, siendo que se trata sólo del 30% de los 15 millones de ciudadanos con derecho a voto? No por pura casualidad, la (ex) presidenta del (ex) Consejo Constitucional, la osornina Beatriz Hevia Willer, al hacer entrega del texto al presidente se dirigió exclusivamente a “los honestos y verdaderos chilenos”.

Se define como país a “un territorio geográfico concreto que comparte una cultura, una población, una serie de leyes y es políticamente independiente”. Esta descripción parte por echar a tierra varias de las características que asume la coalición de Gobierno. Su conducta cultural está marcada por la corrupción y la delincuencia, lo que quedó en evidencia con la información de la Contraloría al Congreso en cuanto a que las defraudaciones de las Secretarías Ministeriales de Vivienda llegan a 15, o sea, abarcan todas las Regiones. La Moneda lo atribuye a “debilidades institucionales” que “provienen del Gobierno anterior”… En un afán de defender lo indefendible, la abogada y senadora PS Paulina Vodanovic llegó a decir que “fue lamentable que trascendiera a la opinión pública” el episodio de los convenios fraudulentos.

Comparando la descripción de país con el accionar de la izquierda, ésta tiene sumida a la población en el abandono y en la inseguridad, en tanto, social y legalmente contraviene las normas de convivencia humana. Más grave aún, hasta septiembre de 2022, la izquierda bregó por parcelar el territorio, pues intentó, en el proyecto de la Convención Constitucional, reducir a Chile a una sola de las 12 naciones que existirían. Es recordable que el marxismo es súper internacionalista y no soberanista, su himno oficial es la Internacional Socialista -con puño en alto-, fomenta las fronteras comunes y abiertas, e incluso está fresca su postura de devolver el océano antofagastino a Bolivia.

Los patrocinadores de Chile en Contra, esto es, el Gobierno y sus partidos, caricaturizan los conceptos universales sobre la acepción de país. Ésta dice: “las representaciones sociales son instrumentos de los sujetos para interpretar la realidad como miembros de un grupo y de una cultura, compartiendo un universo que supone la comunicación e interacción social. Nada más lejos de lo que la ciudadanía vive hoy con la duplicación de secuestros desde que asumió Boric y con el incremento de inmigrantes ilegales en todos los niveles de delitos, dado que La Moneda rehúsa expulsarlos “porque se deben privilegiar sus derechos humanos” ...

La usurpación del nombre de Chile está penada por la ley 16576 Orgánica Constitucional sobre la Administración del Estado. Establece textualmente que “todo abuso o exceso en el ejercicio de las potestades de la autoridad dará lugar a las acciones y sanciones correspondientes”. El presidente ya transgredió esta norma en agosto de 2022, cuando recorrió barrios y poblaciones, haciéndole propaganda, texto en mano, a la apabullada propuesta constitucional totalitaria. Ahora reincide, pero en contra de un texto libertario. Por años, el ahora presidente concurrió puntualmente a la embajada cubana en Santiago a conmemorar la fecha de la caída del cuartel Moncada, punto de partida de la revolución comunista de Fidel Castro.

El proceder oficialista en la campaña electoral constitucional llega a ser casi delirante: políticos que siempre anteponen sus intereses ideológicos y personales, se han tomado un escenario que es de exclusiva propiedad de la ciudadanía. Fueron los votos de ésta los que determinaron el desenlace del proyecto próximo a ser plebiscitado.

Uno de los afectados por este delirio es el secretario general del PS, Camilo Escalona, quien manifestó que “como esto ya está ganado, hay que dedicarse sólo a intercambiar opiniones”, omitiendo un hecho fundamental: él fue uno de los que más exigió una Constitución "hecha en democracia”, como ésta, y ahora la rechaza para que resulte victoriosa la que tanto odia su sector, la “hecha en dictadura”. Una asquerosa voltereta, muy natural en la práctica marxista: quienes asesinaron al autor de esa Carta Magna, ahora poco menos que lo idolatran.

Igual de extravagante fue la afirmación del presidente de la atomizada DC, Alberto Undurraga, quien llegó a golpear las puertas de La Moneda para que acogiera a los restos de su colectividad para no desaparecer.

“Es increíble que el proyecto determine la expulsión inmediata de los inmigrantes ilegales. ¡Eso no puede ser! Por ello, lo mejor para Chile (¡!!!!!) es votar en contra”, alentó a sus sobrevivientes seguidores, que ya ni siquiera son el vagón de cola de la izquierda, sino apenas la pisadera de dicho vagón.

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