Por Gokulesh Boudon Abba


Existe una fábula o moraleja muy conocida en nuestro país, la historia de la rana y el escorpión.


Cuenta la historia que había una rana a orillas de un río lista a cruzar, cuando aparece un escorpión, el cual obviamente no sabía nadar. El escorpión mira a la rana y le pregunta si podría ayudarlo a cruzar cargándolo en su espalda, a lo que la rana responde: “no puedo porque cuando estemos a la mitad del río me vas a picar y ambos moriríamos ahogados”, ¿algo lógico verdad?, el diálogo continúa y por la insistencia del escorpión la rana cede a su petición. Ya estando ambos cruzando el río, la rana a mitad del camino siente un piquete en su espalda y un fuerte calor a lo que exclama: “¿porque me picaste si me lo prometiste? ¡Vamos a morir!” a lo que el escorpión responde: “es mi naturaleza”.

Esta corta historia nos deja una gran enseñanza: cuando no tenemos el carácter suficiente nuestras convicciones son fácilmente derribadas, nuestra lógica o sentido común son desplazadas ante el sentimentalismo y llanto de algunos que de antemano sabes te harán daño apenas les des la espalda. Es lo que ocurre en Chile con nuestros políticos, sobre todo con los partidos comunista y socialista. Por más de 100 años su historia de genocidios, miseria, hambre y segregación han dejado a la vista sus atrocidades en naciones donde han estado o están actualmente, como las dictaduras de Cuba, Norcorea, Nicaragua, China, Venezuela y varios países de África.

Ahora, la pregunta es: ¿por qué a sabiendas de su actuar, tienen un espacio en nuestra democracia?, así como también ¿por qué organismos extranjeros intentan gobernarnos imponiéndonos supuestos derechos humanos, que terminan siendo meros caprichos y privilegios solo para quiénes comulgan con su tiranía? La respuesta es simple: “falta de convicción”. No es para nadie ajeno el actuar de los políticos de hoy en día, quiénes por intereses personales o partidistas han dejado de lado el sentido común y hasta han cometido alta traición al país, al no tener la convicción de hacer frente a enemigos tan venenosos como el escorpión de nuestra fábula. La cobardía hace que estos especímenes con lágrimas de cocodrilo, tomen fuerza con eufemismos para desarmar ideológicamente al oponente para así tomar el control del poder total que tanto anhelan.

Esa misma falta de convicción es la que también ha sido esparcida en nuestros colegios, liceos y universidades gracias a falsos maestros dónde el odio, la amargura y el llanto del victimismo han desplazado el razonamiento lógico, al debate, la formación del carácter y valórica para tacharlos de pasados de moda o discurso de un supuesto odio, lo que hoy se conoce como deconstructivismo, atacando las bases de nuestro libre albedrío y pensamiento para así obtener futuros soldados movidos por el odio y no por el amor o hacer lo correcto. La falta de políticos de una verdadera derecha o mejor dicho patriotas, ha despojado a Chile del honor, el orgullo de nuestra raza y cultura, expresada por ejemplo en la valentía de aquellos 77 soldados que dieron su vida en la batalla de La Concepción dónde a punta de espada y sangre coronaron a los chilenos como “los que nunca se rinden”.

Es hora que rescatemos de esa rana su lógica primera y con convicción les digamos fuerte y claro ¡NO! a esos escorpiones que por más lágrimas y lloriqueo derramen, su naturaleza jamás cambiará. Y así como ese río, nuestra patria será nuestra salvación o derrota dependiendo de la elección que escojamos. No podemos seguir sosteniendo a nuestras espaldas a escorpiones, avispas y serpientes a sabiendas que nos van a atacar en el momento menos pensado. El buenismo, la ingenuidad, el infantilismo o el pecar de inocentes en estos días, es simplemente condenarse a morir arrodillado, casi como un acto suicida. No podemos seguir aguantado que nos pasen por encima sin hacer nada, ya lo demostraron nuestros compatriotas en la Araucanía cuando al unirse desalojaron a quienes estaban quemando y ocupando las municipalidades de sus respectivas ciudades.

Es hora de sacarse los complejos que por tanto tiempo los medios de comunicación y políticos corruptos nos han inoculado. No somos una nación frágil ni menos una a la que le guste vivir de dádivas del gobierno. Nos gusta enorgullecernos de nuestro esfuerzo, disfrutar nuestra cosecha así como también enfrentar los retos que nos desafían a ser mejores y más fuertes todos los días.

Estimados lectores, mantengámonos firmes y dignos a nuestros valores patrios, nuestro amor por esta tierra y seamos el ejemplo a seguir por las futuras generaciones para que siempre tengan presente que la piedra angular de Chile son los chilenos y no hay más. Chile no fue creado gracias a organismos extranjeros ni menos por políticos corruptos, fue gracias a los chilenos de verdad y nosotros somos sus descendientes, tenemos una obligación por el país que nos heredaron.

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