Pilar Molina
Periodista
Sería bueno no esconder las externalidades del nuevo pilar de reparto: encarecerá el empleo e incentivará la informalidad donde hoy se mueve el 30 por ciento; no mejorará las pensiones de quienes contribuyan al sistema porque subir los ahorros individuales de 10 a 13 por ciento es insuficiente. Las personas están dispuestas a hacer un mayor esfuerzo para subir sus propias pensiones, pero para mejorar las de los demás están los impuestos que pagan todos y que son progresivos. Eso es lo que cree casi el 70%.
Los resultados de la encuesta CEP fueron una clara advertencia a los políticos sentados en el Congreso a procurar buscar acuerdos. Negándolos sólo contribuyen a continuar cayendo desde el 3% de confianza que despierta el Congreso y el 2% de los partidos. Lo que dijo la ciudadanía (78%) es que los líderes deben privilegiar los acuerdos antes que sus propias posiciones para solucionar los actuales problemas reformando las leyes. Valoran los cambios legales muy por arriba de transferencias de dinero a quienes más los necesitan. Más claro el mandato, imposible y la primera prueba es la reforma previsional.
Hoy lunes, en la comisión de Trabajo de la Cámara, se verán las caras la oposición con su propuesta de reforma previsional afinada y el Gobierno con la suya propia, que no tiene nada que ver con el proyecto original del Presidente Piñera. Tal como clamaba la oposición y No + AFP, sumó al pilar solidario (financiado por los impuestos generales) uno nuevo de reparto (alimentado por las cotizaciones de los trabajadores que cotizan). Aunque el PC, el PPD y el Frente Amplio no ceden en su propuesta que el aumento del 60% de la cotización vaya enteramente a un sistema de reparto, en la DC hay una mejor disposición a estudiar la propuesta oficialista porque aplauden que la versión post 18-O haya incorporado más solidaridad (con los 3 puntos porcentuales para reparto) y competencia, al introducir cooperativas como administradoras.
Curioso que la izquierda vuelva una y otra vez a idealizar el reparto. Frente al argumento que este sistema no es sostenible, alegan ahora que el actual, de capitalización individual y con un pilar solidario, tampoco es viable. “Estamos comparando un sistema no sostenible con otro no sostenible”, aventuró Roberto Zalhler, ex presidente del Banco Central que aboga porque el 100% de la cotización adicional de 6 puntos porcentuales vaya a reparto. Pasó por alto el informe que el mismo Banco Central emitió en enero de 2017, tras solicitarle el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, que evaluara los efectos macroeconómicos de largo plazo de tres alternativas de uso del alza de 5 puntos porcentuales de las cotizaciones, que proponía Michelle Bachelet: capitalización individual, ahorro con redistribución intrageneracional y reparto. El informe fue lapidario con el reparto, tanto porque es el sistema que menos hace crecer las pensiones, advirtió, como por su efecto nefasto sobre el empleo, el crecimiento y las arcas fiscales. Tambien puso reparos al reparto intrageneracional por la propiedad de los fondos y el incentivo a la informalidad del empleo.
Pero aquí estamos de nuevo, años después, discutiendo lo mismo y el proyecto oficialista que tiene mayores efectos negativos que el que propuso la Presidenta socialista. Pero como no basta con haber duplicado las pensiones básicas solidarias en un plazo de dos años, hay que encontrar el modo de subir las otras y no se ve otro camino, por la estrechez fiscal, que no sea mordiendo los aportes de los trabajadores con contrato.
Si se quiere continuar en ese empeño, por razones políticas o de justicia social, sería bueno no esconder las externalidades del nuevo pilar de reparto: encarecerá el empleo e incentivará la informalidad donde hoy se mueve el 30 por ciento; no mejorará las pensiones de quienes contribuyan al sistema porque subir los ahorros individuales de 10 a 13 por ciento es insuficiente. Tampoco le asegurará un premio cuando jubilen a los actuales trabajadores por el vertiginoso aumento de los pensionados y la reducción de los activos. Además, está el riesgo evidente sobre la propiedad del fondo colectivo que los politicos tratarán de echar mano para financiar cada buena idea que se les ocurra (aunque lo reconozcan como inconstitucional, ya lo hemos visto). Y, más que probable, puede ser el comienzo de una futura expropiación del pilar contributivo. No sería raro si nos acostumbramos a perder la propiedad de una parte de la cotización adicional, lo que el 60% hoy quiere que vaya a sus cuentas individuales.
La gente no es tonta y algo de esos temores se reflejaron en que en octubre y noviembre ocurriera al mayor retiro histórico de fondos del pilar voluntario (APV) que se instaló como una forma de mejorar las pensiones. Las personas están dispuestas a hacer un mayor esfuerzo para subir sus propias pensiones, pero para mejorar las de los demás están los impuestos que pagan todos y que son progresivos. Eso es lo que cree casi el 70%. Pero el discurso de la izquierda el que se va imponiendo, incluso en un gobierno de derecha
Fuente: https://ellibero.cl/opinion/pilar-molina-tontos-no/
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