Tomas Bradanovic


Una discusión en Twitter con mi buen amigo JMS sobre que se debería agregar o quitar a la constitución se puso demasiado larga y como siempre, circular. Pero me dejó pensando en esto que han llamado los "temas valóricos" en los que nos damos innumerables vueltas entre la izquierda y derecha en Chile desde hace tiempo.

Esto es más o menos nuevo en Chile, empezó en 1990 cuando -copiones como siempre- los social demócratas chilenos abrazaron el destape español que ocurrió después de la muerte de Franco con la llegada al poder del PSOE. Si queremos ver el futuro de la política en Chile, basta mirar a España, hay paralelismos sorprendentes.

En principio yo soy un inmoral, creo que lo único moral es hacer lo que nos agrada y nos conviene, afrontando las consecuencias obviamente. Esto porque crecí en los años 60-70, cuando vino esa gran revolución sexual y social que produjo la píldora anticonceptiva para las mujeres. Los más beneficiados con eso obviamente fuimos los hombres, la mayoría se dedicaron al "golpe y fuga" del delicioso sexo casual e irresponsable, dejando -pese a los anticonceptivos- un reguero de hijos y madres solteras por todos lados. También hubo sabandijas aún peores, que se casaban y separaban cada vez que se les "terminaba el amor".

Todo bien hasta aquí, las mujeres salieron a trabajar y se sintieron muy importantes aunque ya no podían cambiar sexo por seguridad económica. Para los hombres desapareció la necesidad de mantenerlas a cambio de sexo, lo que resultó un avance espectacular en beneficio de nuestro noble sexo masculino.

Pero lo que sufrió un deterioro fue, obviamente, la llamada "familia nuclear" con padre, madre, hijos y abuelos en una casa, esto ocurrió al menos en los países más "modernos" como pretende ser Chile.

En principio yo no le veo nada de malo, pero hay un fondo muy podrido en todo esto y es que a la gente de las nuevas generaciones les gusta disfrutar de lo bueno pero sin pagar las consecuencias. Resulta que todo placer tiene su correspondiente precio en dolor y cuando tratamos de evadir  ese precio, el costo se acumula y aparece con intereses más tarde, en ese largo plazo que creíamos que nunca iba a llegar.

Los padres quieren molestarse cada vez menos en la crianza de sus hijos y en la protección de los abuelos, esa es una de las consecuencias de la desintegración de la familia nuclear y el precio a pagar es que los hijos salen idiotas, irresponsables y fracasados: hedonistas incapaces de soportar el menor sufrimiento. Entonces cada generación va saliendo peor.

Y los padres que no se preocuparon de cuidar a sus propios padres ni de criar a sus hijos, son botados a la basura por estos cuando envejecen: el destino que le espera a Homero Simpson es peor que el de su padre Abe, mucho peor será lo que le espera a Bart, esa es la nueva realidad. El viejo Abe fue mediocre, Homero es un bueno para nada y Bart será un delincuente, cada vez peor. Es lo lógico porque ya no existe el pegamento social de la familia nuclear o este se hace cada vez  más delgado, tampoco se hereda lo bueno, porque no hay nada bueno que heredar.

Pero ojo. Esto no pasa en todos los niveles sino que principalmente de la clase media para abajo. Las clases dominantes tienen familias cada vez más nucleares y aferradas a los valores tradicionales, valoran la herencia, la familia, se vanaglorian de sus antepasados inventando mitologías sobre su superior genética. Así aseguran a sus hijos para que manden a los demás (que son cada día peores) cuando ellos mueran y que sus hijos los cuiden a ellos cuando sean viejos, mantienen el pegamento social.

Cuando las clases dominantes pierden este apego a las tradiciones y adoptan el hedonismo, entonces el problema no es solo personal o de clase, sino de toda la sociedad.

Esto no es nuevo, como siempre es un ciclo. Leo la historia de Roma que partió con un grupo de campesinos, incultos, toscos pero muy tradicionalistas. Eran los Pater Familias que luego se llamaron los Patricios y monopolizaban el senado. A medida que la Urbe empieza a crecer, llegan los reyes mercaderes, se establece la República y luego que esta falla, aparece el Imperio. La Urbe de Roma estaba en lo que parecía la cúspide del progreso.

Pero en ese mismo momento se estaba incubando la decadencia, que siguió un patrón muy parecido a lo que vemos ahora, todo guiado por el hedonismo que empezó en las clases más bajas pero se fue infiltrando a las dominantes. A Julio César, el primer y más famoso emperador romano, le decían en broma que era "el marido de todas las mujeres romanas y la esposa de todos los maridos romanos", o sea, dicho en términos actuales se gastaba parejo.

De esa época también es la emancipación de las mujeres romanas, que conducían solas su carro por la calle, participaban de la política, el comercio y mostraban -escandalósamente para la época- los hombros y escotes. Ser cornudo o cornuda en los años del Imperio era lo más natural, la fidelidad era rarísima, bueno, seguramente así ha sido siempre en la historia, pero la diferencia es que en Roma de esos años se ostentaba de ser infiel y homosexual, era considerado "normal", aunque unos pocos patricios -cada año menos- se mantenían aferrados a las tradiciones.

Esto del hedonismo sin freno fue creciendo, y se infiltró en las clases dominantes de la Urbe, partiendo por la Gens Julia, que eran los descendientes de Julio César. Hasta que llegaron a los dos emperadores locos, uno tras otro: Calígula y Nerón. En esta entrada yo quería escribir sobre Calígula y la interpretación de Albert Camus sobre este emperador supuestamente loco, pero ya me fui por otro lado, tal vez lo haga más adelante.

Es cierto que hubo avances y retrocesos en esta tendencia a eliminar los frenos, al hedonismo y finalmente la locura También estuvieron Claudio, Augusto, Marco Aurelio, Adriano, tipos perfectamente cuerdos y en promedio muy buenos gobernantes, pero la tendencia general fue siempre el declive y terminó con el colapso del imperio más admirable que se conoce en la historia.

Pero volvamos a Chile., la "copia feliz del Edén", no es el Edén sino la copia, siempre copiando y repitiendo, en nuestro caso a España que a su vez copió a Escandinavia y etc. etc. Hoy simplemente estamos pasando por ese ciclo que ya hemos pasado antes, nosotros en el pasado igual que otras civilizaciones tan lejanas como el Imperio Romano, las cosas se repiten una y otra vez, leer un libro de historia es casi como leer las noticias en el diario. No cuesta mucho ver paralelos con la decadencia del Imperio Romano por estos días.

La Constitución hay que violarla escribió don Diego Portales, con mucha razón. Cuando el sistema legal y politico es tomado por los canallas para su propio provecho y se escudan en la Constitución para protegerse y abusar cada vez más, llega el momento en que esta pierde todo su valor, es un mugroso texto en que se escudan los hipócritas, nada más. Ahora quieren escribir una nueva para tener más poder y aprovecharse de ese escudo todavía más.

Pero se les olvida un detalle: están abusando de la paciencia de la gente. Se quieren imponer sin tener la fuerza de su lado Los que tienen realmente La Fuerza los detestan, los desprecian, y esos lumpen proletariat siguen haciendo todo para que ese desprecio aumente. Tienen la tonta esperanza que les van a tomar miedo. Ni lo sueñen, solo unos pocos cobardes como nuestro actual presidente y su corte de perkins les tienen miedo, el resto nada, estamos juntando rabia nomas.

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/

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