29 de diciembre de 2019

 

 

 

Tomas Bradanovic


 

Leo un artículo muy interesante de Andrew Korybko llamado "Guerras Híbridas, de las revoluciones de colores a los Golpes"se publicó el año 2015 por el ISIP de la Peoples Friendship University of Russia y refleja de manera extraordinaria el fenómeno de los "estallidos sociales" como los llama la prensa, que han ocurrido este año en Ecuador, Chile y Colombia.

En corto, describe un nuevo tipo de guerra que se organiza desde dentro de los países, para desestabilizarlos y debilitar o quebrar su sistema de gobierno, con el objetivo de instalar otro afín. La idea es hacerlo de modo que parezca una "revolución popular". Es una guerra cobarde, que esconde su mano y sus verdaderos objetivos diseñada, según Korybko, por Estados Unidos para desestabilizar a los países hostiles sin tener que desplegar tropas ni armas. Es tan bueno el artículo que copiaré párrafos completos, al final agregaré mi comentario. Creo que vale la pena leerlo con atención, aquí va (los destacados son míos):

Zbigniew Brzezinski, ex consejero de Seguridad Nacional de Jimmy Carter y padre del Mujahedin, publicó el Grand Chessboard: American Primacy y Geostrategic Imperatives (el gran tablero de ajedrez: la primacía estadounidense y fundamentos geoestratégicos) en 1997. En esa obra famosa, él trazó cómo Estados Unidos podría preservar su dominio unipolar en Eurasia con campañas de sabotaje, geopolítica indirecta bajo las apariciones de movimientos "pro-democracia" o enfrentamientos civiles apoyados por fuera. En realidad, un combo de los dos podría llevar al nocáut a los pesos pesados de Eurasia, en especial Rusia.

La novedad de este enfoque es que, para tener éxito, basta con sembrar el caos y crear fuerzas centrípticas que por sí solas arruinen una sociedad objetivo. Ella no tiene que derribar un gobierno en sí para hacerlo, sólo necesita hacer que la sociedad se divida, y la incertidumbre a gran escala, heraldo del caos social, hace el resto. Esta combinación de vacío y succión, como Brzezinski escribió, crea un estancamiento geopolítico, que a su vez representa un enorme desafío para el Estado indirectamente perseguido (en el caso, Rusia) a tomar iniciativas dentro de las fronteras del país directamente desestabilizado. De un modo u otro, el Estado objetivo está obligado a hacer frente a este problema, quiera o no, y eso lo coloca en la defensiva estratégica. Esto es aún más cierto si el Estado objetivo tiene una frontera directa con el blanco indirecto, como Ucrania hace con Rusia, por ejemplo.


En 1989, William Lind fue uno de los autores de un artículo en el Marine Corps Gazette que previó como sería la próxima generación de guerras. Identificadas como guerras de cuarta generación, él predijo que ellas serían más fluidas, descentralizadas y asimétricas que las guerras del pasado. Cuando se examina la explosión en la actividad de actores desvinculados del Estado desde el final de la Guerra Fría (...) Lind también predijo que habría mayor énfasis en la guerra de la información y en operaciones psicológicas, lo que está de pleno acuerdo con el modus operandi de las revoluciones de colores. Él escribe:


Las operaciones psicológicas pueden convertirse en el arma operacional y estratégica dominante asumiendo la forma de intervención mediática / informativa (...) El principal objetivo a atacar será el apoyo de la población del enemigo al propio gobierno y a la guerra. Las noticias televisadas se convertirán en un arma operativa más poderosa que las divisiones armadas.


El objetivo de una revolución de colores, una vez iniciada, es tomar el poder y derribar el liderazgo del Estado. Es muy eficiente para esta finalidad una vez que une a la población en un enjambre (concepto que será descrito en el capítulo tres) y hace que ella subyugue a las instituciones públicas que representan al gobierno. El anillo más externo, por lo tanto, se une (o, más importante, da la impresión de unirse) para alcanzar directamente el anillo interno, driblando a los demás. Si las Fuerzas Armadas / Policías vienen al socorro del anillo-núcleo liderazgo y tienen éxito en rechazar la ofensiva, está armado el escenario para una guerra no convencional, aunque en bajas proporciones como en los eventos en Ucrania (y sin desenlace como en la Siria)


La élite es el tercer anillo más profundo porque tiene el poder de influir en los medios y la población, pero en general es incapaz de inducir a las Fuerzas Armadas o a la policía. Los medios internacionales y nacionales tienen grados variantes de importancia dependiendo del Estado objetivo, pero ambas tienen algún efecto sobre la población. Los medios contra el gobierno (internacionales) pueden dejar a las autoridades incómodas y vacilantes en defenderse del intento de golpe de la revolución de colores, pero ese no es un factor decisivo para la caída o no del gobierno.

Mi comentario
Creo que allí está todo, es una descripción exacta de lo que estamos viendo hoy en Chile, una guerra híbrida dirigida a desestabilizar nuestro sistema político, que puede reemplazarlo por otro de conveniencia del enemigo, o simplemente debilitarlo al corromper sus instituciones, haciendo que la gente pierda confianza en ellas. Ahora ¿quien diablos es el enemigo?

En Serbia, Egipto y Siria estaba claro que Estados Unidos y la OTAN prepararon las revoluciones de colores, en Siria cometieron incluso la estupidez de armar movimientos revolucionarios con mercenarios, algo que partió muchos años atrás con los Mujahedin y que desde entonces ha terminado siempre en enormes fiascos -el último fue en Siria de los años de Obama- armar revoluciones con mercenarios nunca ha sido buena idea.

Me parece razonable pensar que lo que estamos viendo es una vuelta de mano de Rusia, atacando el vecindario de Estados Unidos tal como este lo ha venido haciendo en Ucrania, Siria, Afganistan y otros países que tienen frontera directa con Rusia ¿por qué no? Claro que hay muchas otras componentes internos: los partidos políticos de ultra izquierda, el lumpen, anarquistas, estudiantes, etc. pero estos van arrastrados, son usados por los verdaderos operadores que diseñan, financian, planifican y dan la logística necesaria, que son el verdadero motor del asunto.

Hace años leí -creo que a Baker, uno de los principales de Stratfor- una frase muy buena "a un oso o bien lo matas de un disparo bien puesto o lo dejas tranquilo, pero jamás debes dejarlo que escape herido, eso si que es peligroso". Una gran metáfora de la estupidez en la política que han tenido muchos gobiernos americanos de irritar a Rusia sin objetivo ni propósito estratégico. O los aplastan o los dejan tranquilos, irritarlos es estúpido y peligroso para todos.

He leído que en Serbia, Ucrania y  Egipto llegaron ejércitos, pero no de soldados, sino de gente de marketing e inteligencia de negocios para diseñar, mediante encuestas, focus group y las mejores herramientas del mercadeo disponibles la campaña de la guerra psicológica. También invirtieron años en infiltrar a los estudiantes, financiando y creando movimientos "revolucionarios". La campaña del "NO" en Chile en 1998 fue diseñada en Estados Unidos de esa misma manera, con el generoso financiamiento de Soros, Rockefeller y otros por el estilo.

Bueno, parece que nos llegó la pelota de vuelta y en América Latina ahora estamos recibiendo la misma clase de agresión camuflada que recibieron en Eurasia los vecinos de Rusia.

Venezuela y Cuba, por supuesto, pero no son ellos los creadores sino los perkins que hacen el trabajo sucio. Lo mismo los anarquistas, el FPMR, los políticos de izquierda y del Frente Amplio, son tontos útiles u oportunistas que están tratando de pescar a río revuelto y al final se van a quedar -todos- debajo de la mesa. Están peleando para otros. Como dice la canción "uno calienta el agua y el otro se toma el mate".

No me extrañaría que luego sigan Perú, Argentina y Brasil, afortunadamente en este último país hay un ex militar de presidente así es que no la van a tener tan fácil, aunque Brasil debe ser el botín más codiciado para Rusia.

Francamente hablando yo creo que la mejor respuesta a esta agresión es la instalación de un gobierno militar y la proscripción de la política por algunos años. Fue lo que ocurrió en Egipto y Siria por poner dos ejemplos, donde no solo se aplicó estados de excepción sino que los militares tomaron el poder de manera abierta o encubierta y solucionaron el asunto como corresponde. Para cualquier gobierno político se hace bastante difícil.

Viendo el asunto de manera fría, creo que la manu militari sería lo más eficiente. Cuando la República Romana estaba en peligro se terminaba la legalidad y venía un dictador, que duraba según la necesidad del estado y la magnitud del peligro.Y sin ir más lejos eso fue lo que pasó acá mismo en Chile, en 1973, cuando el país estuvo bajo la amenaza de caer en poder del comunismo. La historia, como hemos visto, muchas veces se repite.

A quien le interese, les recomiendo leer el artículo completo, está excelente y puede dar luces de lo que está pasando.

P.D. y a propósito de Stratfor, me encuentro en su página con un artículo que sugiere que tal vez no ando tan perdido con mi idea Could There Be a Cold War Reboot in Latin America?  Lástima que mi subscripción expiró hace rato :( pero el lead es bueno)

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/

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