Gian De Biase


Como todas las cosas, hay que partir por el principio. No es casualidad que la palabra “derecha” esté asociada con lo correcto, con hacer las cosas bien, con actuar conforme la tradición, la moral, las costumbres y las normas. Ser derecho significa ser un hombre correcto, por ende, bueno y justo. Por eso mismo, las personas gozamos de derechos y no de izquierdos.

Ser diestro en algo significa ser bueno para alguna tarea. Y así podríamos seguir dando ejemplos, como que Jesucristo reina sentado a la derecha del Padre. Mientras que, por otro lado, ser de izquierda, especialmente su concepción política actual, deriva de la batalla política entre girondinos y jacobinos, siendo los primeros los sentados a la derecha, conservadores, partidarios de la Corona francesa con limitaciones constitucionales. Los segundos, también conocidos como los sans-cullotes (sin calzones), los revolucionarios, los revoltosos, los que querían destruir, quemar, saquear y asesinar a la Monarquía y a la Iglesia, eran, por supuesto, los que se sentaba a la izquierda, los zurdos.

Al reventar los Años del Terror guiados por el anticlerical y sanguinario de Robespierre, la izquierda concretó su proyecto de manipular a las masas enardecidas y utilizar el Estado para perseguir a todos aquellos enemigos de la revolución, y por consecuencia, de la nueva Francia revolucionaria. Eso no ha cambiado mucho en la actualidad, solo que hoy los liberales-masones se hacen llamar comunistas-marxistas y tienen sucursales por todo el mundo, a través de sus partidos de izquierda socialista, comunista, progresista, ecologista, hembrista, antiespecista, LGTBista, abortera, etcétera.

Aunque esto tiene orígenes tan antiguos como el hombre, a partir de la división del Viejo Orden cristiano, romano y católico, con la insurgencia del hereje Martín Lutero y sus tesis perversas, que volvieron la cristiandad una ideología política laica, de esas manipulaciones, nació el liberalismo y la masonería, que posteriormente mutaría al comunismo y el marxismo internacional, y en la actualidad intenta seguir cambiando de forma, pero en el fondo sigue siendo lo mismo, y el asunto es que la Modernidad no es más que un profundo rencor contra todo el avance, en ciencia, en devoción, en superioridad y en la bendición divina que otorgó el Viejo Orden, no solo a Europa ¡A todo el mundo! Que sería civilizado, occidentalizado y cristianizado, por la razón o por la fuerza.

Ser de izquierda significa en primera instancia poseer un rencor y odio hacia un grupo de personas determinado. Empezaron con los Reyes Católicos, luego el Papa, luego la Iglesia, luego Cristo, luego el mismo Dios. Hoy odian a todo aquel que sea capaz de articular una palabra en contra de las mentiras, blasfemias y herejías que la izquierda defiende, practica y quiere imponer a todos.

Para ilustrar lo anteriormente planteado, los protestantes decían estar contra los supuestos abusos monetarios que realizaba la Iglesia Católica y especialmente con “la brutalidad” de la conquista de América por parte de España. Pero mientras la Inquisición Española, según el traidor español Juan Antonio Llorente, dice que el Inquisidor Torquemada sentenció a muerte 10.000 personas, y el hispanista Henry Kamen rebaja a la cifra a 1.530. Mientras que Alemania protestante solo en persecución de brujas había asesinado 25.000 personas y los británicos 1.500, al cambio España, Portugal e Italia (católicas) apenas sumaban unas 500. Estos dos ejemplos ilustran como se exagera y manipulad la Verdad para tener afinidad ideológica.

Por otro lado, la Santa Inquisición Española en el período comprendido entre 1540 y 1700, enjuició 49.000 personas, de las cuales solo el 1,8% fueron condenadas a muerte, según estudios de Jaime Contreras y Gustav Henningsen. Y podríamos desmontar toda la Leyenda Negra que versa contra el Imperio Español, pero no es el motivo de este escrito, pero lo que sí queda claro con la fuerza de las palabras y lo crudo de los hechos, es que, si de perversión y distorsión de la realidad se trata, es una vieja práctica de la izquierda torcer la percepción de las cosas hasta volverla irreconocible. Así han actuado protestantes, como expuse anteriormente, también los liberales franceses, revolución que fue una masacre y un fracaso, que culminó con el ascenso del Emperador Bonaparte al trono, un rey laico, lo que pedían los liberales. Y, por último, los más cínicos, los comunistas, que niegan matar a sus pueblos de hambre o los fusilamientos, mientras la nomenklatura vive feliz y millonaria, viajando a y viviendo en países occidentales.

En resumen, como sentenció sir Winston Churchill, un gran hombre de su época, que, para efectos de su época, era un loco excéntrico, “el socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica a la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”, esto se puede extrapolar a todo el actuar de la izquierda a través de los tiempos, ya que siempre han existido facciones, pero esto describe a la perfección a la izquierda del presente, llamada también moderna y “posmoderna”, como se dicen algunos para causar el revolotear de sus polillas marxistas.

Luego de lo expuesto, se pondría pensar que su autor pues tiene una preferencia política, económica, cultural y religiosa definida, y pues de pensar así acertó. Al ser católico e hispanista tengo mi línea determinada. Ahora, esto no quiere decir que yo vengo a reavivar viejos conflictos entre católicos y protestantes, o conservadores y liberales, al contrario, esto es un llamado a la reconciliación fraternal entre todos los que somos parte del occidente cristiano, debido a que si nosotros no nos organizamos y sanamos viejas heridas, para combatir el enemigo mayor, representado en el globalismo y el comunismo, que hoy cuentan con apoyo y bendición del mismo Papa Francisco, nuestro mundo va a sucumbir ante muchos siglos de oscuridad, como nunca antes se ha vivido en la historia del mundo civilizado, será una época oscura, miserable y triste, solo comparable con lo que establece la Biblia en Apocalipsis, el Fin de los Tiempos, antes del Juicio Final.

La derecha esta llamada a replantearse en todo el mundo y todas las naciones. Tiene que volver la recociliación, y eso pasará por de nuevo tener una sola Iglesia que nos guíe y dirima las diferencias entre las distintas naciones que, aunque hablen diferentes lenguas, tengan otros colores y sonidos, serán capaces de entenderse en la fe verdadera. La cristiandad, la nacionalidad, el trabajo duro, el mercado, la propiedad, la honestidad, el hogar cristiano, son los valores esenciales que la derecha, en cualquier parte debería poseer. La derecha no solo está llamada a replantearse ella misma, está llamada a defender el Viejo Orden para poder avanzar hacia el Bueno y Eterno Orden.

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