Francisco García


Durante la semana pasada, los titulares de los diarios destacaron que el Ministro de Salud planteó fijar límites a las ganancias de las ISAPRES.

Esto lo declaró en una reunión de la Comisión de Salud del Senado y específicamente dijo: “…yo creo que hay que limitarles las ganancia a las ISAPRES, o sea uno puede al igual que en el sistema eléctrico, igual que en otros sistemas, uno le puede decir a las ISAPRES: mire usted, el margen legítimo de ganancia, que va a tener va a ser del tanto porciento, yo… esa parte hay que estudiarla, obviamente desde el punto de vista económico, y lo que sobre tiene que usarlo en otras cosas, en prevención, en preservativos, en cubrir vacunas que no están cubiertas por el plan nacional, no sé, o sea buscar un mecanismo de que la plata que sobra o  que sobre, ahora les va a sobrar harta plata entre paréntesis, así que prepárense, porque yo les he advertido que van a tener una avalancha de críticas, tratar de que ese dinero se ocupe en prevención, porque esa es la parte que falta…”

Como no quiero sacar de contexto sus palabras, aclaro que estas las dijo mientras comentaba otras iniciativas legislativas que iba a continuar apoyando, varias de las cuales son necesarias, atendibles y todavía sujetas a discusión.

Sin embargo, aunque no tengo ningún interés en el negocio de la salud y hasta hace poco reclamé exitosamente en la Superintendencia de Salud contra el alza de mi plan, no puedo dejar de encontrar las palabras citadas fuera de lugar, por belicosas, siendo que viene de un Ministro recientemente designado y que supuestamente llegó a complementar la gestión de salud con el diálogo y que además pertenece a un gobierno que está en manos de un RN.

A lo anterior se suma, y esto es lo más importante, que esa declaración al ser destacada por la prensa empuja al centro de la discusión las utilidades o los resultados económicos de las ISAPRES y no las necesidades de los afiliados. Como afiliados, siempre buscamos atención oportuna, cobertura para las enfermedades, especialmente las más costosas, precios razonables, planes que faciliten mayor libertad de elección, etc., pero el Ministro entrega una valoración de las utilidades, declara que hay que bajarlas y la prensa hace coro. 

Así las cosas, uno se pregunta si por lo menos este gobierno tiene una coordinación de las comunicaciones, y, en particular, si van a legislar en el tema de la salud privada y pública pensando en las personas. 

Por si mismo, la gestión de salud es complicada.  No solamente porque hay que encontrar un equilibrio entre los aspectos operacionales mismos, como la calidad, variedad, disponibilidad, costos, y las expectativas siempre crecientes de las personas, sino también porque, en el ambiente actual, debería lograrse acuerdo sobre un nuevo sistema aprovechando la experiencia y conocimiento existente. 

Entre esa experiencia y conocimiento está particularmente el del sistema privado cuyas aseguradoras y prestadores han levantado infraestructura de primer nivel.  Es innegable que hay problemas de satisfacción de los usuarios en coberturas y precios, así como también que estas entidades atienden a una fracción menor de la población, sin embargo en el rayado de cancha que recibieron, han realizado una gestión financiera indiscutiblemente positiva en base a seguros, la cual se puede aprovechar y mejorar pensando en los usuarios. 

Como usuarios del sistema privado, no pedimos que bajen las utilidades de las ISAPRES, pedimos mejor atención y precios más bajos, a lo que la integración actual entre las ISAPRES y los prestadores de salud contribuye de manera contraria por los incentivos que genera;  las utilidades, que preocupan al Ministro, son solamente una consecuencia y el bajarlas se puede lograr simplemente mediante una hábil contabilidad y gestión tributaria, aspectos en los que tenemos casos de estudio para exportar. No creo que esto último sea lo que quiere el Ministro.

Por otra parte, como pariente de personas que están en el sistema público, he sido testigo directo de situaciones positivas y negativas.  Entre lo positivo está la infraestructura y su cobertura, así como las posibilidades de transferencias dentro del sistema para recibir tratamientos y aprovechar recursos.  En lo negativo he visto atenciones tardías o no oportunas, por lo que muchos han preferido atenderse en el sistema privado para seguir estando vivos pero más pobres, pero no muertos; también he visto recursos sub-utilizados, especialmente personal atrapado en rígidos sistemas administrativos.  

 

Para terminar, insisto en la idea de que en el centro tienen que estar las necesidades en salud de las personas y en este sentido, se podría considerar al menos dos medidas para cada sistema: 1) eliminar de manera efectiva la integración actual entre las ISAPRES y los prestadores de salud y 2) Sacar al Estado de la operación de los servicios de salud, pero que quede a cargo del resto, en particular de fijar y supervisar el cumplimiento de estándares y, especialmente, de disponer la infraestructura de edificios, equipos e inversiones en activos fijos en general, dejando a los privados a cargo de la operación, mediante licitaciones a empresas en las que, en su misma propiedad puedan participar  los funcionarios actuales de salud.

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