Por Remigio de Mileto
Hace algunos días, leyendo el artículo de un ex alcalde que mostraba su preocupación por la situación de la Araucanía y cómo se han ido multiplicado los atentados criminales y subversivos, escribía algo así, en relación a los acontecimientos de esa semana: "...la Araucanía está desbordada: en un día queman 8 camiones, asaltan un Retén de Carabineros, con escopetas atacan y queman una caravana de transportistas, una turba de ebrios denosta a una patrulla de la policías, encapuchados atacan con armas de grueso calibre propiedades, un grupo de alterados mapuches “hacen frente” a tropas del Ejército en Angol…" Y se hacía la pregunta: ¿Si esto no es terrorismo, qué es?
Ante lo cual y al tratar de entender esta violencia que azota al sur de nuestro país y consciente del evidente deterioro a la paz social y la manifiesta fragilidad del Estado de Derecho en esa zona donde se producen frecuentes hechos de violencia, sino también, por la escalada ascendente de estas acciones violentistas que son cada vez más crudas e intensas y que además poco a poco se acercan al radio urbano, es pertinente hacer algunas reflexiones.
Pero, qué hace la autoridad y los políticos ya que muchos señalan que los hechos de violencia en la Araucanía sólo forman parte de un acotado conflicto "chileno-mapuche”, lo que es absolutamente errado, ya que estas acciones se realizan y son promovidas por grupos violentistas que buscan un enfrentamiento que se no se condice ni con la realidad ni con el derecho.
En primer lugar, debemos tener claro, que todos los involucrados en este conflicto tienen la nacionalidad chilena (con la excepción de algunos terroristas extranjeros que le están echando leña a la hoguera) todos son chilenos. Nuestra nacionalidad es una amalgama de raíces y por esos diferentes ancestros somos chilenos los González, los Catrillanca, los Luthsinger y tantos otros que ayudan a forjar esta nación. Y como chilenos, tenemos los mismos derechos y tenemos los mismos deberes. Y por el solo hecho de ser chilenos y nos lo garantiza nuestra actual Constitución, somos libres e iguales en dignidad y derechos ante la ley, sin importar nuestro origen, raza o etnia.
Y de todos los habitantes de la Araucanía la gran mayoría, y de diferentes etnias, condena la violencia generada por grupos extremistas y/o por bandas de narco delincuentes que atentan contra bienes públicos y privados. La condenan porque esa violencia afecta directamente a sus familias, a sus trabajos, a sus pertenencias y principalmente, les coarta su libertad.
Las policías intentan controlar la violencia en la zona pero se ven enfrentadas a una acción de propaganda dura donde se adjetiva su participación con el concepto de que es una "policía militarizada". Concepto amparado en el hecho de que el Estado haya destinado a la zona mayor contingente policial especializado, en consecuencia que tanto Carabineros como Investigaciones cumplen con sus funciones, capacidades y logística que la ley les otorga, de acuerdo a las características que requiera la zona del país y esa función policial se realiza ya sea a caballo, en bicicleta, a pie o en una tanqueta. Sólo que esta presencia policial no les gusta a aquellos que patrocinan y practican la violencia. A ellos les conviene mostrar un poderoso estado invasor, al cual se le resiste heroicamente, cuando la razón real es sacar la presencia policial de la zona, dejando desprotegidos a sus objetivos: los ciudadanos víctimas de la violencia extremista y sus bienes.
Pero, para catalogar si existe o no terrorismo en la Araucanía, son cinco los elementos claves para identificar actos o grupos terroristas a nivel internacional:
1- La utilización de la violencia,
2- La acción está coordinada y generada por una organización.
3- Promoción del terror en la sociedad civil.
4- La difusión y adjudicación de los actos.
5- La inspiración ideológica detrás de su acción.
Y,... los cinco elementos se cumplen. Y ya que entendemos por terrorismo toda actividad violenta organizada por un grupo político que busca producir terror en la población con el fin de destruir el orden político, podemos afirmar sin duda alguna que lo de la Araucanía es "violencia terrorista".
Queda meridianamente claro, por la difusión realizada tras cada acción terrorista (adjudicación y panfletos), que el objetivo de esta violencia terrorista es aniquilar toda influencia cristiano-occidental, desarraigando la religión, la educación nacional unitaria y transgrediendo el derecho de propiedad de las zonas que atacan.
Estos movimientos y organizaciones (CAM y otros) que tienen presencia en la zona tienen como objetivo, según sus propios panfletos: "crear una gran fuerza política y de organización al interior del Movimiento Mapuche", esto junto a una propuesta de "Liberación Nacional", objetivos que se difundieron a través de la publicación "El Rodriguista" del grupo terrorista denominado FPMR. Grupo terrorista muy conocido por sus atentados, crímenes y acciones terroristas décadas atrás. Con estas directrices e influencias ideológicas enquistadas en grupúsculos del mundo mapuche, es que operan en la zona inspirados en movimientos guerrilleros de América Latina y siguiendo directrices y adoctrinamiento ideológico, entre otros, del manual de Ernesto Che Guevara: “La guerra de guerrillas”, ( https://latinoamericanos.files.wordpress.com ). Lo invito a leerlo, es un manual que pareciera que fue escrito para ellos.
Por ejemplo, la Coordinadora Arauco Malleco ( CAM ) es un grupo de clara inspiración marxista (ideología que no tiene nada en común con la cosmovisión mapuche); y por el hecho de tener esa importada ideología marxista se entiende por qué determinados políticos de izquierda se encargan de legitimarlos y defender o justificar sus acciones a través de los MMCC. Y el que estos grupos terroristas cuenten con la complicidad de estos sectores políticos es porque históricamente estos han utilizado y justificado la vía armada y son esos mismos que hoy tienen representación política y son quienes mueven todos los hilos para incentivar y proteger a los terroristas y sus accionar.
Ahora, pensar que no es grave o negarse a aceptar que las acciones de violencia en La Araucanía no son "terroristas", es pecar cuando menos de ingenuidad. El minimizar, cómo está ocurriendo con el poder político hace muchos años, es lo mismo que pasó con el reventón de octubre recién pasado, donde todos veían lo que pasaba pero nadie hacía nada; se subestimó y de un día para otro se desbordó.
El minimizar los hechos violentos es una apreciación incorrecta y de gran peligrosidad, ya que el alcance de los actos terroristas depende de los objetivos que pretenden alcanzar y no de la magnitud del daño que dejan sus actos. Los actos terroristas hay que juzgarlos por lo que son y con toda la fuerza que permite el Estado de Derecho.
A pesar de todo, existen actores dispuestos a justificar la violencia terrorista y que de una u otra forma legitiman el terrorismo como mecanismo válido para instalar temas en la agenda política. Personas que se han beneficiado del chantaje terrorista y que no consideran que la violencia sea inaceptable como herramienta de acción política. Quien emplea la violencia, quien siembra y utiliza el terror contra la población debe recibir todo el rigor de la ley.
Las soluciones que proponen diferentes políticos y/o líderes de izquierda, como: cupos en el Congreso o reconocimiento a los pueblos originarios o la cooficialidad de la lengua mapudungun o el Ministerio de Pueblos Originarios u otras, no son compatibles con las verdaderas pretensiones de los terroristas. Son dos caminos diferentes y por lo tanto no resolverán el conflicto. No habrá solución definitiva al problema de la violencia en La Araucanía si por razones eminentemente políticas no sé le da condición y estatus de terroristas a estas acciones de violencia.
Otro factor que aumenta y promueve la violencia es la política indiscriminada de
entrega de tierras, ya que este camino no tiene fin. Los líderes violentistas mapuches sostienen que su territorio comienza desde el río Bio Bio al sur (La Nación Mapuche) y no cejarán en su intento de conseguir su propósito… ¡Sin comentarios!
Por otro lado, es indignante ver cómo muchos compatriotas, los que viven y trabajan en la zona, tienen que soportar toda la carga generada por la violencia extremista y la incapacidad del Estado de hacer cumplir la ley en el territorio en el que viven. Las acciones terroristas lo que buscan es destruir el orden y la paz social, ya que su fin último es el establecimiento de una "nación mapuche independiente", o sea buscan minar la soberanía de nuestra patria. (CAM : “Proyecto de Liberación Nacional, Lucha Continental Indígena y Proyecciones" : https://www.nodo50.org/weftun/documentos/2007/proyectoliberacion.htm) Lamentablemente el Estado se ha postrado ante estos bien entrenados terroristas cuyo ideario final es destruirlo y que sólo lograrán su objetivo si intensifican y masifican sus acciones.
Por eso La Moneda debe asumir ante el peligroso camino al que lo están llevando estos grupos extremistas, que cada una de las acciones de violencia puede ser la espoleta detonante que genere un gran estallido insurreccional.
El estado no puede seguir dilatando ni eludiendo la responsabilidad de reconocer lo que todos vemos, es el momento de darle a los hechos de violencia el verdadero carácter de lo que son: "terrorismo".
No es casual el que en todas las acciones violentistas que se llevaron a cabo en Santiago a partir de octubre pasado, siempre estuvo presente una o más emblemas mapuches. La violencia no se ha detenido ni aún con pandemia, se están aglutinando los actores, elementos y acciones para generar una gran revuelta que pueden dejar muchas víctimas. ( https://www.chvnoticias.cl/nacional/ex-mir-jaime-castillo-petruzzi-colapzar-ffaa-20200220/ )
Y a nosotros simples ciudadanos, sólo nos queda exigir que el Estado chileno y la clase política reaccionen ante esta flagrante amenaza a la ciudadanía, al estado, a la libertad y a nuestra Nación.
.