Por Mamela Fiallo Flor
Oct 19, 2019


El Presidente Sebastián Piñera acaba de firmar el decreto de estado de Emergencia en las provincias de Santiago y Chacabuco, y en las comunas de Puente Alto y San Bernardo.


Por un aumento del 4% en el pasaje del metro, grupos ideológicamente motivados destrozaron estaciones del metro, saquearon tiendas y desataron incendios. (EFE)

Estaciones de metro incendiadas, negocios saqueados, calles cerradas y carabineros y bomberos que no dan abasto para sofocar el fuego ni contener el vandalismo es la escena imperante en Santiago de Chile, luego del aumento del precio del transporte público.

Miles de chilenos salieron a las calles de Santiago bajo la consigna #EvasiónMasivaTodoElDía para rechazar el alza de 3,75% del pasaje al transporte público. Se trata de la mayor subida desde 2010. El pasaje quedó, durante las horas pico —de la mañana y la tarde— en 830 pesos (unos US$ 1,17). No obstante, el incremento no afectó el valor de los pasajes para estudiantes y la tercera edad.


#ÚltimaHora | En medio de los violentos disturbios que se registran en Santiago de Chile se incendió el edificio corporativo de la empresa eléctrica ENEL, ubicado en el centro de la capital chilena (Más info en breve en http://es.panampost.com )

 

#ÚltimaHora | Grupos de manifestantes saquean una farmacia en Santiago de Chile. A esta hora persisten los disturbios y aumenta la tensión en la capital chilena. (Video vía @latercera) #18Oct


Al igual que sucedió en Ecuador en días pasados, el presidente Sebastián Piñera acaba de firmar el decreto de estado de Emergencia en las provincias de Santiago y Chacabuco, y en las comunas de Puente Alto y San Bernardo.

Lo que empezó con un boicot, terminó en una campaña subversiva; frente a la cual el Estado está próximo a decidir cómo actuar.

Así lo explica para PanAmPost, Andrés Barrientos, chileno y co-fundador del reconocido centro de estudio liberal Ciudadano Austral, Chile.

¿Cuál es la situación actual en las calles de Santiago?

Actualmente en la capital de Chile se están viviendo escenas de subversión que no se habían vivido con tal intensidad desde la revolución propiciada por las izquierdas organizadas del país durante 2011, la que fue trabajada con prolijidad y astucia, y que tuvo como consecuencia un aumento de congresistas de izquierda y el triunfo de un segundo gobierno de la presidenta socialista, Michelle Bachelet.

En estos momentos el Metro de Santiago, que transporta diariamente más de 2,6 millones de pasajeros promedio -cerca de un 37 % de la región- se encuentra cerrado en su totalidad de estaciones y probablemente continuará cerrado por 3 o más días debido a los cuantiosos daños perpetrados por grupos de extremistas y anarco insurreccionales que están actuando en forma directa contra el mobiliario público y privado, sin distinción alguna.

Barricadas en diferentes sectores de la región, sumado a última hora un cacerolazo incitado vía redes sociales por el Partido Comunista de Chile.

Se puede divisar helicópteros de Carabineros de Chile, y un escenario bastante complejo para las fuerzas de orden, ya que se han quemado buses del transporte público y saqueos a bancos, centros comerciales, supermercados y farmacias. Mientras continúa una gran incertidumbre por parte de las personas que se encuentran refugiadas en estos momentos en sus casa o esperando horas para regresar a compartir con sus familias.

¿Qué desató la protesta y qué piden los manifestantes?

Un análisis superficial se enfocaría en el alza de menos de 4 % en la tarifa del pasaje en el transporte subterráneo. A mi juicio, esto viene gestándose durante años a través de todo el aparataje cultural, educacional, sindical e ideológico, cedido por las derechas a las izquierdas de nuestro país. Subestimando el poder de las ideas y la acción teórico-práctica que hay tras la pugna constante de lo que solemos llamar política, ha habido un abandono ideológico por parte de las élites políticas hacia las ideas de la libertad.

La deslegitimación pública que han tenido los grupos anarco insurreccionales en liceos emblemáticos, sumado al triunfo del gobierno con la fallida acusación constitucional contra la ministra de educación, gesta los pretextos de estos grupos para actuar y manifestarse en forma visceral apenas surge cualquier problemática. Sumado a lo anterior, siempre están detrás los mismos grupos que han perpetrado la subversión en las manifestaciones contra el sistema de capitalización individual, como la promoción del indigenismo, feminismo o ambientalismo, este último promovido por la joven Greta Thunberg en la ONU.

Los hechos de violencia y vandalismo de hoy o mañana no se deben a hechos puntuales, sino a estrategias de "guerra social" de las izquierdas extremistas y batalla celular. Delincuentes han entendido los puntos frágiles de nuestra convivencia y paz social.

 Los grupos insurreccionales, que en este caso se apropian de una causa puntual como lo es el alza de precio del transporte público, si bien puede solucionarse mediante una respuesta técnico-económica, ello no quita que su actuar se repliegue para volver a atacar la paz social con otro nombre o causa que conecte con sentimientos o problemáticas de las personas.

¿Los incidentes violentos han sido paulatinos o fue una acción repentina?

Se ha visto durante los últimos años una seguidilla de hechos vandálicos con base ideológica, que perfectamente los ciudadanos pueden constatar, al ver el material o los restos tras una manifestación o simplemente entender que hoy en la capital las paredes hablan a través de sus grafitis como “mata al paco (policía)”, “fuego al capital”, “estatización ahora”, “anarco-vegan”, “A.C.A.B. (All cops are bastards)”, “evade (con signos anarquistas)”, “Fridaysforfuture”, “daña”, “guerra-social”, “de la sala de clases, a la lucha de clases”, entre otros.
Recalquemos que estos grupos no tienen ninguna sensibilidad por lo que ocurre en Santiago, ni por la conectividad que existe en otras regiones del país.

A tan pocos días de las protestas en Ecuador, ¿hay algún nexo político-ideológico?

Probablemente, puesto que han ocurrido últimamente hechos complejos en Ecuador, México y Francia, y desconectarnos de lo que ocurre en occidente en pleno siglo XXI es irrisorio. Pero mi pregunta de fondo en estos momentos es qué hacer ante más de una década de sistemático funcionamiento de células anarco-insurreccionales en colegios, tocatas de punk rock, manifestaciones contra-culturales, divulgación académica, eco-terrorismo, entre otros. A mi juicio, separar un acto delictual de su estrategia política e ideológica, es un error significativo que cometen las élites.

En definitiva, los hechos de violencia y vandalismo de hoy, o mañana, no se deben a hechos puntuales, sino a estrategias de «guerra social» de las izquierdas extremistas y batalla celular. En este sentido los insurreccionales han comprendido los puntos frágiles de nuestra convivencia y paz social.

¿Cómo ha respondido la clase política y qué vistas hay de una pronta solución?

Parte de los culpables del clima de crispación son las élites, activistas de las izquierdas en televisión, programas de farándula, comentaristas de matinales, humoristas y políticos de izquierdas quienes sistemáticamente y en forma sostenida propician comentarios que suscitan una interpretación de violencia. Basta escuchar o leer las declaraciones de las juventudes comunistas, mediáticos personajes públicos e inclusive congresistas de la oposición que avivan la conflictividad, y algunos se arrepienten luego que esto pasa a desbordarse.

La solución inmediata ha sido el cierre de todas las estaciones y un refuerzo del aparato policial sumado a la invocación de la Ley de Seguridad Interior del Estado para aumentar las penas contra quienes se consideren responsables. Ahora bien, las soluciones ante la barbarie pareciesen hoy ser más sofisticadas que lo que acostumbramos a entender naturalmente como orden público, cada vez más complejas en escenarios de violencia inorgánica de auge del anarquismo urbano.

En el corto plazo los líderes políticos, sumado a los ciudadanos, deberán ser categóricos para condenar y frenar esta situación. Estos hechos polarizan el país y es preocupante además que se aproximan importantes eventos internacionales como la APEC y la COP25. Me preocupa que aquí las personas que en definitiva más sufren son los ciudadanos de clase media, los trabajadores y las personas más pobres, y para qué decir nuestras regiones, donde una vez más, un hecho en la capital termina enfocando todos los ojos y esfuerzos ahí.

En el transcurso de esta entrevista, se han quemado más de ocho estaciones de metro, sumado la quema de parte de un edificio de una compañía de energía.

Fuente: https://es.panampost.com/mamela-fiallo/2019/10/18/los-destrozos-en-santiago-no-son-vandalismo-es-guerra-subversiva/

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