Columna Semanal:

 
Cristián Labbé Galilea·
 
Sábado, 1 de septiembre de 2018

 

¡Por fin llegó septiembre… con toda su carga emocional y política! Para unos, los más antiguos… “qué alegría haber pasado agosto”; para otros, los más activos y laboriosos... “llegó un nuevo el periodo de vacaciones”; para los optimistas y románticos… “llegó el buen tiempo y la primavera”; un pesimista feligrés advirtió… “ojo, agosto los menea y septiembre se los lleva…” y por último, los ideologizados de siempre para quienes lo único que interesa es… “mantener viva la llama del odio y la división”.

Pero lo que está claro es que cada día son menos los que relacionan este mes con la patria y sus tradicionales costumbres: el circo, la parada militar, las ramadas… las empanadas con vino tinto, la cueca y la “chicha baya”... muchos menos son los que se dan “el trabajo” de poner la bandera en su casa…

Por lo mismo, a riesgo de ser tildado de fetichista, idólatra, pagano o ultra, reclamé sobre el poco sentido que se le daba en estos tiempos a nuestros símbolos patrios, a nuestras costumbres, a nuestras tradiciones y a nuestra independiente vida republicana.

Señalé con preocupación a mis parroquianos lo que pasaba en otras latitudes que suelen ir unos pasos al frente de nuestro andar, donde todo lo que tenía que ver con los símbolos, los ritos y las tradiciones, había sido degradado en beneficio de una sociedad sin identidad, donde todo se transa y donde lo único que importa es… el presente episódico.

Puse como ejemplo a la “madre patria” donde para muchos: la bandera española era un símbolo nacionalista, propio del franquismo; donde el español era un idioma que había que abandonar para recuperar las lenguas de las autonomías; es decir, lo que prevalecía eran los separatismos…

Un optimista contertulio me interrumpió: “Eso no va a pasar nunca en nuestro país…”.

Lo anterior me dio pábulo para sostener que: “para muchos… ya no somos una nación mestizada, fundida y hermanada a través del tiempo y de la historia, sino que, debíamos ser entendidos sólo como “un colectivo” compuesto por diferentes culturas y realidades…”

Antes de que alguien reaccionara recordé que hoy hablamos del “Ministerio de las culturas” (subrayé… de las culturas); hice ver de que en concentraciones, marchas y protestas, así como en el frontis de casas particulares y de edificios públicos, “ya no flamea solo la tricolor, sino que destacan las banderas de todo tipo de minoría…

Cuando la discusión derivó en el tema de las minorías interrumpí para indicar que el tópico de esta semana no era ese sino que el mes de la patria y la poca gente que embanderaba sus casas (porque no estaban ni ahí), de que ya nadie leía al historiador Eyzaguirre (porque prefieren la “Historia Secreta” de Baradit), de que nadie vibraba con las costumbres y las tradiciones (porque preferían el regatón, el “terremoto” y la cumbia)…

Al final, coincidimos en que “los símbolos, las tradiciones y la historia que con el tiempo nos habían unido… ahora nos estaban dividiendo producto de una política de odio y de intolerancia” y en que “las termitas de una nueva historia… nos estaban carcomiendo peligrosamente” por lo que este mes debíamos embanderar como nunca nuestras casas... (¡Yo ya puse la mía!).

Fuente: https://web.facebook.com/notes/cristi%C3%A1n-labb%C3%A9-galilea/columna-semanal-termitas-de-la-historia/1487677181367333/

 

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