La Tercera - 

 

 

 

Rolf Lüders Economista


Desde que escribí mi última columna, Chile se ha empobrecido significativamente y se ha hecho más injusto, porque son las personas de escasos recursos las que están sufriendo relativamente más con la escasez de medios de transporte público y el saqueo del comercio. Éste es hasta ahora el triste resultado de la acción de un grupo relativamente menor de manifestantes anarquistas, como también de otras personas con la misión de destruir nuestra democracia representativa.

No obstante lo anterior, la inmensa mayoría de los participantes en las marchas lo ha hecho pacíficamente, en protesta por lo que consideran una sociedad injusta.

Satisfacer el largo listado de demandas va a requerir de reformas, algunas relativamente profundas, y de recursos. Si se desea respetar nuestro equilibrio fiscal, en el corto plazo algunos de estos últimos necesariamente deberán provenir de nuevos impuestos y probablemente la mayoría de reasignaciones del presupuesto.

Si el objetivo es obtener una distribución de los ingresos más igualitaria, los mayores impuestos quizás deban obtenerse de una mayor progresividad del impuesto global complementario, cuidando así los incentivos de reinversión a nivel de las empresas.

El gasto fiscal social en Chile ya se encuentra bien focalizado en los deciles de ingresos más bajos. No obstante, el costo de administración de esos fondos es cuantioso, seguramente porque una elevada proporción del personal estatal correspondiente no es indispensable y/o tiene ingresos exageradamente altos. Son los apitutados. Tal sospecha se reafirma si, utilizando datos de la Dipres, simplemente se divide el gasto fiscal social total por el número de familias de los dos deciles de ingreso más bajos, y se descubre que corresponde a unos ¡dos y medio millón de pesos por familia al mes! Hay acá entonces un potencial de recursos que se pueden captar reformando el modo en que se distribuye el gasto social, por ejemplo mediante un impuesto negativo sobre el ingreso, y/o adoptando la propuesta del presupuesto de base cero.

Sin duda estamos en presencia de una crisis sociopolítica mayor, pero este trance representa una oportunidad para avanzar hacia una sociedad más inclusiva y a la vez próspera. El Presidente ya se ha comprometido a impulsar los proyectos, algunos de carácter estructural, necesarios para lograrlo. Recursos para iniciar el proceso podría haber.

Nos corresponde ahora a todos, si no lo hemos hecho ya, condenar la violencia y a aquellos actos que la inciten. Así contribuiremos a cuidar nuestro país y a iniciar el proceso de reformas. Evitaremos también que las personas de menores ingresos tengan que sufrir aún más de lo que ya lo están haciendo.

Fuente: https://www.pressreader.com/chile/la-tercera/20191101/281719796383493

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