22 agosto, 2020
Manuel Bengolea
Economista
Chile ha sobresalido por lo mal que le ha ido respecto de todos los mercados bursátiles en el mundo. El mercado es cruel, pues nos dice la verdad, no lo que queremos escuchar, y el veredicto respecto de los que los políticos chilenos de todos los sectores han decidido para Chile es malo.
El expresidente Aylwin, dijo que el “mercado era cruel”, y tenía toda la razón, porque lo es. Sin embargo, hay que decir que ello se refiere a la capacidad del mercado de premiar a los capaces y castigar a los ineptos, y que gracias a ello el progreso en la calidad de vida de los últimos 40 años es innegable. Obviamente la irrupción del motor a combustión interna fue cruel con las carretas y sus choferes, tal como la internet lo fue con el fax. En el caso de Chile, el mercado produjo un salto en el ingreso promedio que muy pocos países de la OECD pueden exhibir, una baja en la pobreza impresionante, y una disminución de la desigualdad.
A muchos políticos les gusta vender y promover sueños; nada de malo con ello, pero el problema es que, cuando les ha tocado materializar en políticas públicas las herramientas para hacerlos realidad, los resultados son usualmente malos y definitivamente injustos con los más vulnerables. Una prueba reciente de ello es la exención de impuestos del retiro del 10% de las AFP, un regalo innecesario para gente de altísimo ingreso, pero un golpe duro a los ahorros previsionales de los más pobres. El “buenismo” de la izquierda sirve para soñar, pero lamentablemente no contribuye mucho para construir un país próspero.
¿Qué opina el mercado de lo que sucede en Chile desde que los políticos decidieran cambiar la constitución política? La opinión de los inversionistas respecto del proceso constituyente es mala, francamente mala. En efecto, al 15 de octubre de 2019 el valor del dólar, que nadie discutirá sobre su rol como receptáculo de perspectivas económicas y políticas, pasó desde los $715 a los cerca de $790 que se transa actualmente. En ese mismo período, el cobre subió de valor desde los US$ 2.61 la libra a los casi US$ 3.00 actuales, todo lo cual debería haber producido una baja importante del peso, y ha sucedido justamente lo contrario.
A finales de febrero de 2019, el cobre se transaba a US$2.95 mientras el dólar costaba $650. Es más, en esa época el petróleo, producto que importamos, por lo tanto juega en contra del bienestar de los chilenos, se transaba en US$57 el barril, muy por sobre los US$ 42 actuales. Es decir, si ajustamos el tipo de cambio por petróleo, entonces el dólar no debería valer más de “$620”. Sin embargo, hoy cuesta casi 180 pesos más, con lo cual no es erróneo deducir que el costo social del plebiscito constituyente más el Coronavirus le han costado al país muy caro.
Si analizamos las fluctuaciones de los diferentes índices accionarios mundiales, esto es, calculamos el retorno en US$, acumulado desde el 18 de octubre hasta la fecha, los que más han caído son Colombia y Chile, con un ajuste de 35% y 30%, respectivamente. Colombia se explica por la tremenda caída en el precio del petróleo, ya que son grandes productores, lo cual ha producido un deterioro significativo en los términos de intercambio, pero en Chile ha ocurrido lo inverso: sube el cobre y baja el petróleo. Perú, que se parece a Chile, ha caído sólo 18%. En ese mismo período los índices bursátiles de los mercados desarrollados y de los emergentes aumentaron cerca de 10%. Es decir, Chile ha sobresalido por lo mal que le ha ido respecto de todos los mercados bursátiles en el mundo.
El mercado es cruel, pues nos dice la verdad, no lo que queremos escuchar, y el veredicto respecto de los que los políticos chilenos de todos los sectores han decidido para Chile, es malo. Prueba de ello es que tanto el dólar como los precios de las principales acciones están punteando las estadísticas de las mayores pérdidas. Creo que ha llegado la hora de escuchar más a los técnicos y analizar lo que dicen las cifras, y hacer caso omiso de las promesas de los políticos, que más que anhelar el progreso de los chilenos, buscan ganar elecciones con el objeto de acumular más poder del que ya tienen, y que, a la luz de la evidencia, no han sabido utilizar.
Chile va a necesitar sus dos motores, el externo y el interno, para poder salir más rápido y mejor de esta crisis. La discusión política sobre una nueva constitución mantendrá “parado” el motor interno, pues con la incertidumbre que introduciría su negociación, les hará difícil a inversionistas y consumidores el comenzar a gastar. El mercado, cuya capacidad de anticipar es reconocida, ya está señalando claramente el deterioro para el progreso de los chilenos, y su veredicto respecto del actuar de los políticos chilenos es cruel pero real. No podemos darnos el lujo de enfrentar la tormenta económica más dura de los últimos 40 años con un solo motor, pues a pesar de que los políticos, y los burócratas designados por éstos, pueden darse ese lujo, pues sus ingresos no dependen de su desempeño, nosotros debemos trabajar y producir para prosperar, de lo contrario el mercado nos pasa la cuenta. El mercado es cruel con los consumidores, empresarios y emprendedores, no con lo políticos. Tal vez por eso muchos aborrecen la posibilidad de someterse a sus reglas y pongan tanto empeño en sacarlo de ciertos sectores de nuestra actividad.
Fuente: https://ellibero.cl/opinion/manuel-bengolea-los-politicos-y-el-cruel-mercado/
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