26 de julio, 2020 

 

 

 

 

 

Manuel Bengolea
Economista


En los próximos años, habrá que evaluar seriamente qué hacer para acumular los fondos suficientes para tener una jubilación, pues los problemas de hoy no solo se restringen a acumular más para hacer frente a más años de jubilado como consecuencia del envejecimiento; habrá que ahorrar aún más para poder hacer frente a las menores tasas de retornos de las inversiones financieras al momento del retiro.


Sin duda el tema de la jubilación desata pasiones a nivel político y de las personas. A las personas les cuesta, sobre todo a los más jóvenes, ahorrar para cuando sean viejos, y a los políticos no les gusta asumir el costo electoral de medidas impopulares en el corto plazo a pesar de sus evidentes beneficios en el largo plazo. La discusión del retiro de una parte de los ahorros de las AFPs es una prueba de ello. Ningún técnico recomendó sacar fondos para la jubilación, pues era en detrimento de un ya escuálido ahorro; sin embargo, los políticos hicieron caso omiso de sus técnicos y aprobaron la medida. Los empleados fiscales, que no han sufrido una merma de ingresos en los últimos meses, amenazaron a un senador porque osó decir que los retiros debían pagar impuestos. Las personas enarbolan todo tipo de argumentos para justificar el retiro de sus ahorros previsionales, lo cual constituye una prueba de que el consumo presente siempre será preferido al ahorro para el futuro.

Ahorrar para el futuro no es sexy, pero el problema mayor no es sólo eso, sino que hay fuerzas que están cambiando en forma significativa el paisaje para los jubilados del futuro; y ello no se restringe solamente a qué porcentaje de mi ingreso presente debo destinar a mi futura jubilación, sino que a cómo lo invierto, pues eso también es hoy un conflicto, y uno muy grande y que se complicará aún más para las futuras generaciones. Así es, pues el envejecimiento de la población no solo afecta la relación entre trabajador activo y jubilado, que hace inviable al sistema de reparto; también está cambiando la renta que otorgan los activos financieros libres de riesgo, como los bonos de gobierno. Esto es clave para los ingresos del futuro.

En efecto, hace 50 años, cuando había aproximadamente seis trabajadores activos por cada jubilado, el reparto podía ser viable si esa proporción se mantenía en el futuro y los recursos se administraban bien. El tiempo demostraría que las dos condiciones no se satisfacían. La proporción de trabajador activo/pasivo es menor a cuatro hoy y para el 2040 se espera sea menor a tres. Por otra parte, el manejo de los activos por parte del Estado ha probado tener dos problemas: el primero es que no es eficiente gestionando dinero, y segundo, que es capturado por el poder de políticos para su propio interés (como fue el caso de Myriam Olate).

Durante la vejez es recomendable mantener inversiones menos riesgosas, pues los jubilados no tienen tiempo para recuperarse de las perdidas infligidas por la volatilidad de las acciones u otros activos financieros riesgosos; esta es una de las principales causas de que las tasas de interés en países desarrollados, con pirámides poblacionales invertidas -más viejos que jóvenes- estén hoy cercanas a cero y en ciertos casos negativas. Y lo peor es que este fenómeno de envejecimiento va a continuar, y algunos pronostican que hacia mediados de siglo las tasas podrían caer a -2.5%. Es decir, para el que quería vivir de sus rentas, eso implica ahorrar o trabajar más, o invertir en activos volátiles como las acciones.

Es decir, los jóvenes de hoy, que se jubilarían en 30 o 40 años más, no solo tendrán el problema de que vivirán más, lo que requerirá más ahorro para la vejez, sino que además enfrentarán el problema que muchos alemanes, suizos o japoneses tienen hoy, y es que no pueden obtener rentas de sus ahorros porque las tasas son cero o negativas, con lo cual no les queda más que comerse el capital, con el peligro de quedarse sin recursos si viven más de lo esperado.

Por eso llama la atención la tremenda irresponsabilidad de los políticos, que son en ultima instancia quienes deciden respecto de retirar los ahorros previsionales, pues la gran mayoría de ellos, porque sus técnicos así lo han dicho, está al tanto del problema del envejecimiento de la población y de los recursos extras que se necesitan para aplacarla. La solución no puede ser debilitar aún más ese panorama. Agréguele ahora que la parte de la inversión también será un problema, pues vivir de las rentas hoy es difícil, y en el futuro será casi imposible.

En los próximos años, habrá que evaluar seriamente qué hacer para acumular los fondos suficientes para tener una jubilación, pues los problemas de hoy no solo se restringen a acumular más para hacer frente a más años de jubilado como consecuencia del envejecimiento; habrá que ahorrar aún más para poder hacer frente a las menores tasas de retornos de las inversiones financieras al momento del retiro. Lo último parece no ser algo que preocupa a las autoridades políticas, ya sea porque no lo entienden o porque es más fácil ignorarlo. Harían bien nuestros congresistas si sinceraran este otro problema que afectará nuestras rentas de jubilación, aun asumiendo que hayamos acumulado lo necesario para ésta.

Fuente: https://ellibero.cl/opinion/manuel-bengolea-ahorrar-e-invertir-para-la-jubilacion-dos-grandes-problemas/

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