Un viejo y querido amigo que ha dedicado la mayor parte de su vida profesional a la administración de portafolios de inversión, suele decir: “Existe un mundo mejor, pero es más caro”. Se refiere al hecho que para evitar las molestas fluctuaciones en el valor de las inversiones, se puede invertir en instrumentos financieros de menos volatilidad, pero dichos instrumentos ofrecen también menos rentabilidad. O sea hay un mundo en que se pueden evitar los riesgos (un mundo mejor), pero esto es a costa de obtener menos retornos (los costos). El proyecto de pensiones del gobierno, contiene modificaciones que directa e indirectamente afectarán la rentabilidad que se podrá obtener de los ahorros, y por lo tanto, la pensión esperada al momento de la jubilación, respondiendo exactamente al hecho que la búsqueda de menor riesgo genera menores rentabilidades.

En efecto, análisis preliminares indican que la combinación del ente público de administración de pensiones, que gestionará el fondo de pensiones sin las opciones que hoy entregan los multifondos, es decir, a través de inversiones en un único fondo; más la extensión a la limitación de elección de inversión en los fondos A y B (“… con el objetivo de reducir el nivel de riesgo que puede afectar los recursos de las y los afiliados, dada la magnitud de las pérdidas que han enfrentado los fondos de pensiones más riesgosos en períodos de crisis financieras…” de acuerdo a la Ley de Pensiones presentada recientemente al Congreso), reducirían el componente de renta variable de los fondos (sistema total) entre un 7% y 10%. Dado que la renta variable no solo se caracteriza por ser más riesgosa, sino también por que la rentabilidad promedio en el largo plazo es mayor, la disminución de las inversiones en renta variable implica una reducción en la rentabilidad de los fondos de pensiones de entre 3 y 6 puntos base promedio reales anuales, con una consiguiente reducción en la pensión esperada para el nuevo nivel de ahorro de entre 10% y 20%.

O sea, solo por efecto de inversiones, se perdería entre un 25% y un 50% del incremento en las pensiones proyectado por el gobierno, dado el nuevo y mayor esfuerzo de ahorro, que de acuerdo al informe de competitividad incrementaba en 40% la pensión.

Considerando que el fondo A se demoró 5, 9 años en retomar el valor más alto alcanzado previo a la crisis financiera del año 2008 – considerada la crisis financiera más severa en los últimos 70 años -; y que de acuerdo a todos los exsuperintendentes de pensiones consultados por la prensa,no hay argumentos técnicos para que las AFP no puedan administrar el 3% de incremento en la tasa de contribución que irá directamente a cuentas de capitalización individuales, los argumentos son políticos; ¿no sería demasiado caro pagar entre un 25% y un 50% del incremento en la pensiones esperada dado el mayor esfuerzo de ahorro solo para disminuir el riesgo político y el riesgo financiero, que a su vez  anularía a cero costo en un plazo de 6 años?

Fuente: http://www.latercera.com/voces/pensiones-e-inversiones/

 

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