Osvaldo Rivera Riffo

 

 

Hemos sido testigos del nivel del “deschavete” de los parlamentarios de izquierda al declarar públicamente su molestia por la visita del presidente de Brasil.

Comenzando por una Srta. Diputada por comunas populares, que vociferaba por todos los medios porque el protocolo le exigía vestido corto para asistir al almuerzo con el cual el gobierno agasaja una visita Oficial. En ella lo puedo entender a pesar de provenir de una familia bien, educada y culta, no falta en ella como en muchas otras, la oveja negra.

Otra cosa es la actitud de la mesa del Senado. El senador que oficia de presidente es la segunda autoridad del país y le debe respeto al cargo, a Chile, a sus compatriotas y sobre todo a la ilustre visita.

Pero, ¿que se le puede pedir la izquierda? no sólo es pobre intelectualmente, también es ordinaria en modos y costumbres. Jamás se enfrentaron al Manual de Carreño, ya que de seguro lo consideraron una lectura de elite.

Han avergonzado a Chile con sus actitudes poco democráticas, han ofendido al pueblo brasileño, que libre y soberanamente eligió a su Presidente. Indignos de representar a nuestro pueblo en el parlamento; instancia -se supone- de discusión, de saber, de convivir con el adversario y de trabajo por el bien del país. Espero que la memoria esta vez no sea tan frágil y en las próximas elecciones se les pase la cuenta por sus comportamientos y se renueve y limpie ese espacio de debate, pieza clave de la democracia y uno de los más antiguos del mundo.

También merece reproche el gobierno, quien por hacerse el “lindo” con la izquierda, no mide las consecuencias de sus actos creyendo que esta ‘chusma inconsciente’ funciona por interés nacional. El gobierno tiene que comprender que la izquierda no está motivada reitero, por el bien de Chile. Su estructura mental está organizada para doblegar, impedir, destruir, la valoración de una sociedad libre.

A quien le puede importar la presencia de ese cumulo de individuos, transitorios en política, en un almuerzo oficial. Lo reprochable es la actitud del Presidente del Senado pero, en fin, demasiado grande el cargo para tan insignificante personaje.

Lamento gastar mi tiempo y el de Uds. mis amigos lectores, pero el Manual de Carreño existe y como una verdadera guía de urbanidad y buenas costumbres, es más que útil.