Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional


Como un aficionado a la historia he leído biografías y estudios interesantes donde resaltan personajes por sus características y defectos referidos al estado de su salud mental y que han tenido sobre sus hombros el destino de naciones e imperios.

Uno de ellos es Cayo Julio César Augusto, más conocido como Calígula, sobrenombre puesto de niño ya que acompañaba a su padre, el más grande general Romano llamado Germánico, hijo adoptivo de Tiberio y sin duda su sucesor, en sus campañas militares donde se ponía las “cáligas” de los legionarios, quienes cariñosamente le dieron ese apelativo que significa “botitas”.

A la muerte de su padre en campañas del Oriente, Calígula y su familia regresan a Roma, generando reticencias al emperador Tiberio, básicamente por una serie de muertes de parientes cercanos al emperador. A la muerte del emperador en Capri, este dejó testamentariamente que sus sucesores serían Calígula y Tiberio Gemelo para gobernar el imperio en forma conjunta.

Luego de asesinar a Tiberio Gemelo, Calígula gobernó sólo el imperio durante 10 años. No obstante, una grave enfermedad mental que sufría el emperador marcó el punto de inflexión en su gobierno y en su modo de reinar. Una serie de errores en su administración derivaron en una crisis económica y en una hambruna feroz emprendiendo una serie de reformas públicas y urbanísticas que terminaron de vaciar el tesoro.

En su megalomanía ordenó colocar una estatua de su persona en el templo de Jerusalén, ya que había nombrado rey a su amigo Herodes Agripa.

Sin embargo la historia también registra otros casos emblemáticos de gobernantes dementes. El segundo en el ranking es el emperador Chino Zhengde (1491/1521) Cuando asumió el trono tenía 14 años y al parecer jamás abandonó esa edad.
Justiniano II emperador de Bizancio (669/711 DC) Bueno, este tenía la característica de oír voces en su cabeza y se metía bajo la cama para esconderse de ellas, y pedía que le tocarán música para dejar de escucharlas. Aparte de otras locuras descritas por los historiadores.
Otro fue Carlos IV de Francia (1368/1422).Se cuenta que a los 24 años dio los primeros síntomas al matar a varios caballeros de sus filas en busca de un fugitivo. Con los años aullaba como lobo e impedía a sus sirvientes que lo tocaran ya que se creía de cristal, olvidándose incluso de ser rey.
Otro loco reconocido y más cerca de los tiempos contemporáneos fue el rey Faruq de Egipto. Tenía manías odiosas como la cleptomanía. Se cuenta que una vez le robó un reloj a Winston Churchill. También gustaba matar los leones del zoológico del Cairo. Fue conocido como “el estómago con cabeza” por su adicción a las sodas (30 al día) y al caviar directamente del tarro.

Vamos a otros más cercanos en fechas: Francisco Macías Nguema, elegido democráticamente en Guinea Ecuatorial pronto se supo que haría lo que se le viniera en gana. Cambió el lema del país a “No hay otro Dios que Francisco Nguema”, prohibió la palabra intelectual y cerró las escuelas y hospitales, incluso prohibió el lubricante para las plantas de electricidad, ya que todas funcionarían con sus poderes. Por cierto la capital quedó sin energía eléctrica. Comía con amigos imaginarios y mataba también enemigos imaginarios. Asesinó al presidente del banco central y escondió todo el dinero en su refugio en la jungla.

Otro ejemplar: tras la caída de la Unión Soviética ascendió al gobierno de la naciente República de Turkmenistan, Saparmurat Niyázov y pronto demostró que la cabeza no le funcionaba bien. Prohibió las barbas y el maquillaje en las presentadoras de televisión y mascar tabaco. Escribió un libro llamado Ruhnamá que todo el mundo debía aprender de memoria, incluso para sacar carnet de conducir. Le gustaba cambiar el nombre a las cosas entre ellas al pan, poniéndole el nombre de su madre. También le cambio el nombre al mes de enero. Se hizo construir una estatua gigante en oro y un palacio de hielo en un país casi desértico.

Podría agregar al presidente vitalicio de Haití François Duvalier, quien sufriera un ataque que lo dejó inconsciente durante 9 horas. Al despertar mando a arrestar a su sucesor temporal, al no encontrarlo sus hombres de confianza le dijeron que se había convertido en un perro negro. Entonces el presidente mandó a matar cuál Herodes tropical a todos los perros negros del país. Sigamos con Rafael Trujillo de República Dominicana. Al entrar al poder, su primera medida fue nombrar a su hijo de 3 años Coronel y luego gastarse todo el presupuesto de la nación en elegir reina de belleza a su hija Angelita I. Pero el sumun de la locura es cuando trató de conseguir para su esposa semi analfabeta el premio Nobel de Literatura.

Faltan otros que dejaré para otra columna ya que el propósito de contar esta historia radica en el hecho que pareciera que para ser políticos y propender al poder se ha puesto en moda tener los tornillos sueltos o estar definitivamente dementes. Como el resultado de los sucesos históricos relatados ha sido fatal, esperemos no estar condenados a emular estas historias en nuestro país, ya que la sintomatología indica que vamos en esa dirección. Desde ya se ha comentado que el principal se levanta en las noches y pone en fila las sillas. Para que hablar de algunos diputados o alcaldes que tienen en grado superlativo el síndrome “trastorno de atención mediática”, grave deficiencia colectiva en los políticos, los cuales con sus síntomas son un peligro para la estabilidad de la República.

En las historias relatadas ninguno tuvo un final feliz, amén de un par que desapareció de la tierra de muerte natural.

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