Osvaldo Rivera Riffo
Presidente Fundación Voz Nacional


 

Era fines de agosto de 1993 cuando motivado por una preocupación, fui a la oficina del General Pinochet, en calle Zenteno.

Como siempre, me recibió con su acostumbrada cordialidad y afecto y me preguntó ¿Qué es lo que te preocupa?

Lo miré y vi en sus ojos la respuesta que yo esperaba.

¿De verdad que no vamos a celebrar los 20 años del 11 de Septiembre?, le pregunté.

Que quiere que le diga mi amigo, desde esta responsabilidad yo no puedo hacerlo; pero, además, han venido a verme “los de siempre” y a decirme que por muchas razones seria inconveniente hacer cualquier tipo de celebración.

No me convence ese argumento mi General, ¿Ud. querría una celebración?

Claro que me gustaría ...

¿Me autoriza a organizarla? ...

Pero ya no hay tiempo, estamos a fines de Agosto...

Deme 24 horas y vuelvo, si me va bien, conversamos más largo.

Se río y me dijo: "no te metas en camisas de once varas, mira que por lo general no alcanza para mangas"

Veamos...si no hay para mangas, no hacemos nada ...

Esto fue el lunes 23 de agosto de 1993 a las 10 A.M.

Volví el martes, me recibió en la tarde, en su casa.

Como le fue mi amigo me preguntó...socarronamente... esperando que, efectivamente, no hubiese encontrado tela para las mangas ...

¡¡Bien Presidente, estamos listos!! Organicé una gran cena en el Hotel Hyatt con adhesión, para 1500 personas. ¿Está de acuerdo?

Me miró, guardo silencio y una profunda mirada de agradecimiento baño su rostro y dijo: “Échele pa’ delante amigo”.

Así fue como celebramos el aniversario número 20 y como siempre, "los de siempre", aparecieron intentando estar al lado del General.

El entró al salón acompañado por la Sra. Lucia, mi hermana, quien me ayudó en la organización y Doña Mitty Markmann, a quien don Augusto llevaba de la mano, simbolizando con este gesto que la historia lo acompañaba.

Como el expresidente era un hombre respetuoso de su palabra, me dio el tiempo necesario para conversar distendidamente poco antes de la celebración que había organizado. A continuación, comparto con Uds., parte de esa conversación, por lo atingente a nuestra situación actual.

Este hombre tan famoso, tan importante, que logró cambiar a Chile en una tarea que para muchos parecía imposible sigue siendo hoy, una figura mundial.

Con más de 60 años al servicio del Ejército, ya se han escrito libros sobre él, de igual forma como se ha hecho con todos los grandes hombres que han traspasado la historia.

Nuestro encuentro se realizó pocos días antes del 11 de septiembre de ese año, en uno de los salones de la calle Zenteno. Estaba vestido con su impecable uniforme gris, donde brillaban en sus hombros las cinco estrellas que le confieren el grado de Capitán General.

Pinochet ha sido, sin lugar a duda, un gran estadista y un gran hombre, pero si hay alguien que todavía no quiera reconocerlo, al menos tendrá que concordar que como líder, ha sido el único gran personaje de América Latina, quien durante diecisiete años gobernó a Chile, “Desde las Cenizas” tal como lo describe James Whelan, en su obra homónima.

Con la misma espontaneidad que lo caracterizaba fue contestando mis preguntas.

  • Como historiador, ¿ha habido situaciones similares a las suyas, en que un solo hombre haya cargado con las responsabilidades más grandes de una nación: Presidente de la República y Comandante en Jefe del Ejército y luego continuar como tal?

Mire, no me considero un historiador. Si, un estudioso y un admirador de la historia y de las lecciones que ésta nos entrega. Respecto a su pregunta, puedo decirle que en nuestro país existe el precedente del General Manuel Bulnes, quien después de un decenio de gobierno, calificado por los historiadores como uno de los más fructíferos de nuestra vida republicana, continúo al mando del Ejército, durante la presidencia de don Manuel Montt.

  • ¿Cómo se siente cuando se le define como el soldado más antiguo de América Latina o quizás del mundo?

Siento mucho orgullo y una gran gratitud hacia Dios por haberme permitido descubrir a una temprana edad mi vocación militar y dedicar una vida entera al servicio de Chile y del Ejército. Espero con humildad que mi entrega a la Institución y a Chile sirva de ejemplo para las generaciones que vienen detrás mío.

  • ¿Qué significa para Ud., una institución militar acorde con la modernidad del siglo XXI?

Como ya lo he dicho en reiteradas oportunidades, la entendiendo como una Institución plenamente integrada a nuestra sociedad; a la que sirve y a la que debe su razón de ser, participando en forma activa e institucionalizada en el gran proyecto de Chile, en una doble perspectiva: una propiamente militar, con una fuerza tecnificada, altamente entrenada y con una capacidad disuasiva creíble, y la otra, aportando con todas sus características y experiencias -como lo ha hecho desde su creación- al desarrollo del país. En síntesis, mi visión del Ejército del siglo XXI es la de una Institución moderna y eficiente, acorde con las reales capacidades y con el nivel de crecimiento alcanzado por el país, que pueda dar una adecuada respuesta a los desafíos que en los ámbitos de la defensa nos deparará el siglo XXI.

  • ¿Siente que su permanencia al mando del Ejército ha sido verdaderamente la mejor garantía para la normalidad e inicio del proceso democrático?

Jamás he sentido poseer la virtud que Ud. me atribuye en su pregunta. Yo solo me considero un soldado que por las circunstancias del destino, ha debido asumir responsabilidades trascendentales, entre las que se encuentra la de haber contribuido a generar las condiciones para que Chile retornara, en paz y armonía a la democracia, pero no a la de antaño, sino que a una democracia renovada y sólida, que forma parte del gran proyecto que le entregó a la nación el gobierno de las Fuerzas Armadas y de Orden, que tuve el honor de presidir.
Entregado el gobierno a las actuales autoridades he dedicado todos mis esfuerzos al mando del Ejército, entre cuyas misiones constitucionales están las de garantizar el orden institucional del país y ser esenciales para la seguridad nacional, contexto en el que hemos procurado una colaboración permanente con la autoridad en estas materias.

  • General, los problemas de derechos humanos están enmarcados dentro de la concepción de una guerra subversiva. Para una cabal comprensión y a veinte años de ocurridos los hechos, ¿podría ampliar las connotaciones de este tipo de guerra, sus causas y sus efectos?

En Chile enfrentamos, con éxito, una guerra irregular cuya característica básica fue la participación de un numeroso contingente paramilitar, entrenado en el extranjero y fuertemente armado, cuya acción comprometía gravemente la paz y el bienestar de la ciudadanía y que perseguía imponer por la fuerza un modelo político, económico y social globalizante que, como nos demuestra la historia reciente, fracasó en forma estrepitosa en los países en los que fue impuesto, sumiéndolos en una crisis de tal magnitud que todos sus esfuerzos por superar los nocivos efectos de tal experimento, hasta el momento, parecen insuficientes en la mayoría de los casos.
En una guerra de estas características, como su nombre lo indica, los grupos paramilitares utilizan métodos irregulares -como la violencia y el terror indiscriminado- para lograr sus fines, reclamando para ellos el tratamiento de fuerzas regulares a través de una poderosa infraestructura que trasciende las fronteras y que infiltra las más respetables instituciones y organismos nacionales e internacionales, como también de una persistente y poderosa organización de propaganda ideológica.

  • ¿Qué puede decirle al país de las sistemáticas campañas comunicacionales de hostigamiento a las Fuerzas Armadas?

Que es lamentable que existan en el país personas y agrupaciones que aún no logran comprender que las Fuerzas Armadas son instituciones fundamentales de la República, cuyo devenir siempre ha estado íntimamente ligado a los destinos de Chile. En consecuencia, quienes persisten en atacarlas y hostigarlas no hacen otra cosa que actuar en contra de los intereses del país.

  • ¿Qué siente al ver que su nombre y su obra se van proyectando a través de la historia?

Mire, jamás he buscado honores ni reconocimientos. Mi único norte en la vida ha sido servir a Chile, asumiendo con realismo mis capacidades y limitaciones de hombre y soldado. Si mi gestión pública produce un impacto que trascienda a través del tiempo, materia que en todo caso corresponde juzgar a los historiadores, solo me produce satisfacción de haber cumplido fielmente mi vocación de servicio a la Patria.

  • tiene mucho de que sentirse orgulloso, ¿pero existe en su vida algo que le deje un sabor amargo?

Por mi formación militar y convicción personal, siempre medito detenidamente cada decisión antes de adoptarla, de modo que, más que orgulloso, me siento tranquilo y satisfecho de lo que he realizado durante mi vida. Sin embargo, en lo que respecta a mi gestión de gobierno lamento no haber podido prestar una ayuda más eficaz a nuestros conciudadanos más necesitados, producto de la falta de recursos y la difícil situación económica que vivía el país.

  • ¿Qué siente Ud. cuando niños, adolescentes y jóvenes quieren conocerlo y abrazarlo? ¿Cuál sería su mensaje para esas generaciones que lo ven con tanta admiración?

Para mí los niños representan el futuro, el idealismo y el empuje de la juventud del mañana a la que me gustaría traspasarle toda la experiencia acumulada a través de tantos años que es lo que de alguna manera estoy haciendo a través de mis memorias.
Mi mensaje para la juventud es que sean siempre fieles a su vocación y a sus ideales, que se sientan orgullosos de los valores y tradiciones propios de nuestra nacionalidad, que tengan fe en Chile y en sus superiores destinos y que entreguen a las futuras generaciones un Chile con más armonía y prosperidad que el que sus padres les dejarán como legado.

 

He resumido mi conversación con el Presidente Pinochet, el cual me dijo como última reflexión: “no desmayen en su lucha por Chile, el enemigo siempre estará al acecho y tienen que saber defenderse”.

Cuando me despedí y lo vi alejarse, me pregunté: ¿qué habría pasado si la libertad que hoy tenemos nos la hubiesen regalado y no fuese el resultado de la conquista de este pueblo, guiado por este gran líder?

¡¡¡Hoy, esa libertad nuevamente está en peligro!!!

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