Juan Antonio Montes
El año 2007 el papa Benedicto XVI afirmó, tres días antes de su viaje a Brasil, que América Latina representaba "el Continente de la esperanza" porque contaba con cerca de la mitad de los católicos de todo el mundo.
De entonces para acá, la “esperanza” del Continente católico entra en pugna con la desesperanza de quienes quieren cortar sus raíces cristianas.
El polo del mal
De ese frente revolucionario hacen parte la Venezuela de Maduro; Nicaragua, bajo la dictadura de Ortega; Bolivia, nuevamente bajo la influencia de Evo Morales; la Argentina de los Fernández; Perú de Castillo y, claro, la infeliz Cuba, masacrada durante seis décadas de tiranía marxista, donde lo único que cambia es el nombre del tirano a cargo de impulsar la ruina y la represión.
Un poco más lejos, pero con obvias simpatías con los anteriores está el gobierno de México, encabezado por López Obrador.
Los postulados ideológicos de este conjunto de países que conforman las fuerzas del polo socialista, son los mismos de siempre: estatismo omnipresente y omnipotente, con ingredientes de populismo e indigenismo tribalista, plurinacionalidad y una amplia agenda de reivindicaciones “culturales”.
La prensa informó recientemente de un nuevo intento de reflotar la fracasada Unasur, esta vez por iniciativa del depuesto ex presidente de Bolivia Evo Morales.
“Desde abril del 2021, el líder indígena ha puesto sus esfuerzos en la creación de una plataforma sudamericana de movimientos sociales, con miras a una América Plurinacional: la Runasur”.
El lanzamiento del nuevo organismo socialista tuvo su pista de despegue en la ciudad del Cusco, el 20 y 21 de diciembre recién pasado, bajo el nombre de “Segundo Encuentro de los Pueblos del Abya Yala” (continente americano en lengua originaria) cuya finalidad será “la reconstitución de la América Plurinacional de nuestros ancestros”.
No es necesario ser muy perspicaz para percibir que por detrás de este lanzamiento continental de una indefinida amalgama de pueblos y etnias, lo que se esconde es el intento de borrar los cinco siglos de historia y de cultura cristiana que marcaron al Continente desde su Descubrimiento, en 1492, hasta nuestros días.
Es decir, es retrotraer la historia, borrar el pasado cristiano y restablecer el paganismo indígena, así como el estilo de vida tribal y miserable a lo que sus promotores denominan “el Buen vivir”. ([i])
Nicaragua
Fue en el año de 1979 que triunfó en Nicaragua la revolución sandinista con el apoyo decisivo de la izquierda católica inspirada en la Teología de la Liberación. La revolución sandinista fue considerada en su momento como la fórmula ideal para conducir a todo el Continente hacia el socialismo.
La revista Catolicismo dedicó un número especial para denunciar este intento, organizado desde la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo, con participación del entonces Obispo de Araguaia, Monseñor Pedro Casaldáliga. ([ii])
Este año 2021, se verificaron en ese país las fraudulentas elecciones, con opositores presos y control absoluto de la prensa y medios de comunicación. En ellas fue reelecto, por quinta vez, el ex comandante Daniel Ortega y su mujer Rosario Murillo, destacados participantes de la revolución organizada por la Teología de la Liberación. Las elecciones fueron catalogadas como “una farsa” por el mundo libre.
Calcule el lector lo que hubiese ocurrido en todo el Continente si esa receta, lanzada hace 40 años, hubiera sigo seguida en el Brasil y en otras importantes naciones católicas.
Curiosamente, los actuales seguidores de la misma teología de la liberación, lejos de reconocer sus errores, insisten en la misma prédica de lucha de clases.
Un inexplicable apoyo pontificio.
De por sí, la iniciativa de recrear un frente de izquierda continental no tendría mayores efectos, pues éste no pasa de ser un plato recocido y medio descompuesto, y que ya fue rechazado por la mayoría de las naciones, a las que se les dio ocasión de probar.
Sin embargo, existe un factor, no político, que lo hace cobrar una peligrosidad particular: el inexplicable apoyo que encuentra en el Vaticano, y en especial, en el Papa Francisco a lo que él llama los “Movimientos Populares”.
En su última alocución a estos “movimientos populares”, el Papa les manifestó que ellos eran, además de “poetas sociales”, un ejemplo del Buen Samaritano. “¿Saben lo que me viene a la mente? Las protestas por la muerte de George Floyd (…) lo esencial es que ahí, en esa manifestación contra esa muerte, estaba el ‘samaritano colectivo’. Ese movimiento no pasó de largo cuando vio la herida de la dignidad humana golpeada por semejante abuso de poder. Los movimientos populares son, además de poetas sociales, ‘samaritanos colectivos’”. ([iii])
El Papa les aconsejó también: “Soñemos juntos, sueñen entre ustedes, sueñen con otros. Sepan que están llamados a participar en los grandes procesos de cambio, como les dije en Bolivia: ‘El futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse, de promover alternativas creativas’”
Fue precisamente en Bolivia, que el Papa recibió como obsequio una cruz con la hoz y el martillo entregada por el entonces presidente Morales.
Obviamente que estos discursos pontificios son ampliamente utilizados por los medios de comunicación de estos países, para mostrar que sus reivindicaciones cuentan con ese alto respaldo eclesiástico.
Llama poderosamente la atención que el Papa no haya formulado, en sentido opuesto, ninguna condena a todas las manifestaciones anti cristianas, así como los actos violentos y los incendios de templos católicos, que estos “movimientos populares” han organizado en varios países del Continente y de los Estados Unidos.
Para los agitadores que “hacen ruido”, el Papa sólo manifiesta alabanzas, comprensión y apoyos. Para las “élites”, condenación, mal humor y reprobación.
Aún es prematuro para saber qué consecuencias políticas y qué aliento a los conflictos sociales esa prédica producirá. Pero una cosa es clara, sin ese apoyo, Renasur estaría condenada a morir sin pena y sin gloria, como sucedió con su predecesora Unasur.
Sanos rechazos al plan socialista.
Veamos cómo se desarrolló esa pugna entre la esperanza y la desesperanza a lo largo del año que acaba de terminar.
Chile
Quizá el País donde esta pugna se dio con mayor intensidad y violencia fue el territorio chileno. Una minoría de izquierda, muy bien articulada y con objetivos verdaderamente revolucionarios y criminales, tomó cuenta del país y pareció arrastrar todo sin encontrar reacciones de peso.
La instalación de una Convención Constituyente, integrada en su mayoría por representantes de esa izquierda, se instaló con el objetivo de “refundar” al país.
Tal radicalización le costó caro a las izquierdas. En la reciente elección presidencial y en las legislativas, los candidatos de la centro-derecha aumentaron sensiblemente su votación y consiguieron elegir a la mitad del Senado. Por su parte el candidato más a la derecha, José Antonio Kast, obtuvo la primera mayoría en la primera vuelta.
Sin embargo, la izquierda, reaccionando unida para triunfar en la segunda vuelta, eligió por amplia mayoría al candidato Gabriel Boric, colocando así a Chile en la lista de las naciones “bolivarianas” de nuestro Continente.
Perú.
Otro de los países cuyos destinos vacilaron entre la esperanza y la frustración fue el Perú. Una nación profundamente católica, pero que aún arrastra a una población rural que se siente postergada con relación a la urbana, eligió a un candidato de izquierda que es una verdadera incógnita en permanente evolución.
De él se sabe apenas que usa un amplio y vistoso sombrero ranchero, pero poco se conoce de su posición, pese a los numerosos vínculos que tiene con la extrema izquierda.
Varios ministros han tenido que renunciar por declaraciones contrarias a las del mismo presidente Castillo o por causas de corrupción pública.
Así las cosas, después de cinco meses de reconocido su triunfo e instalado en el Palacio presidencial, aún no consigue comenzar propiamente una administración que merezca el nombre de tal.
Estas dificultades que encuentra Castillo en Perú, son una muestra de que, aunque los presidentes alineados a esta ideología marxista conquisten el poder político, no por ello consiguen la influencia, ni la confianza de la mayoría de sus respectivas poblaciones.
Argentina
Otro ejemplo de las reacciones que encuentran los intentos de socialización del Continente es lo sucedido en la Argentina.
El gobierno peronista fue duramente derrotado en las últimas elecciones legislativas del noviembre pasado. De acuerdo al periodista Ernesto Tenembaum, las elecciones significaron el “peor resultado del peronismo desde que lo fundó Perón".
El desagrado del ala más a la izquierda del gobierno Fernández se patentó con la ausencia de la vicepresidente, a los actos organizados por el gobierno.
Es indicativo de las sanas reacciones de la opinión pública, el hecho de que, teniendo todo el poder político, el control del judicial y una buena representatividad en el legislativo, el Gobierno de la dupla Fernández haya sido tan duramente castigado por el electorado. Muchos analistas opinan que esta última derrota, puede ser la antesala de tener que dejar el poder en las próximas elecciones presidenciales de 2023.
Colombia.
En esta católica nación, azotada por la guerrilla marxista de las Farc y el ELN, la pugna entre la esperanza y la desesperanza se planteó de modo particularmente grave
En el mes de mayo de este año, de modo enteramente coordinado y siguiendo el mismo esquema de agitación violenta y destructiva realizada en Chile, las fuerzas subversivas de esa nación irrumpieron en las principales ciudades del País, Bogotá, Cali y Medellín.
Alternando entre “manifestaciones pacíficas” y violentas, los organizadores intentaron desprestigiar a las fuerzas policiales para anular la capacidad defensiva del orden público y destruir el Estado de Derecho.
Sin embargo, la reacción de los colombianos fue sensiblemente mayor que la habida en Chile. De modo espontáneo, se organizaron grupos de civiles para apoyar a las fuerzas policiales, lo que evitó el prolongamiento de los actos delictivos y terminó disolviendo tales manifestaciones por falta de apoyo popular.
El próximo mes de mayo, Colombia deberá concurrir a las urnas para elegir un nuevo Presidente. El resultado de esas elecciones podrá garantizar o no la permanencia de esas sanas reacciones en la nación colombiana.
Ecuador: Renovación de la Consagración al Sagrado Corazón.
La pequeña nación del Ecuador, llamada por el Dr. Plinio Correa de Oliveira como el “relicario de América”, dio un nuevo ejemplo de sanidad frente a los intentos de arrastrarla hacia el socialismo de Rafael Correa, eligiendo a un candidato católico, Guillermo Lasso, en las elecciones del 24 de mayo pasado.
El Ecuador ha sido la nación más golpeada por los intentos de arrancar la Fe católica e imponer una “cultura” indigenista y pagana. La actual Constitución, aprobada bajo el gobierno de Correa, es quizá la más avanzada en la ideología de la “plurinacionalidad” y “autonomías territoriales” indígenas.
No obstante, después de su ascensión a la Presidencia, Guillermo Lasso no tuvo dificultad en participar, junto con todos sus ministros, en la renovación de la Consagración del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús, casi un siglo y medio después de que, el gran estadista católico, don Gabriel García Moreno, la decretara, por resolución oficial, el 25 de marzo de 1874.
La renovación de la consagración al Sagrado Corazón no es un mero hecho político. Ella representa un vínculo sobrenatural entre el Hijo de Dios y un pueblo del conjunto de naciones nacidas a la Fe en el “Continente de la esperanza”.
Conclusión: Vigilancia y oración
Si tuviésemos que sintetizar este año en dos palabras, diríamos que fue un año de combate y de esperanzas.
Combate con las fuerzas anticristianas, que, bajo el nombre de socialismo laico, de “plurinacionalidad tribalista” y de teología de la liberación o teología del pueblo, intentan arrastrar al Continente, como un todo, hacia las utopías igualitarias y libertarias más extremas del proceso revolucionario.
Sin embargo, a medida que ellos avanzan suscitan reacciones sanas que parecían dormidas y que surgen con más energías que lo que se esperaba.
Del resultado de este enfrentamiento -entre la esperanza que nace de la Fe y la desesperanza que es el fruto del socialismo- dependerá el futuro cristiano de América Hispana.
Hacemos votos a Nuestra Señora de Guadalupe, para que proteja a sus hijos en este “Proelium Magnum” y les confiera la victoria final, de modo que, en este Continente de la “esperanza” se realice el Reino de Su Corazón Inmaculado, conforme Ella misma lo prometiera en Fátima.
[i] El nombre Runasur viene de la palabra “runa”, que en quechua quiere decir “persona, ser humano”. En ese sentido, la Runasur sería una “Unasur de los pueblos” y organizaciones populares. El bloque, además de su sede central en Bolivia, tendría cuatro subsedes en otras partes de Sudamérica. Cfr. https://www.latercera.com/la-tercera-sabado/noticia/runasur-el-bloque-sudamericano-que-impulsa-evo-morales/VUV3MRQPYBGSXKXM5OVUELOSUE/
[ii] Cfr. Catolicismo, N° 355-356 julio Agosto, 1980.
https://www.pliniocorreadeoliveira.info/Noite%20Sandinista_198008.pdf
[iii] Cfr. https://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/pont-messages/2021/documents/20211016-videomessaggio-movimentipopolari.html
Fuente: https://catolicismo.com.br/Acervo/Num/0853/P40-41.html