14 de enero, 2020

 

 

 

 

Jose Antonio Kast
Presidente Partido Republicano


Si un Gobierno, que supuestamente tiene el monopolio del uso de la fuerza y la autoridad para conducir procesos complejos, y otros no tan complejos como la rendición de un examen para acceder a la Universidad, no es capaz de superar esta prueba, es difícil verlo enfrentando desafíos más exigentes.


Hay algunas personas que creen que el Estado tiene que resolver todos los problemas. Depositan su fe ciega en un Estado gigante, que tiene que construir, fiscalizar, educar, entrenar, intermediar, etc. A pesar de la enorme evidencia que demuestra que el Estado omnipresente y omnipoderoso es un fracaso, y que ha fracasado en los distintos experimentos comunistas y socialistas en el mundo, sinceramente muchas de esas personas siguen creyendo en esa utopía.

Afortunadamente para quienes creemos y defendemos lo contrario, de cuando en cuando se dan estos hitos que demuestran la absoluta precariedad del Estado y la ineficiencia en la organización, pero también en el carácter que deben demostrar los órganos públicos para defender principios tan fundamentales como la libertad y la igualdad de oportunidades. Algo de eso hay en lo que ocurrió la semana pasada con la Prueba de Selección Universitaria. Si un Gobierno, que supuestamente tiene el monopolio del uso de la fuerza y la autoridad para conducir procesos complejos, y otros no tan complejos como la rendición de un examen para acceder a la Universidad, no es capaz de superar esta prueba, es difícil verlo enfrentando desafíos más exigentes.

Luego de varios años de estudio, de esfuerzo, de angustias y postergaciones, miles de jóvenes rendían la prueba de admisión universitaria, un paso necesario e indispensable para poder postular a la Universidad y empezar su carrera académica y profesional. La PSU no es perfecta, todos lo sabemos. Pero es el instrumento que tenemos y sobre el cual teníamos que trabajar los cambios, para poder seguir mejorando las oportunidades de educación de nuestros hijos. Pero un grupo de vándalos, apoyados por la izquierda más radical, hicieron todo lo posible por boicotear el proceso de rendición de la PSU y lograron perjudicar a miles de jóvenes en distintas pruebas, y cancelar por completo la prueba de historia.

¿Cómo mejoraron esas acciones a la PSU? ¿Cómo se mejoran las oportunidades de acceso a la Universidad? ¿Cuál es el aporte de esta insurrección organizada y tolerada por el Estado? Ninguno. Simplemente lo hicieron por dañar y destruir, por perjudicar a sus compañeros que se esforzaron a lo largo de cuatro años y que tenían depositados sus sueños y esperanzas en estos días tan fundamentales. Muchos de ellos no tendrán una nueva oportunidad. No pueden seguir postergándose porque tienen que trabajar para ayudar a sus familias o para pagarse los estudios. Para ellos la PSU no es un simple instrumento, es su pasaporte a un mejor futuro. Futuro que hoy se ve mucho más oscuro, mucho más incierto.

Hoy es momento para estar con las familias más afectadas y para que padres e hijos hagamos una reflexión sobre la sociedad chilena y sobre la violencia que estamos viendo. Espero que el Gobierno entienda también el grave daño de este proceso de rendición de la PSU y asuma su responsabilidad en garantizar un proceso que jamás debió haberse suspendido.

Hoy por hoy, el Estado, el Cruch y el Demre solo tenían una misión: asegurarle a todos esos jóvenes chilenos que podían rendir la prueba en paz y tranquilidad. Pero no fueron capaces y les falló, al igual que el Estado que ha sido incapaz de detener los saqueos, las barricadas y de reinstaurar el estado de derecho en cada uno de los lugares que ha sido vulnerado a lo largo del país.

 Fuente: https://ellibero.cl/opinion/jose-antonio-kast-psu-estado-fallido/

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