19 de noviembre, 2019

 

 

 

 

José Antonio Kast 

Si optáramos por el camino fácil y por rendirnos a la izquierda, habríamos estado sentados en el Congreso, junto a la UDI y al Frente Amplio, firmando para apoyar una nueva Constitución. No lo hicimos porque estamos convencidos de lo que creemos y de cómo tenemos que defenderlo.


40 años han pasado del Plebiscito de 1988 y la historia nos somete a una nueva coyuntura: apoyar o rechazar el pacto político que el Gobierno, la izquierda y la centroderecha han acordado como vía para salir de esta crisis de violencia social. Al menos yo, no tengo dudas: vamos a decir que No. Porque me parece impresentable que el futuro constitucional de Chile sea definido a través del chantaje de los grupos más violentistas que nos pretenden imponer un modelo de Constitución y desechar las bases fundamentales e institucionales que han permitido el éxito de Chile y de los chilenos.

La Constitución es una norma fundamental que ha permitido que Chile, en los últimos 40 años, se haya convertido en el país más exitoso de Latinoamérica, haya reducido la pobreza drásticamente, haya bajado la desigualdad, haya aumentado el crecimiento de manera exponencial, sea el país comercialmente más abierto y conectado del mundo; el más seguro, estable y confiable de Latinoamérica. Sin duda a Chile le falta mucho. Hay desigualdad, hay pobreza, hay desesperanza; este exitoso modelo chileno también ha traído consecuencias negativas para parte de la población. El endeudamiento, la calidad de vida y las presiones que sufre la clase media en su día a día son muestra de ello.

¿Voy a resolver esos problemas cambiando la Constitución? ¿Mágicamente las pensiones van a subir y la gente va a ser más feliz si lo dictamino en un acuerdo? No creo.

Pero además, el estallido de violencia que generó esta discusión nos pone en una falsa disyuntiva: o firmamos un acuerdo o la violencia no cesa. Un demócrata no puede aceptar eso ni menos someterse a la imposición de una minoría radicalizada. La violencia se enfrenta con decisión y bajo el amparo de la ley, no negociando ni cediendo principios y convicciones.

Nosotros vamos a liderar la campaña del No, porque creemos que es una tremenda oportunidad para mostrar los éxitos y logros de los últimos 40 años, y concentrarnos en los temas pendientes y en las injusticias aún presentes. Será una campaña positiva y propositiva, que buscará demostrar que la Constitución le sirve a Chile y que necesitamos hacer muchos cambios que no requieren de un cambio constitucional y que son prioridad para las personas.

Hoy, nuestro punto de partida según las encuestas favoritas de La Moneda es de un 10%. Aunque perdamos 90 a 10, o 51 a 49; seguiremos trabajando con más fuerza para participar y elegir constituyentes; y si perdemos de nuevo trabajaremos con más fuerza en el último plebiscito. Puede ser una lucha impopular. Puede ser que los números están en contra. Pero para eso estamos.

Si optáramos por el camino fácil y por rendirnos a la izquierda, habríamos estado sentados en el Congreso, junto a la UDI y al Frente Amplio, firmando para apoyar una Nueva Constitución. No lo hicimos porque estamos convencidos de lo que creemos y de cómo tenemos que defenderlo. También, porque tenemos la convicción de que millones de chilenos rechazan la violencia, están orgullosos de los avances del país y que quieren que siga creciendo, con unidad, estabilidad y progreso, sin dejarse manipular por las minorías que gritan más fuerte.

Fuente: https://ellibero.cl/opinion/jose-antonio-kast-vamos-a-decir-que-no/

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