martes, 7 de mayo de 2019

 

 

 

Hoy en "El Mercurio Hace 30 Años" aparece la noticia de que el candidato presidencial Hernán Büchi viajó a Lima a entrevistarse con Mario Vargas Llosa, candidato presidencial peruano en esa época.

Eso tiene su historia y la conozco por dentro. El ministro de Hacienda del presidente Pinochet, Hernán Büchi, era no sólo exitoso sino muy popular. En las encuestas de opinión de fines de 1988 los aventajaba a todos y, desde luego, a Patricio Aylwin. Como venían elecciones presidenciales en diciembre de 1989, fue el candidato natural del Sí. 

Renunció a Hacienda y se puso en campaña. Inmediatamente "lo rodearon" políticos de derecha. Le oí a Hernán en ese tiempo expresar admiración por un nuevo amigo que había hecho, Andrés Allamand. "Mal presagio", me dije, pues éste, entonces, antes y después, hasta hoy, es un político que empuja a la derecha hacia el centro y la izquierda. Desde luego, entonces le recomendó a Büchi llamar a un joven empresario de la DC, Sebastián Piñera, que ya había hecho quebrar a un banco, como jefe de su comando de campaña. 

El viaje a Lima a entrevistarse con Vargas Llosa fue de las primeras ideas de Piñera, para ganar figuración. Su especialidad. Con su hiperactividad "volvió loco" a Büchi, un tipo de natural tranquilo, y le aconsejó distanciarse de Pinochet, haciéndolo declarar que no lo mantendría como comandante en jefe del Ejército. Lo hizo repetir las consignas comunistas sobre "atropellos a los derechos humanos". Deslealtad y sumisión al eslogan comunista, rasgo típicos de Piñera, que no eran de Büchi. 


Los partidarios de éste no podíamos entenderlo y él tampoco, hasta que declaró hallarse en "contradicción vital" y renunció a su candidatura. Después volvió, ya sin Piñera, pero el daño estaba hecho. Éste fue candidato a senador junto conmigo y sufrí todas sus zancadillas y triquiñuelas. E hizo hacer a Büchi cosas horribles contra mí, siendo que el mismo Büchi me había pedido ser candidato a senador. Por ejemplo, cuando Piñera cumplió 40 años, en 1989, hizo a Büchi aparecer en un aviso en los diarios diciéndole a él "Feliz Cumpleaños, Senador", lo que implicaba darme a mí por derrotado de antemano. Büchi no quería, pero, bajo presión, cedió a anunciar públicamente que yo no sería elegido. Después Piñera hizo aparecer a los tres principales ex senadores derechistas de siempre, Jarpa, Bulnes y Pedro Ibáñez, en un aviso en que llamaban a la derecha a votar por él y no por mí, por razones falsas que me hicieron un inmenso daño. A los tres les sacó la aprobación del aviso con fórceps, pero se la dieron. Cuando, a raíz del aviso, renuncié al Consejo de la Fundación Adolfo Ibáñez donde don Pedro me había nombrado, él me preguntó la razón, se la dí, y no recordaba siquiera el aviso.


Después Büchi perdió la elección, yo también y Piñera salió senador. Ayudó en lo que pudo a Aylwin y Aylwin lo ayudó a él a quedarse con las acciones de Corfo en Lan, lo que fue la base de su fortuna, base que mantiene hoy en paraísos fiscales, ya traspasada a sus hijos y nietos, todo con el visto bueno de Impuestos Internos, cuyo director, nombrado por Bachelet, se mantiene, por supuesto, en el cargo.

El mayor daño que ha hecho Piñera en 30 años ha sido traicionar a los militares. Ha comprado completo el paquete propagandístico comunista en contra de ellos, ha sido el mayor impulsor de querellas y coautor de la prevaricación contra ellos y en el 40° aniversario del 11 insultó a los partidarios del Sí, que fueron los que lo llevaron a él como candidato presidencial y votaron para elegirlo, y los llamó "cómplices pasivos" de violaciones a los derechos humanos.

Pero la única "complicidad" inmoral de la derecha ha sido con Piñera en su traición a los militares, a la verdad histórica y a sus principios.

Hoy hay más de 200 Presos Políticos Militares. El mayor escándalo de nuestra historia política y judicial, con derivaciones económicas vergonzosas y multimillonarias. La izquierda, con el concurso del oficialismo, modificó la ley de libertades condicionales para impedírselas a esos presos. Ha sido la enésima traición de Piñera contra ellos, tras impulsar más de mil querellas ilegales, trasladar a oficiales a un penal peor en medio de la pedrea comunista (avisada de antemano) y tras negarle el indulto a un general inocente y enfermo terminal, Odlanier Mena, que por eso se suicidó.

Al cumplirse 30 años de daño profundo de Piñera a una derecha que ha perdido por completo la moral y los principios (tanto que, por eso, RN y la UDI debieron modificar sus Declaraciones de Principios), la opinión pública lo repudia mayoritariamente en las encuestas y su apoyo apenas supera un tercio. Es que decidió monopolizar las pantallas, los micrófonos y los titulares en tal grado (pues este gobierno es de Piñera, por Piñera y sólo para Piñera) que la gente vio a toda hora su imagen y lo que vio trasuntaba un alma que no le gustó. Por eso, junto con monopolizar el escenario, cayó en picada en las encuestas.

Hoy se cumplen 30 años de su acción corrosiva y destructiva de la derecha chilena, que ya estuvo al borde de la desaparición al apoyar a otro DC, Frei Montalva, en 1964-65 y también fue traicionada por éste,  pero no aprendió.

La crisis moral de la derecha por adherir a Piñera merece capítulo aparte y la he caracterizado como una de la "miserias morales de la chilenidad actual". Comenzó hace 30 años en un día como hoy cuando Allamand se lo recomendó a Büchi y éste comenzó a seguir sus consejos, lo que fue su perdición.


La misma que mantiene hoy a la derecha --y ojalá fuera nada más que a la derecha (sólo lea los diarios)-- en medio de la mayor miseria moral.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

 

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