viernes, 19 de abril de 2019

 

 

Escribo en el día de san Hermógenes, un soldado romano que se convirtió al cristianismo y por ello fue condenado a muerte un 19 de abril de hace aproximadamente dos mil años, junto con su camarada de armas Expedito, hoy más famoso (y por eso se ha quedado con el onomástico) por hacer muchos milagros. Pues Hermógenes, que se sepa, no hace ninguno. 

Pero cuando yo era niño, el santoral decía claramente que el 19 de abril era san Hermógenes. Con el auge del feminismo, supongo, pasó a ser Santa Ema, desplazando al mártir romano. Hoy ella disputa el onomástico con el santo de los milagros inmediatos que, entre paréntesis, hace unos años me sanó efectiva y expeditamente, previa entrega de un donativo generoso a su memoria, de un tobillo lesionado que me había dejado sin trotar por cerca de dos meses, de todo lo cual informó Las Últimas Noticias en primera página, pues en ese tiempo nadie todavía había vetado mi presencia en los medios.
 
Tan san Hermógenes era el 19 de abril que mi bisabuelo, hijo póstumo de su padre Cosme, recibió aquel nombre por haber nacido ese día de 1845 y debido a que su virtuosa madre, doña Loreto Lopetegui Mena, se hallaba tan atribulada por las penurias del parto y el dolor de haber perdido recién a su marido, que delegó en terceras personas el bautizo de su noveno hijo. Éstas se remitieron a elegir el del santo del día, Hermógenes. 
 
"Feón resultó el nombre", se dice que le informó una pariente a la madre, tras consultar el calendario. Y se añade que entonces ella le replicó: "Si Feón es el nombre, Feón le ponemos". Le aclararon que era Hermógenes y así quedó.
 
Pero hoy quiero llamar la atención sobre otra fecha: el 29 de enero de 2450. Es la que, mediante reciente oficio, el alcaide del Centro de Cumplimiento Penitenciario de Punta Peuco le ha comunicado al brigadier (r) Miguel Krassnoff, internado allí, lo habilitará para solicitar su libertad condicional. 
 
En esa fecha y ya con 501 años cumplidos, el  brigadier (r) Krassnoff va a estar impaciente esperando que por fin se abran las puertas del penal para él.
 
Esto no es una burla, sino lo que dice la ley, recientemente aprobada por el Congreso y promulgada por el Presidente de la República, y que estableció mayores exigencias, entre ellas haber cumplido dos tercios de su condena en lugar de la mitad, para liberar a los militares que fueron encargados por la mayoría democrática de los representantes del pueblo en la Cámara de Diputados, un 22 de agosto de 1973, de poner término a la situación creada por el régimen de la Unidad Popular.
 
Krassnoff cumplió con el mandato de enfrentar al ejército marxista, al cual tanto temían Eduardo Frei Montalva y Patricio Aylwin en 1973 y respecto del cual el primero decía que "esto se arregla sólo con fusiles" y, dirigiéndose a un general, "ustedes tienen las bayonetas y no las usan"; y al cual Aylwin, a su vez, definía como "milicias armadas con enorme poder militar de que disponía el gobierno y con la colaboración de no menos de diez mil extranjeros que había en este país, pretendían o habrían consumado una dictadura comunista" (NCS News Service y "La Prensa", 19 de octubre de 1973).

El país se pacificó, reconstruyó y volvió a la democracia gracias a lo que hicieron Krassnoff y sus camaradas de armas, y ahora la civilidad chilena, agradecida y benevolente, le dice a él que cuando haya cumplido 501 años, el 29 de enero de 2450, va a poder gozar, pero sólo condicionalmente, de la misma libertad que con su actuación ellos defendieron y preservaron para todos los chilenos. 
 
 
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