4 de octubre de 2024 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


"Para verdades, el tiempo". La recurrente discusión de "cuándo se fregó Chile" la ha zanjado el tiempo. Hoy ya sabemos que fue el 5 de octubre de 1988. En esa fecha se realizó un plebiscito presidencial y el 56 % votó contra la reelección de Augusto Pinochet.

Hubo una intervención extranjera desvergonzada y millonaria que, gracias a la enorme cantidad de dólares dedicados a comprar conciencias de chilenos, dio vuelta a la opinión, que era favorable al "Sí" antes del cohecho. Y éste financió la propagación masiva de una mentira: que si ganaba el "Sí" seguía habiendo gobierno militar.

Si Pinochet hubiera sido reelegido, al final de su segundo mandato, plenamente democrático, en 1997, el PIB per cápita de Chile habría alcanzado al de Portugal y seríamos desarrollados. En algún momento llegamos a tener el 80 % de Portugal. Hoy sabemos que Chile se estancó hace nueve años y esa meta se alejó definitivamente.

Augusto Pinochet fue el último presidente de derecha. Después vino una sucesión de partidarios del "No", hasta hoy, en que estamos sin crecimiento, con miedo y con más de la mitad de la gente convencida de que el país está "mal" o "muy mal" (última encuesta CEP). Cada gobierno del "No" creció menos que el anterior, salvo los de Piñera.

Hoy soportamos un Estado que ha multiplicado su tamaño por diez, que paga sueldos superiores a los de mercado y no soluciona los problemas sino que los agrava, pues impide producir a los saben y pueden hacerlo. 

Los millenials ignoran la historia del pasado próximo, y ni siquiera saben lo que dice el Acuerdo de la Cámara de 22 de agosto de 1973. El fracasado Allende tiene una estatua en lugar preferente y los cerebros han sido tan escrupulosamente lavados que una encuesta de TVN lo designó como el "más grande chileno de todos los tiempos".

Chile hoy es un país fracasado, anquilosado y estancado, con una población muerta de miedo, porque los delincuentes mandan y cobran y los policías son perseguidos por la Justicia. 

Pinochet solucionó los problemas en la Araucanía, donde ganó en 1988 y que hoy es tierra arrasada por el terrorismo. Bajo su mando no había ingreso masivo de inmigrantes clandestinos. Los grupos guerrilleros habían sido derrotados y había cerca de mil subversivos presos. Aylwin los indultó a todos, persiguió a los militares (pero menos que Piñera) y le dio a la extrema izquierda subversiva miles de millones de dólares en beneficios, como los del programa PRAIS, en que basta alegar atropello a los derechos humanos para tener atenciones sociales preferentes que ya se quisiera el común de los chilenos en listas de espera y privados de "patines" para educarse mejor.

Si el sesgado Informe Rettig fue el epítome de la traición de Aylwin contra quienes él mismo había convocado a intervenir en 1973, la barbaridad mayor corrió por cuenta de Lagos y su Informe Valech, tras el cual les dio pensiones vitalicias a 28 mil de los 30 mil sospechosos de terrorismo que habían sido alguna vez interrogados. 

Los EE. UU. y Europa Occidental pueden, entonces, vanagloriarse de haber entregado al comunismo a Vietnam y Camboya y al totalitarismo islámico el Irán, además de haber cohechado al electorado chileno para que, masivamente sobornado, eligiera a la izquierda y recuperara su vocación de subdesarrollo.

Así "el mundo libre" nos fregó. Y lo peor es que considera, junto con cada vez menos chilenos, el 5 de octubre como una fecha para celebrar.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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