17 DE AGOSTO DE 2022 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


La mayor parte del siglo XX Chile fue un país mediocre, generalmente izquierdista y pobre. Lo sé porque nací y viví en él. Cuando era niño, los grandes siempre decían: "¡Qué mala está la situación!" y los chicos preguntábamos qué era "la situación". Cuando llegaron unos buses Reo nuevos para reemplazar góndolas y micros viejas con gente colgando, vi a hombres con navaja tajear los flamantes asientos de cuero verde de los nuevos. Entonces intuí por qué era mala "la situación". En mi madurez ese Chile "difícil" hizo crisis y cuando, en 1973,  parecía que la cosa culminaba y todos nos íbamos al diablo, pues gobernaban quienes justificaban a los que tajeaban asientos, inesperadamente se inició un intervalo lúcido de 17 años, el mundo habló de un "milagro chileno", el país se elevó al primer lugar de América Latina y después hasta entró a la OECD. Pero todavía quedaba gente según la cual estaba "mala la situación".

Lo curioso de ese intervalo lúcido de 17 años fue que se generó porque, como dice el refrán, "mejor discurre un hambriento que cien letrados": pues el 7 de septiembre de 1973 Allende declaraba que sólo quedaba harina para tres días más y la mayoría hambrienta entonces opinaba que para salir de la penuria él debía irse. Personas lanzaban maíz a los cuarteles militares, molestas porque los uniformados no lo sacaban. Los hambrientos discurrieron entonces pedir a sus letrados elegidos al Congreso (me consta, yo era uno de éstos) que conminaran a los militares a sacarlo. Pues fueron sus propias "bases electorales" las que presionaron a Frei Montalva y Aylwin, cuyo partido había llevado a Allende al poder, a cambiar de bando y hasta a decir "esto se arregla sólo con fusiles", el primero, y "Allende se aprestaba a dar un autogolpe... la intervención de las fuerzas armadas no hizo más que anticiparse", el segundo. Después este último se olvidó y lo negó, pero había quedado grabado en video. 

Los militares cumplieron la orden de los letrados instados por los hambrientos el 11 de septiembre. El pueblo estaba feliz y "se levantaban banderas en las poblaciones" (carta de Frei a un hijo suyo). En el barrio alto (hoy "cota mil") descorchaban champagne. Es verdad que después algunas actitudes cambiaron. Bueno, en fin, el resto es historia. 

Pues cuando los otrora hambrientos ya tuvieron qué comer se fueron poniendo exigentes y encontraron que era poco. Los comunistas formaron su grupo revolucionario y azuzaron a la mayoría a rebelarse contra el modelo que les dio de comer, en nombre de la "igualdad sustantiva" y de que era injusto que algunos tuvieran más. Entonces la mayoría de los letrados traicionó a los militares que había convocado a sacar a Allende, los culpó por usar sus fusiles y los metió presos y les pidió perdón a quienes había pedido echar.  Las plumas de izquierda y teleseries reescribieron la historia, los malos pasaron a ser los buenos y viceversa. Y los gobiernos y jueces llenaron escandalosamente de plata a los violentos. Los cerebros fueron completamente lavados y "la situación" culminó con el 78 % del Apruebo y el 55 % de Boric llevado a la presidencia junto con los comunistas. 

Ésa es "la situación" hoy. Volvimos a fojas 1. Todavía queda harina para algún tiempo. No hay aún hambrientos que discurran mejor que cien letrados. Pero desde el poder éstos, a su turno, sólo discurren políticas conducentes a que los haya en el futuro no tan lejano. 

Es cuestión, como dicen los árabes, de sentarse a la puerta de la tienda a esperar que pase el cadáver del enemigo. Lo que sucederá cuando cada hambriento otra vez discurra más que cien letrados. 

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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