2 DE JULIO DE 2022 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Soy distinto a todos los demás chilenos porque pienso. Pues ellos se dividen entre los que votan "Apruebo", los que votan "Rechazo", los que votan "Apruebo para Reformar" y los que votan "Rechazo para Reformar", pero todos están de acuerdo, de izquierda a derecha, en que se debe "Reformar" para hacer "los cambios", que son una sola cosa: sacarles plata a los que tienen más para dársela a los que tienen menos. Como yo pienso, soy contrario a eso. 

Entonces, a diferencia de todos pienso que se debe "Rechazar para Reformar", pero para "Deshacer los Cambios": disminuir la burocracia, bajar sus remuneraciones, que son un 50% más altas que en el sector privado; bajar los impuestos. ¿Alguien ha hecho eso antes alguna vez? Sí, Pinochet lo hizo cuando en 1975 su ministro Jorge Cauas echó al 30 % de la burocracia y cinco años después el país había equilibrado el presupuesto y crecía al 7 % anual.

Lo mismo hay que hacer ahora y habría hecho José Antonio Kast. Y Chile hoy iría como avión para arriba. Pero este pobre país hoy está enfermo de millenialismo, Si no, cómo se explica que la gente, mientras más estudios tiene, vota en mayor proporción por el "Apruebo" ("El Mercurio", 15.06.22). Mientras menos edad tiene, la gente vota más por Boric. 

Hay que "Rechazar para Reformar", pero restableciendo el rol de los uniformados como garantes de la institucionalidad. Pues la única garantía que dan los políticos civiles es que van a violar la Constitución. Ésta ha sido arrasada y ello ha destruido la "rule of law", mal traducida como "estado de derecho". En el Índice de Democracia de The Economist, Chile ha empeorado desde "democracia plena" a "democracia defectuosa". Aquí la Constitución ya no rige: el poder legislativo opera de facto. Por eso el senador Quintana (PPD) reconoce que vivimos bajo "un parlamentarismo de facto". El Poder Ejecutivo ha perdido, también de facto, sus principales atribuciones, que son mantener el orden público y defender la soberanía. Pregúntenle a Otto Wilde, agricultor suizo de la Araucanía que vive en un container porque su fundo de 800 hectáreas está tomado por delincuentes y el Ejecutivo no es capaz de hacerlo desocupar. No hay orden público. Ni tampoco soberanía plena, porque el Wallmapu, como lo designa la ministra del Interior, es de hecho una nación aparte desde la cual la corrieron a balazos cuando quiso visitarla.

Y, por supuesto, así como los poderes Legislativo y Ejecutivo incumplen su misión, el Poder Judicial también incurre en eso, prevarica sistemáticamente y es cómplice de extraer recursos al fisco tras prevaricar impúdicamente, condenándolo a pagar mediante sentencias que atropellan leyes vigentes y expresas.

Hay que Rechazar para Reformar la Constitución y restablecer: 1) El rol de garantes de la institucionalidad de los altos mandos, con derecho a destituir directamente a quienes violen la Constitución. 2) Reconstituir el Consejo de Seguridad Nacional con atribución de los altos mandos de autoconvocarse. 3) Sustituir el actual sistema procesal penal pro-delincuentes por otro pro-víctimas. 4) Establecer constitucionalmente el derecho de la fuerza pública a usar sus armas de servicio ante desórdenes públicos. 5) Restablecer el art.8° de la Constitución de 1980 que ponía fuera de la ley a los totalitarios. 6) Facultar al Tribunal Constitucional para destituir a los jueces prevaricadores.

¿Nadie piensa igual? Entonces yo, que pienso así, no existo. ¿Y qué fue?

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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