30 DE MAYO DE 2022
Hermógenes Pérez de Arce
Como la casi totalidad de los medios cree y repite inventos de la izquierda, el establishment local ha repetido ad náuseam en estos días que, al igual que Jaime Guzmán en la Constitución de 1980, Fernando Atria ha querido imponer un quórum de 2/3 para modificar el texto que salga de la Convención Constitucional. Y alguien ha añadido, como detalle anecdótico, que ambos tienen un tatarabuelo en común que se llamaba Maximiano Errázuriz. (Pasa entre chilenos sin etnia indígena: yo mismo tengo un tatarabuelo en común con mi némesis político, Sebastián Piñera: se llamaba Francisco Antonio Pinto, era general y fue presidente de la República hace casi doscientos años)
La Constitución de 1980, que fue redactada por la Comisión Ortúzar de nueve juristas, uno de los cuales era Jaime Guzmán, despachó un proyecto cuyo capítulo sobre Reforma Constitucional podía ser modificado con 3/5 de los votos. Luego, nunca Guzmán participó en lo de los 2/3, porque su Constitución exigía sólo 3/5.
Cuando en 1989 el entonces ministro del Interior, Carlos Cáceres, me pidió formar parte de una comisión para discutir con otra, representativa de la Concertación de Partidos por la Democracia, un conjunto de reformas que le hiciera posible a este conglomerado someterse a la Carta de 1980, yo le advertí que sí valía la pena negociar porque, con sólo 3/5 de los votos, si llegaba la Concertación al Gobierno y al Congreso, podía modificar el capítulo de las Reformas Constitucionales y a partir de ahí, rebajar todos los quórum de 2/3 que se había reservado para otros capítulos considerados esenciales, como los relativos a los derechos fundamentales, las fuerzas armadas y el Consejo de Seguridad Nacional.
El presidente Pinochet era originalmente contrario a negociar una modificación de la Constitución en 1989, pero finalmente mi argumento sobre la debilidad del capítulo sobre Reforma Constitucional lo convenció. Y por eso, en un almuerzo final que ofreció a su comisión de reforma en La Moneda, medio en broma y medio en serio, me dijo, apuntándome al pecho con su índice. "Todo lo malo que pase después de estas reformas será culpa suya".
Así es que me confieso culpable. Jaime Guzmán no tuvo que ver en eso. "Yo fui". El texto que Jaime preparó, junto a otros ocho miembros de la Comisión Ortúzar, contemplaba sólo 3/5 para modificar el capítulo de Reforma de la Constitución. Entonces los 2/3 de Fernando Atria son similares a los que yo propicié en 1989 y que aprobó el 91,25 % de la ciudadanía en el consiguiente plebiscito ratificatorio de la legitimidad de la Carta actual.
Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/
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