25 DE MARZO DE 2021 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Leyendo en "El Mercurio" la sección "Hace Treinta Años" del 20 de marzo, página A 2, me entero de algo que no sabía: el proyecto de reforma constitucional que permitió a Aylwin indultar a los terroristas de extrema izquierda, incluyendo (contra lo que él había prometido) a autores de delitos sangrientos; proyecto contra el cual habló Jaime Guzmán en el Senado, lo cual le valió su condena a muerte por el Partido Comunista, ¡fue iniciativa de Renovación Nacional!, encabezada por su entonces hacía poco electo senador por Santiago, y de ahí en más principal figura, Sebastián Piñera. 

En efecto, dice la información: "La ratificación de esta iniciativa, que corresponde a una propuesta de Renovación Nacional y que propició el Ejecutivo, significa que el Presidente de la República queda ahora facultado para indultar a condenados por delitos terroristas cometidos antes del 11 de marzo de 1990, que el Parlamento podrá dictar leyes de amnistía y de indultos generales y que, por último, los tribunales tienen la posibilidad de decretar la libertad provisional a procesados por delitos terroristas, consignaba 'El Mercurio'". Aylwin sacó las castañas del fuego con la mano de Piñera, mano que a la vez se quedaba con las acciones que Corfo tenía en LAN.

Nótese que se sumaba a la iniciativa, propiciándola, el mismo Aylwin que por ese tiempo escribía una carta a la Corte Suprema instando a que los tribunales no amnistiaran a los militares antes de la sentencia definitiva. Ahora quedaba él facultado por el proyecto de RN para amnistiar a los terroristas.

Yo siempre había creído que todo había sido obra de Aylwin, pero no: la iniciativa fue de RN, el partido de Piñera. "Política de los acuerdos", la llamaban. Traicionar a los militares mediante el Informe Rettig, sentándolos en el banquillo de los acusados y dejándolos como los únicos culpables (pues el Informe exculpa al otro bando, el de los terroristas de izquierda, denominándolos "particulares obrando por motivaciones políticas"); perdonar y darle mucho dinero a la guerrilla marxista y permitir que Sebastián Piñera comprara baratas las acciones que Corfo tenía en LAN. "Política de los acuerdos" que continúa hasta hoy. Basta ver la franja electoral, en que los RN proclaman "¡estamos de acuerdo!" y los dos grandes tránsfugas pasados al adversario, Desbordes y Lavín, aparecen fotografiados juntos en su marcha hacia el otro bando, el de los que han entregado y siguen entregando el país a la izquierda. 

¡Cuánta razón tenía Jaime Guzmán en 1989 al insistirme, creyendo que yo tenía los votos de la derecha (lo que probó ser falso, porque ella votó mayoritariamente por Piñera), en que fuera candidato a senador en 1989 para derrotarlo, porque, me afirmaba, éste iba a generar un daño irreparable al legado del gobierno militar!

Ni él mismo se imaginaba cuánto daño, sobre todo ahora que los dos candidatos-insignia de RN y UDI se pasan al bando adversario proclamando "¡estamos de acuerdo!" con los grandes disparates que terminarán con los ahorros del país y con el pilar de la capitalización que le permitió a Chile saltar del último lugar del crecimiento en 1973 al primero en 1989. 

Al son de esa marcha aciaga, este pobre Chile actual se rinde a la izquierda mientras esconde el monumento al héroe que en el pasado lo condujo a la victoria. Así yo veo que irremisiblemente se retrotrae a su condición de país rasca de antes del 11, bajo la cual viví la mayor parte de mi vida y ahora espero morir.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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