2 DE FEBRERO DE 2021 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Las siguientes publicaciones de prensa, no desmentidas, dan cuenta de lo bajo que ha caído la justicia de este país en los últimos años:

"La Tercera", 31 de enero, p. 22: "La noticia dio la vuelta al mundo y medios como las BBC informaban a primera hora del 7 de diciembre de 2009 que el ministro Alejandro Madrid confirmaba, mediante un procesamiento, la tesis de magnicidio, es decir, del asesinato planificado del expresidente y líder democratacristiano Eduardo Frei Montalva, a manos de agentes de la dictadura de Augusto Pinochet".

"La Tercera", 29 de enero último, carta del lector Daniel Burgos, no refutada y ni siquiera comentada: "En septiembre de 2017 la expresidenta Bachelet señaló: 'Septiembre es un espejo honesto y crudo en el que año a año nos vamos reconociendo como chilenos. Y este septiembre nos recibe, además, con una verdad a la que fuimos asomándonos de a poco, y que hoy es una certeza: la dictadura perpetró, de la manera más cobarde y vergonzante, el asesinato, el magnicidio del expresidente Eduardo Frei M., tal como ha establecido la justicia'".

Falsedades completas, mentiras rotundas, pero reinantes en nuestra sociedad y que presidieron el negativo juicio, el mal concepto que el país y el mundo se forjaron de un estadista y de un régimen que habían trasladado a Chile desde el último lugar del hemisferio en crecimiento, que ocupaba en 1973, al primero, en 1989; y de estar al borde de una guerra civil a una completa pacificación. Cualquiera fuera el mérito de todo eso, quedaba opacado por la frase,"Sí, pero mandó a asesinar a un expresidente enfermo." 

Los hechos habían ocurrido entre diciembre de 1981 y enero de 1982, cuando murió Frei Montalva a raíz de una intervención quirúrgica desafortunada del doctor Augusto Larraín Orrego, quien, a todo esto, ha resultado intocado durante casi cuarenta años en que se ha culpado de esa muerte a diestra y siniestra y quien ahora, en "El Mercurio" del 01.02.21, saca la voz para decir que no hubo "un punto mal suturado" en la operación que le practicó al expresidente en 1981. Pero entonces, si el paciente estaba tan bien suturado ¿por qué experimentó en su casa, tras la operación, vómitos y malestares extremos y tuvo que volver a la clínica de urgencia, a tratar de ser salvado de la obstrucción intestinal, la septicemia y la necrosis que finalmente le quitaron la vida? 

La senadora Isabel Allende, por su parte, ha relatado cómo estuvo a punto de perder la vida tras haberla operado el mismo doctor Larraín Orrego de un mal idéntico al del ex presidente. Por fortuna para ella, tenía 30 años menos que el exmandatario y resistió todas las siguientes operaciones de urgencia que finalmente la salvaron.

El hecho es que hubo seis personas inocentes y un exgobernante inocente, condenados por la "justicia" chilena, por la opinión pública del país entero y por un mundo mal informado, durante doce años, desde 2009 hasta 2021. Seis inocentes lapidados por los infundios de la prensa y de la expresidenta "en el espejo modesto y crudo en el que año a año nos vamos reconociendo como chilenos". Si es así ¡qué asco reconocernos! ¡Qué país éste que se engaña a sí mismo y engaña a un mundo entero con sus mentiras!

El lector de "La Tercera", Daniel Burgos, se pregunta entonces "si es del todo necesaria una retratación (de Bachelet) o corresponde guardar prudente silencio hasta el fallo definitivo del caso".

Lo segundo, de todas maneras. Estamos en Chile. Guardemos silencio hasta el fallo definitivo, porque cualquier cosa puede pasar. ¿Acaso alguien puede creer que la dictadura judicial roja, tan bien representada por la sala penal de la Corte Suprema durante ya más de quince años de prevaricaciones ostentosas (pues su último fallo apegado a derecho en causas de ex militares data de 2005), no es capaz ahora de salir nuevamente con un engendro judicial como los que le han cargado casi mil años de presidio al condecorado brigadier (r) Krassnoff, recientemente honrado en forma pública por la televisión de su patria de origen, Rusia, donde conocen bien al comunismo? 

Un nieto de Frei, Jorge Frei Toledo, por su parte, ha escrito otra carta a un diario donde, conociendo el fallo absolutorio de la Corte de Apelaciones, insiste en que "el juicio de la historia" ha confirmado el asesinato de Eduardo Frei Montalva. ¿Qué historia? ¿La que quiso armar él con sus dos exdependientes y "expertas toxicólogas" de la municipalidad de Maipú, que inventaron el "envenenamiento", después contradicho y desmentido por todos los expertos serios que examinaron los restos?  

Pero a lo mejor Frei Toledo tiene razón: la justicia roja chilena, tan bien representada en la segunda sala de la Corte Suprema, que ya ha enviado a docenas de inocentes a presidio basada en "ficciones jurídicas", también es capaz de pasar por sobre uno de los fallos mejor fundados de la jurisprudencia nacional y de declarar, una vez más, que "el expresidente Frei Montalva fue asesinado por orden del dictador Augusto Pïnochet".

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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