26 DE MAYO DE 2020 

 

 

 

 


Mi penúltimo blog, titulado "Horrores Judiciales", lo leyeron  hasta ahora menos de mil personas, mucho menos que lo habitual. Como administrador del blog puedo ver cuántas personas me leen. Si bien nunca me he fijado en eso para escribir, porque me motiva defender lo que pienso, no conseguir "rating", me llama la atención que la denuncia fundada de una condena ilegal a presidio perpetuo (la pena máxima en Chile) de personas inocentes, todo un escándalo moral, suscite tan poco interés. Y que ningún medio de comunicación importante haya destacado esa enormidad judicial. A eso llamo "crisis moral".

Y si condenar a personas inocentes a presidio perpetuo ya es de suyo inmoral, más lo es hacerlo con fines de lucro. Pues conozco el proceso y me surge la fundada sospecha de que, ante el fallecimiento del verdadero responsable de los 26 fusilamientos (ilegales y no ordenados por ningúin superior), delito ya prescrito, antes juzgado y amnistiado en los '80, vuelto a abrir ilegalmente en los 2000, y habiéndose entregado ya millonarias indemnizaciones a muchos familiares de los ejecutados, pero no a todos, entonces los jueces de hoy lo que quieren es "igualar" a las familias que se habían quedado atrás "en el reparto de la torta". Y como no pueden ya condenar a fallecidos, simplemente discurren condenar a inocentes que han cometido el error de seguir vivos, aunque no tuvieran nada que ver con los fusilamientos. 

Entre los ahora condenados hay personas que ya están cumpliendo presidio en virtud de anteriores prevaricaciones, de modo que una condena más no les cambia su situación; pero también también hay otras libres que, en virtud del fallo, deberán entrar a cumplir altas condenas por algo que no hicieron.

La mayoría sabe que es inmoral esta justicia "con fines de lucro", pero el país ya se ha acostumbrado a la inmoralidad judicial. La gente en Chile, en efecto, desprecia a los jueces por gran mayoría. Pero, de Piñera para abajo, acata lo que ellos disponen, porque favorece a la extrema izquierda más violenta, que es la que manda en el país. Manda tanto que ya Piñera le entregó hasta la Constitución. Pero la gran mayoría sabe la verdad y, por eso, en una encuesta Gallup de 2016, hecha en cincuenta países, en que se preguntaba a los habitantes de cada uno si confiaban en la justicia nacional, Chile salió penúltimo, con 15 %, superando sólo a Ucrania, con 11 %. En los países nórdicos y el resto de Europa los porcentajes de confianza llegaban al 82 % o poco menos.  

Es decir, nuestra mayoría ciudadana está consciente de que la justicia no respeta las leyes ni la verdad. Pero cohonesta eso y no hace nada al respecto. Si yo escribo sobre eso, prefiere no leerme. No quiere enterarse, porque si se enterara debería hacer algo y eso sería no sólo políticamente incorrecto sino que podría acarrear "funas", insultos públicos y violencia callejera. Por temor a eso, Piñera es coautor activo de la prevaricación de los jueces, al haber interpuesto más de mil querellas contra militares para condenarlos ilegalmente. Y entonces la derecha, que es piñerista en un 80 %, mira para otro lado. Que todo siga como está. Que condenen a inocentes para darle más plata a la extrema izquierda está bien, porque, si no, la extrema izquierda, que ya es violenta, se pondría más violenta. En cambio a los militares se les puede condenar aunque sean inocentes, porque soportan todo y no hacen nada. O, peor aún, se pasan al enemigo y condenan a sus propios camaradas, como lo hizo Cheyre en 2004, cuando culpó a su propio Ejército de "todos los hechos punibles y moralmente reprochables del pasado". De TODOS los hechos, dijo.

Éste es el nudo de la gran crisis moral que vive Chile y que, lamentablemente, va a determinar y modelar los criterios con que se forjará el futuro del país.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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