Gonzalo Rojas
"Veremos a unos y otros miembros de los colectivos y de las identidades descuerarse en defensa de su parcelita, amagada por la ideología de al lado."
Las comisiones de Armonización y de Normas transitorias han tenido un arduo trabajo y han terminado ‘solucionando' problemas mediante algunas pillerías.
Pero lo que ni una ni otra podrán lograr es evitar el choque entre las muy variadas ideologías y mentalidades que fueron capturando la Convención Constitucional.
La nómina es extensa y puede seguir creciendo, porque la imaginación de los iluminados es fecunda: indigenismo, animalismo, victimismo, transhumanismo, decrecionismo, noextractivismo, autonomismo, ecologismo, feminismo, generismo, naturalismo, ateísmo, asambleísmo, veganismo, nonatalismo, pacifismo, etc., etc.
Cada uno de estos supuestos ‘cuerpos de ideas' cuenta con tesis expuestas por numerosos autores, en incontables libros y artículos; cada una de ellas tiene también sus gurús nacionales, algunos de ellos elegidos con el ‘uno coma' por ciento, para imponernos a todos los demás un trozo de sus iluminaciones, un retazo de tela que pretenden pegotear con los otros pedazos que aportan sus colegas.
Siempre han existido esas frazadas que se componen con la costura de numerosos cuadraditos que generosas señoras confeccionan cada una por su cuenta y que, por eso mismo, son un auténtico mamarracho estético. Pero eso es de poca importancia, porque abrigan… hasta que se rompen fácilmente porque las costuras entre los cuadraditos ceden ante los naturales tirones del usuario.
Eso es lo que sucederá si el texto constitucional entra en vigencia: cada una de estas neoideologías y mentalidades entrará en tensión con las restantes. Las costuras cederán. El armado colapsará.
Los animalistas entrarán en conflicto con los indigenistas, por ciertas costumbres alimenticias; las feministas con los generistas, por la determinación de paridad de derechos para más de cien posibles géneros; los victimistas con los asambleístas, quienes no trepidan en imponer sus mayorías circunstanciales; los naturalistas con los transhumanistas, a los que les seduce la tecnología para modificar lo humano, y así, hasta el infinito.
Nada más gráfico para entender lo que sucederá que la disputa tragicómica de hace unos años, cuando se enfrentaron los artistas que defendían una instalación que le permitía al público accionar unas jugueras con pescaditos dentro, con los animalistas, que denigraban esa ‘creativa actividad artística', y defendían la integridad de los peces.
Esta tensión entre neoideologías no solo afecta al texto constitucional, sino que —con independencia de que el proyecto logre ser aprobado— tenderá a pervivir en el tiempo y se hará presente en muchos ambientes y en los dichosos ‘territorios'. Veremos a unos y otros miembros de los colectivos y de las identidades descuerarse en defensa de su parcelita, amagada por la ideología de al lado.
Pero, a la pasada, las neoideologías habrán ayudado a destrozar la unidad de la persona humana y de las instituciones sociales, realidades que están dotadas de un específico modo de ser, de eso que llamamos naturaleza, de eso que no admite posibilidad alguna de radicales contradicciones internas.
Fuente: https://www.elmercurio.com/blogs/2022/06/15/98863/neoideologias-en-contradiccion.aspx
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