11 septiembre, 2024 

 

 

 

 

 

 

por Gonzalo Ibáñez


Habiendo conocido y vivido la situación de Chile en 1973 creo, como afirmaron entonces tanto Frei Montalva como Patricio Aylwin entre muchos otros, que a Chile no le quedó otra alternativa que la rebelión: que era más importante preservar la identidad del país que sacrificar esa identidad al respeto de reglas formales.


El hecho de conmemorar un aniversario más (51) del pronunciamiento militar del 11 de septiembre de 1973 es motivo para muchas reflexiones. Desde luego, para recordar la gravísima situación del Chile de entonces, al borde de la quiebra y de la guerra civil. A buena parte del país -en la cual me incluyo- nos parecía que la única manera de salir de ese mal paso era produciendo un cambio drástico de gobierno, lo cual sólo era posible si las Fuerzas Armadas y de Orden adoptaban la resolución de operar ese cambio. Sin embargo, la doctrina política en boga enseñaba que un gobierno elegido democráticamente quedaba por arriba de esa posibilidad porque se presumía que todo lo que él producía debía reputarse como bueno y correcto.

Es cierto que el gobierno de la época se dio maña, en su estrategia de destrucción del país, para atropellar leyes y la misma Constitución y así dañar su reputación democrática. Y así, también, abrir la posibilidad de intentar su revocación para defender las “reglas de la democracia”. Sin embargo, más allá de este aspecto, al país se le hizo evidente que, por ningún motivo, se podía permanecer indiferente de cara a lo que entonces estaba sucediendo.

Habiendo conocido y vivido la situación de Chile en 1973 creo, como afirmaron entonces tanto Frei Montalva como Patricio Aylwin entre muchos otros, que a Chile no le quedó otra alternativa que la rebelión: que era más importante preservar la identidad del país que sacrificar esa identidad al respeto de reglas formales. Reglas que, como ya lo dijimos, ya eran violadas cotidianamente por el régimen en el poder.

En la historia de nuestra cultura, este es un tema recurrente. Lo trataron, desde luego, Platón y Aristóteles y también, entre los romanos, Cicerón. El cristianismo asume todo este acervo; pero, antes que nada, se preocupa de recordarnos un deber fundamental: “Todos habéis de estar sometidos a las autoridades superiores, que no hay autoridad sino por Dios, y las que hay, por Dios han sido ordenadas, de suerte que quien resiste a la autoridad, resiste a la disposición de Dios, y los que la resisten se atraen sobre si la condenación” (San Pablo, Epístola a los Romanos 13, 1-2).

Pero, frente a ese deber de los ciudadanos, se alza el deber que es propio de los gobernantes. El Obispo Isidoro de Sevilla, a comienzos del siglo VII de nuestra era, lo expresó en sus Etimologías, con singular contundencia, dirigiéndose a los nuevos reinos que se formaban en Europa para reemplazar al Imperio Romano: “Rex eris si recte facias; si non facias, non eris” (Rey será si obrares rectamente; si así no obrares, no lo serás”).  Por lo cual, después, Santo Tomás de Aquino concluirá: “El régimen tiránico no es justo por no ordenarse al bien común, sino al bien particular del regente… Por tanto, la perturbación de ese régimen no tiene razón de sedición…” (S. Th 2-2 q. 42 a.2).

Los requisitos para hacer valer esta opción son importantes: que el daño causado por el mal gobierno sea manifiesto y grave; que se hayan agotado los medios pacíficos para remediarlo; que el daño causado por la rebelión sea menor al que está causando el mal gobierno; que haya razonables posibilidades de éxito y que quienes se rebelan se propongan reestablecer el orden de justicia, paz y bien común. Es lo que, a su modo, recoge también la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 en su Preámbulo: “Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”.

Contra la tiranía y la opresión del marxismo, entonces en el poder, fue que se alzó Chile, detrás de sus Fuerzas Armadas y Carabineros, el 11 de septiembre de 1973.

Fuente: https://ellibero.cl/tribuna/el-derecho-de-rebelion/

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Comentario:

  1. Adolfo dice:

10 septiembre, 2024 en 22:13

El senador Francisco Bulnes, refiriéndose a una conversación sostenida con Eduardo Frei Montalva, quien a la sazón era Presidente del Senado, señaló:

“Frei y yo consideramos el 20 de agosto de 1973, en una larga conversación, que Chile no tenía otra solución que la militar. El análisis que hicimos en esa ocasión nos llevó a la conclusión de que aún en el caso de que Allende renunciara, el substituto no podría gobernar a la nación dado el estado casi caótico imperante”.

En un artículo de Demetrio Infante Figueroa, publicado en El Mercurio de Valparaíso el 10 de septiembre del año en curso, bajo el título “Encuentro inolvidable con Frei”, dice:

“Le indiqué antes de despedirme, déjeme hacerle una pregunta. “Lo que usted quiera”, me contestó. “¿Usted cree Presidente que Chile volverá a ser algún día lo que era como país? ¿Cree que volverá el respeto y la altura de miras que vivíamos en el Senado?”.

Me miró a los ojos y con una faz en extremo seria que tengo fija en mi memoria me respondió: “Yo creo que sí, Demetrio, pero para que eso llegue deberá correr mucha sangre”. Dichas palabras se me grabaron en lo más profundo de mi ser (hasta aquí la cita).

Por nuestra parte agregaremos que efectivamente, como preveía el presidente Frei, corrió sangre; pero fue muy escasa considerando la gravísima situación que se vivía.

Al respecto, el presidente del principal partido, la Democracia Cristiana, Patricio Aylwin, reconocía días después del 11: “La verdad es que la acción de las Fuerzas Armadas y del Cuerpo de Carabineros no vino a ser sino una medida preventiva que se anticipó a un autogolpe de Estado, que con la ayuda de las milicias armadas con enorme poder militar de que disponía el Gobierno y con la colaboración de no menos de diez mil extranjeros que había en este país, pretendían o habrían consumado una dictadura comunista”.

El ex ministro del Trabajo de Frei Montalva y después consejero de Estado durante el Gobierno Militar, William Thayer Arteaga, que pese a haber sido democratacristiano se mantuvo siempre como partidario del régimen militar, relató en sus memorias el siguiente episodio ilustrativo:

“Cuando cayó el gobierno de Allende, Frei me anticipó que asistiría a la misa de la acción de gracias que tendría lugar el 18 de septiembre de 1973 en la Iglesia de la Gratitud Nacional, a la que también concurrirían los ex presidentes Gabriel González Videla y Jorge Alessandri. Frei fue porque, según me dijo, ‘sería un carajo y un cobarde si no asistiera. Los militares nos salvaron la vida y de una degollina’.

“Creo que fue más o menos frente a la Catedral, en la Plaza de Armas, cuando tomando en consideración lo que conversé con Frei, le pregunté en esos días al cardenal Silva Henríquez: ‘Dígame, Eminencia, ¿no cree usted que si no es por los militares a muchos de nosotros nos habrían asesinado?’ Él me respondió: “No sólo a ustedes, sino que a mí también. A todos nosotros”. Fueron las mismas palabras de Frei».

Lo dicho por William Thayer coincide con lo manifestado por el ministro de la Corte Suprema Rafael Retamal a Patricio Aylwin, cuando éste le hizo saber su preocupación por las acciones de las Fuerzas Armadas y Carabineros que afectaban la libertad y los derechos de las personas: «Mire, Patricio: los extremistas nos iban a matar a todos. Ante esta realidad, dejemos que los militares hagan la parte sucia, después llegará la hora del derecho».

También son interesantes las declaraciones de Eduardo Frei durante la entrevista publicada en el diario ABC de Madrid el 10 de octubre de 1973 en la que, entre otras declaraciones dijo: «Los militares han salvado a Chile; el país no tiene más salida salvadora que la gobernación de la Junta; la guerra civil estaba preparada por los marxistas, y esto es lo que el mundo no quiere conocer; es alarmante que en Europa no se enteren de la realidad: Allende dejó la nación destruida».

Finalmente agregaremos que «el senador demócratacristiano Andrés Zaldívar, hoy Presidente del Senado y candidato presidencial de su partido, declaraba a la revista Qué Pasa del 23 de agosto de 1973, refiriéndose a las Fuerzas Armadas: “Creo que son las grandes reservas morales de nuestro país y pueden ser ellas quienes en un momento dado estén llamadas a solucionar las cosas aquí. En eso no hay que tener tapujos y lo demás es ser un hipócrita”».

Adolfo Paúl Latorre
Abogado
Magíster en ciencia política

Fuente: https://ellibero.cl/tribuna/el-derecho-de-rebelion/

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